SE METIÓ CON ELLOS EN LA BARCA, Y CESÓ EL VIENTO. Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Comentarios al Evangelio
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
Marcos
6, 45-52
Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir en la barca para que pasasen
antes que El al otro lado del lago, hacia Betsaida, mientras El despedía al
pueblo. Así que les despidió retiróse a orar en el monte. Venida la noche, la
barca estaba en medio del mar, y El solo en tierra. Desde donde viéndolos remar
con gran furia (por cuanto el viento les era contrario) a eso de la cuarta vela
de la noche vino hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo ademán de pasar
adelante. Mas ellos, como le vieron caminar sobre el mar, pensaron que era
algún fantasma, y levantaron el grito; porque todos le vieron y se asustaron.
Pero Jesús les habló luego, y dijo: "Buen ánimo; soy yo: no tenéis que
temer". Y se metió con ellos en la barca, y cesó el viento. Y más se
pasmaban en su interior pues que no habían hecho reflexión sobre el milagro de
los panes; porque su corazón estaba aún ofuscado. (vv. 45-52)
Glosa
Con el
milagro de los panes muestra el Señor que es el autor de todas las cosas;
andando sobre las aguas nos hace ver que su cuerpo estaba libre del peso de
todo pecado, y, calmando los vientos y sosegando la furia de las olas, que
domina sobre los elementos. Por esto dice: "Inmediatamente obligó",
etc.
Pseudo - Crisóstomo
Despidió al
pueblo con su bendición y después de curar algunos, obligó, pues, a sus
discípulos, porque no les era fácil separarse de El, ya por su extremado afecto
hacia El, ya porque dudaban de cómo vendría hasta ellos.
Beda, in Marcum, 2, 27
Mas se dirá con razón cómo es que San Marcos refiere que, verificado el milagro de los panes, fueron los discípulos atravesando el mar a Betsaida, siendo así que parece decir que fue en el mismo Betsaida donde se realizó el milagro. Pero podemos entender que San Lucas dijo: "En el desierto", que es Betsaida, para designar, no el interior de la misma ciudad, sino los lugares desiertos pertenecientes a ella; y San Marcos dice: "Para que pasasen antes que El hacia Betsaida", en donde está dicha ciudad.
"Así
que les despidió".
Pseudo - Crisóstomo
En este
pasaje hay que considerar a Cristo sólo en cuanto a hombre. El nos enseña con
esto a ser asiduos en la oración.
Teofilacto
Despedida la
gente sube a orar, porque la oración exige reposo y silencio.
Beda, in Marcum, 2,28
No todo el que ora sube al monte, sino sólo el que ora bien y busca a Dios orando. El que en la oración pide riquezas, honores mundanos, o la muerte de su enemigo, quedándose en lo más bajo hace viles las preces que dirige a Dios. San Juan nos declara porqué el Señor despidiendo al pueblo subió a orar al monte, diciendo: "Por lo cual, conociendo Jesús que habían de venir para llevársele por fuerza, y levantarle por rey, huyóse El solo otra vez al monte" ( Jn 6,15).
"Venida
la noche -prosigue- la barca estaba en medio del mar", etc.
Teofilacto
Permitió el
Señor que peligrasen sus discípulos para que sufriesen en algo, y no los
asistió en seguida, sino que los dejó en el peligro toda la noche, a fin de
enseñarles a esperar con paciencia, y de que no se habituasen a recibir socorro
inmediato en sus tribulaciones. "Y viéndolos remar con gran fatiga",
etc.
Pseudo - Crisóstomo
La Sagrada Escritura divide la noche en cuatro vigilias, y a cada una de éstas en tres horas: la cuarta es la que sigue a las nueve, esto es, las diez o la hora siguiente.
"E hizo
ademán de pasar adelante".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,47
¿Cómo
pudieron entenderlo así, sino porque iba en sentido contrario? Quería El
pasarles como si fueran extraños, puesto que no le reconocían juzgándole un
fantasma. "Mas ellos, como le vieron caminar sobre el mar, pensaron que
era algún fantasma", etc.
Teofilacto
Es de
observar que cuando debía Cristo remediar los peligros que los amenazaban, les
causa mayor temor, pero al punto los animó con su voz. "Pero Jesús -dice-
les habló luego, y dijo: Buen ánimo, soy yo; no tenéis que temer".
San Juan Crisóstomo, homilia in Matthaeum, hom.50
En el
instante, pues, le conocieron por la voz y cesó su temor.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 47
¿Por qué
había de querer pasar adelante, confirmándoles así en su temor, sino para venir
en su auxilio después de que gritando se manifestaron aterrados?
Beda, in Marcum, 2, 28
Teodoro
Faraditano, obispo en otro tiempo, escribió que el Señor, según la carne no
tenía peso específico, y que así había andado sobre el mar; pero la fe católica
afirma lo contrario, como dice Dionisio
Pseudo - Dionisio, de diuinis nominibus, 2
: Ignoramos
cómo sin mojarse los pies y teniendo peso natural anduvo sobre la sustancia
húmeda e inconsistente.
