martes, 6 de febrero de 2024

7 DE FEBRERO. EL NIÑO JESÚS ES HALLADO EN EL TEMPLO ENTRE LOS DOCTORES

7 DE FEBRERO

ES HALLADO EN EL TEMPLO ENTRE LOS DOCTORES

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

7 DE FEBRERO

ES HALLADO EN EL TEMPLO ENTRE LOS DOCTORES

 

1. Hallaronle en el templo[1]. Es creíble que en ninguna otra parte de Jerusalén le buscaron tanto como en el templo. Argüían que allí estaba, en donde sabían tenía el afecto. Aprende, pues, a buscar a JESÚS en el templo; esto es, en la oración. No se halla a la verdad, en la tierra de los que viven deliciosamente[2]. No en el lecho de las delicias de la carne: no en las calles ni en las plazas[3] de las distracciones del mundo; antes bien aquí es donde se pierde. No te vuelvas, pues, en tus aflicciones a las criaturas, sino a la oración, al recogimiento interior de tu espíritu. En él hallarás a JESÚS.

 

2. Sentado en medio de los Doctores, oyéndolos y preguntándoles[4]. Mira otra vez en dónde es hallado Cristo: entre los Doctores. Ninguno es bastantemente sabio para sí en las cosas del alma. Gran sabiduría es preguntar y oír al director del espíritu. Preguntar para saber, oír para ejecutar. Es confundido en su sabiduría el descuidado, aún en saber de este modo, y el presumido de que sabe bastante. Más seguro caminarás con guía que sólo por esta infestada selva del mundo. Así pues: Oye, hijo mío, la enseñanza de tu Padre, para que se añada gracia a tu cabeza[5].

 

3. Se asombraban todos los que le oían, sobre su prudencia y sus respuestas[6]. Veía la Madre los aplausos y la admiración de todos. Mas, aunque viendo al Hijo, concibió en su alma un gozo extraño, le templó su maravillosa modestia; pues al ver tantos aplausos, no hizo con liviandad extremos de alegría, ni se declaró por su madre, siendo así que de esto la podía redundar alguna parte de su gloria. ¿Acaso tú lo haces también así? ¿No das a entender bien lo que te puede traer alabanza de los hombres? ¿No te jactas de ello alguna vez? ¿No hablas con gusto de tu prosapia, de tus hechos? Mendigas así una alabanza vana, y pierdes la verdadera.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Luc., 2.

[2] Job, 28.

[3] Cant. 3.

[4] Luc., 2.

[5] Prov. 1.

[6] Luc., 2.