"ESTE ES MI HIJO MUY AMADO". Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
SÁBADO DE LAS TÉMPORAS DE CUARESMA
Comentarios al Evangelio
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
Mateo
17, 01-04
Y después de seis días, toma Jesús consigo a Pedro, a
Santiago y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto. Y se
transfiguró delante de ellos. Y resplandeció su rostro como el sol; y sus
vestiduras se volvieron blancas como la nieve. Y he aquí les aparecieron Moisés
y Elías hablando con El. Y tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: "Señor,
bueno es que nos estemos aquí: si quieres hagamos aquí tres tiendas: una para
Ti, otra para Moisés y otra para Elías". (vv. 1-4)
Remigio
Seis días
después el Señor realizó, en la transfiguración sobre la montaña, la promesa
que había hecho a los discípulos de su aparición gloriosa. Por eso se dice:
"Y después de seis días, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a
Juan", etc.
San Jerónimo
Mas pregunto
yo: ¿cómo se pone después de seis días, mientras que San Lucas pone ocho? Pero
la contestación es fácil. Porque aquí se habla de los días intermedios,
mientras que Lucas cuenta también el primero y el último.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,1
El Señor
espera que pasen seis días y no lleva inmediatamente a sus discípulos a la
montaña, con el objeto de que los demás discípulos no abriguen sentimiento
alguno de envidia, o bien para que llenos de vehementes deseos durante ese
tiempo, los que habían de subir se acercaran con más ardor de su alma.
Rábano
Mas con
razón les manifestó su gloria después de seis días, porque después de las seis
edades o épocas del mundo tendría lugar su resurrección.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
O también,
porque este mundo fue hecho visible en seis días completos y el que penetra
todas las cosas del mundo, es el que puede subir a las altas montañas y
contemplar la gloria del Verbo de Dios.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,1
Tomó El a
esos tres discípulos porque eran los que ocupaban los tres puestos más
elevados. Ved como San Mateo no oculta esa preferencia de los tres discípulos,
ni tampoco San Juan, que hace mención de las principales alabanzas de Pedro: no
conocían los apóstoles ni la emulación ni la vanagloria.
San Hilario, in Matthaeum, 17
También se
significa en los tres que tomó consigo la futura elección de los pueblos,
atendido el triple origen de Cam, Sem y Jafet.
Rábano
O también
lleva consigo solamente tres, porque son muchos los llamados y pocos los
elegidos. O también porque los que conservan ahora en su alma pura la fe de la
Santa Trinidad, gozarán después de su visión eterna.
Remigio
El Señor,
para manifestar a sus discípulos la gloria de su felicidad, los lleva al monte.
Por eso sigue: "Y los lleva a un monte", etc. En esto el Señor nos
enseña que es preciso, para todo el que desea contemplar a Dios, no estar
enfangado en los bajos placeres, sino levantar su alma a las cosas celestiales
mediante el amor de las cosas superiores. También a sus discípulos, les enseña
que no deben buscar la gloria de su beatitud divina en las regiones bajas del
mundo, sino en el reino de la beatitud celestial. Y son llevados separadamente,
porque todos los santos están separados con toda su alma y por la dirección de
la fe de toda mancha y serán separados radicalmente en el tiempo venidero, o
también porque muchos son los llamados y pocos los elegidos.
Sigue:
"Y se transfiguró", etc.
San Jerónimo
El Señor
apareció a los apóstoles como estará en el día del juicio. No se crea que el
Señor dejó su aspecto y forma verdadera, o la realidad de su cuerpo y que tomó
un cuerpo espiritual. El mismo evangelista nos dice cómo se verificó esta
transfiguración en estas palabras: "Resplandeció su rostro como el sol y
sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve"; estas palabras nos
manifiestan que su rostro resplandecía y que sus vestiduras eran blancas. No
hay cambio, pues, en la substancia, el brillo es lo que había cambiado. El
Señor efectivamente se transformó en aquella gloria, con que vendrá después a
su Reino. La transformación le dio esplendor, mas no le quitó la figura.
Supongamos que su cuerpo hubiese sido espiritual, ¿cómo se cambiaron sus
vestiduras? Porque se pusieron tan blancas, que, según otro evangelista ( Mc
9), ningún lavandero de la tierra las podría poner tan blancas. Todo esto es
corporal y apreciado por el tacto y no espiritual que ilusiona la vista y es
sólo un fantasma.