Teofilacto
Con su
entrada en la barca calmó el Señor después la tempestad: "Y se metió
-dice- con ellos en la barca, y cesó al instante el viento". Gran milagro
es ciertamente que el Señor ande sobre el mar; pero la tempestad y el viento
contrario lo hicieron mayor todavía. Los apóstoles, pues, que no habían
comprendido bien el poder de Cristo en el milagro de los cinco panes, ahora le
conocen perfectamente en el milagro del mar. "Con lo cual -prosigue-
quedaron mucho más asombrados; y es que no habían hecho reflexión", etc.
Beda, in Marcum, 2, 28
Admiraban en verdad los discípulos, aún carnales, la grandeza de tanta virtud, y no podían sin embargo, conocer todavía en El la verdad de la majestad divina. "Porque su corazón estaba aún ofuscado".
En sentido
místico, el trabajo de los discípulos remando y el viento contrario señalan los
trabajos de la santa Iglesia, la cual entre las olas del siglo enemigo y el
aliento de los espíritus inmundos se esfuerza por llegar al descanso de la
patria celestial. Con razón, pues, se dice que la barca estaba en medio del
mar, y El sólo en tierra, porque nunca ha sido afligida la Iglesia con tanta
persecución de los gentiles; de modo que no parecía sino que su Redentor la
había abandonado del todo. Pero ve el Señor a los suyos luchar en el mar, y
para que no desfallezcan en las tribulaciones, los fortifica con una mirada de
su misericordia, y algunas veces los libra del peligro de un modo manifiesto.
Llega a ellos a la cuarta vigilia, al aproximarse el día, porque cuando el
hombre eleva su espíritu a la luz del auxilio superior, encuentra allí al Señor,
y amainan los peligros de las tentaciones.
Pseudo - Crisóstomo
O bien la
primera vigilia es hasta el diluvio, la segunda hasta Moisés, la tercera hasta
la venida del Señor y la cuarta cuando vino y habló a sus discípulos.
Beda, in Marcum, 2, 28
Muchas veces
parece que el piadoso Cielo ha abandonado a los fieles que se hallan en
tribulación; de modo que se podría juzgar que Jesús quiso pasar adelante de los
discípulos que luchaban con el mar. Y aun hay herejes que juzgan que el Señor
era un fantasma, y que no tomó de la Virgen carne verdadera.
Pseudo - Jerónimo
"Y les
dijo: Buen ánimo; soy yo", porque le veremos tal como es. Cesó el viento y
la tempestad al sentarse Jesús en la barca, para imperar en ella, como en la
Iglesia universal.
Beda, in Marcum, 2, 28
Al punto que está en cualquier corazón por gracia de su amor, cesan las luchas promovidas por las pasiones, el mundo y los espíritus malignos.
53-56
Atravesando, pues, el lago, arribaron a tierra de Genesaret, y abordaron allí.
Apenas desembarcaron, que luego fue conocido. Y recorriendo toda la comarca
entera, empezaron (las gentes) a sacar en camillas a todos los enfermos,
llevándolos a donde oían que paraba. Y doquiera que llegaba, fuesen aldeas, o
alquerías, o ciudades, ponían los enfermos en las calles, suplicándole que les
dejase tocar siquiera el ruedo de su vestido; y todos cuantos le tocaban
quedaban sanos. (vv. 53-56)
Glosa
Después de
haber expuesto el evangelista el peligro que habían corrido los discípulos en
el mar, y cómo fueron salvados, refiere ahora a dónde llegaron, diciendo:
"Atravesando, pues, el lago".
Teofilacto
Después de
largo espacio de tiempo, arribó el Señor a dicho lugar; y por esto dice el
evangelista: "Apenas desembarcaron, que luego fue conocido", es
decir, por los habitantes.
Beda, in Marcum, 2, 28
Lo
conocieron por su nombre, no por el rostro; o acaso lo conocieron muchos por la
grandeza de sus milagros y por su rostro. Observemos cuánta era la fe de los
hombres de la tierra de Genesaret, que no se contentan con tener ellos la
salud, sino que avisan a otros pueblos de las inmediaciones, para que se
apresuren a venir al médico. "Y recorriendo toda la comarca entera,
empezaron las gentes a sacar en andas", etc.
Teofilacto
No le
invitaban a que fuese a curar a las casas, sino que le llevaban ellos mismos
los enfermos. "Y donde quiera que llegaba, fuesen aldeas, o casas de
campo", etc. El milagro de la mujer del flujo de sangre había llegado a
oídos de muchos, y les inspiraba mucha fe, por la cual sanaban.
Beda, in Marcum, 2, 28
En sentido
místico, debemos entender por la franja de su vestido el menor de sus
preceptos, porque el que lo quebrante será llamado el menor en el reino de los
cielos; o el asumir nuestra carne, por lo que tenemos acceso al Verbo de Dios,
y gozaremos después de su Majestad.
Pseudo - Jerónimo
Lo que sigue: "Y todos los que le tocaban quedaban curados", se cumplirá cuando cese el gemido.