Remigio
Y si el
rostro del Señor resplandeció como el sol y el de los santos resplandecerá
también como el sol, ¿será, por ventura, igual el resplandor del Señor y el de
sus siervos? De ninguna manera; sino que como no hay cosa que brille tanto como
el sol, se vale de él como comparación de la resurrección futura y por eso dice
que el rostro del Señor y el de los santos brillarán como el sol.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
En sentido
místico aquel que, según lo que hemos dicho, ha pasado seis días, ve a Jesús
transfigurado delante de los ojos de su corazón. Porque el Verbo de Dios tiene
diversas formas y se manifiesta a cada uno bajo la forma que conviene al que se
manifiesta y a ninguno se manifiesta de una manera distinta de la que cada uno
puede recibir. Por esta razón no dijo: se transfiguró simplemente, sino delante
de ellos. Porque comprenden simplemente en los Evangelios a Jesús aquellos, que
no suben por el ejercicio de las virtudes espirituales al monte elevado de la
sabiduría; pero los que suben, le conocen no ya según la carne, sino como Verbo
de Dios. Delante de éstos se transfigura Jesús, mas no delante de aquellos que
viven entregados a la vida de la tierra. Y éstos, delante de los que se
transfigura Jesús, son hechos hijos de Dios, y se muestra Jesús a ellos como el
sol de justicia y con vestiduras brillantes como la luz. Estas vestiduras, de
que se cubre Jesús, son los discursos y los escritos evangélicos, por los que
los apóstoles han expresado sus misterios.
Glosa
O también
significan las vestiduras los santos, de quienes dice Isaías ( Is 49,18):
"Te vestirás como con un vestido de todos ellos". Son comparados con
la nieve porque brillarán con la blancura de la virtud y estarán lejos del
fuego de las pasiones.
Sigue:
"Y he aquí les aparecieron Moisés", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.56,1
Hubo muchos
motivos para esto. Primeramente porque el pueblo decía que Jesús era Elías o
Jeremías, o uno de los profetas y para que vieran la diferencia entre el Señor
y sus siervos, se manifestó rodeado de los principales profetas. En segundo
lugar, porque continuamente acusaban los judíos a Jesús de transgresor de la
Ley, de blasfemo y de usurpador de la gloria del Padre y a fin de hacer ver
Jesús su inocencia de todas estas acusaciones, se presenta con aquellos, cuyo
testimonio era irrecusable para ellos. Porque Moisés promulgó la Ley y Elías no
tuvo rival en celo por la gloria de Dios. Otro motivo fue, para que supiesen
que El tenía poder sobre la muerte y sobre la vida. Por esta razón presenta a
Moisés que había muerto y a Elías que aun vivía. El evangelista añade otro
motivo y es el manifestar la gloria de la cruz y calmar a Pedro y a otros
discípulos, que tanto miedo tenían a la pasión. Porque hablaban, dice otro
evangelista ( Lc 9), de la muerte que debía tener lugar en Jerusalén. Por eso
se presenta con aquellos que se expusieron a morir por agradar a Dios y por la
salud de los que creían. Ambos, en efecto, se presentaron libremente a los
tiranos, Moisés al Faraón ( Ex 5) y Elías a Achab ( 1Re 10). También se aparece
con ellos, para animar a los discípulos a que imitasen a Moisés en la
mansedumbre y a Elías en el celo.
San Hilario, in Matthaeum, 17
Moisés y
Elías fueron elegidos entre todos los santos para asistir a Cristo, para
manifestarnos que el reino de Cristo está colocado entre la Ley y los Profetas,
con los que juzgará el Señor, según tiene anunciado al pueblo de Israel.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Si alguno
comprende la relación del espíritu de la Ley y las palabras de Jesús y la
sabiduría de Cristo oculta en las profecías, éste ve a Moisés y a Elías en la
misma gloria con Jesús.
San Jerónimo
Es de
considerar que el Señor se negó a dar a los escribas y a los fariseos las
señales que le pedían. Y a los apóstoles, para aumentar su fe, les da la señal:
nada menos que la de hacer bajar a Elías del lugar donde estaba y la de sacar a
Moisés de entre los muertos, que es lo que se había mandado a Achab por Isaías
( Is 7): "Que pidiese una señal en el cielo o en el infierno".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,2
Las palabras
que dijo el ardoroso Pedro son éstas: "Y tomando Pedro la palabra, dijo:
Señor, bueno es que nos estemos aquí", etc. Porque comprendió que era
conveniente que Jesús fuera a Jerusalén, aun teme por Cristo, pero después de
la reprensión no se atreve a decir otra vez: "Ten compasión de Ti" ( Mt
16,22), mas indirectamente y con otras palabras le insinúa lo mismo. Porque
veía la mucha tranquilidad y la soledad, pensó que les era conveniente quedarse
allí; él lo conjetura por la disposición del lugar y esto es lo que significan
las palabras: "Bueno es que nos estemos aquí", etc. Quiere permanecer
allí para siempre y por eso habla de tiendas: "Si quieres, hagamos aquí
tres tiendas" etc.; pensó que si se hacían éstas no iría Jesús a Jerusalén
y si no iba no moriría, pues sabía que allí le tenderían lazos los escribas.
Pensaba además con la presencia de Elías, que hizo bajar fuego sobre la montaña
( 2Re 1) y con la de Moisés, que entró en una nube y habló a Dios ( Ex 24; 33),
que podrían ocultarse de manera que ningún pecador pudiese saber dónde estaban.
Remigio
O de otra
manera, Pedro, después de haber visto la majestad del Señor y de sus dos
siervos, se complació de tal manera, que se olvidó de todo lo temporal y
quisiera estar allí eternamente. Y si entonces Pedro se entusiasmó de esa
manera, ¿cuán grande no será la suavidad y la dulzura al ver al Rey en todo su
esplendor y al encontrarse en medio de los coros de los ángeles y de todos los
santos? En las palabras de Pedro: "Señor, si quieres", se ven
claramente la humildad del súbdito y la obediencia del servidor.
San Jerónimo
Vas
equivocado, Pedro; o como dice otro evangelista ( Lc 9), no sabes lo que te
dices: no busques tres tiendas porque no hay más tienda que la del Evangelio,
donde están contenidos la Ley y los Profetas. Mas si buscas tres tiendas, no
iguales a los siervos con el Señor; haz tres tiendas (o mejor una sola) para el
Padre, para el Hijo y para el Espíritu Santo. Porque las tres Personas que
forman un solo Dios, no deben tener en tu corazón más que una sola tienda.
Remigio
Se equivocó
además porque quiso establecer aquí en la tierra el reino de los elegidos, que
prometió Dios dar en el cielo. Se equivocó también porque se olvidó de que
tanto él como sus compañeros eran mortales y quiso subir, sin gustar la muerte,
a la felicidad eterna.
Rábano
Y además, porque quiso hacer tiendas para la vida del cielo donde no hay necesidad de casas, según aquellas palabras ( Ap 21,22): "Yo no vi templo en ella".
05-09
El estaba aún hablando, cuando vino una nube luminosa
que los cubrió. Y he aquí una voz de la nube, diciendo: "Este es mi Hijo
el amado, en quien Yo mucho me he complacido: a El escuchad". Y cuando lo
oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran miedo. Mas
Jesús se acercó y los tocó, y les dijo: "Levantaos, y no temáis". Y
alzando ellos los ojos, a nadie vieron, sino sólo a Jesús. Y al bajar ellos del
monte, les mandó Jesús, diciendo: "No digáis a nadie la visión, hasta que
el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos". (vv. 5-9)
San Jerónimo
Todos los
que querían una tienda terrenal hecha de ramas o de tiendas de campaña, están
envueltos por la sombra de una nube brillante. Por eso se dice: "El estaba
aún hablando, cuando vino una nube luminosa", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
El Señor
presenta una nube tenebrosa, como aconteció en Sinaí ( Ex 19), cuando amenaza,
pero como no trataba aquí de aterrar sino de enseñar, hizo aparecer una nube
luminosa.
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La nube
luminosa que rodea a los santos es la virtud del Padre, o quizás el Espíritu
Santo, y diré también que nuestro Salvador es la nube luminosa que cubre al
Evangelio, a la Ley y a los Profetas. Así lo comprenden los que pueden mirar a
la luz en su origen.
San Jerónimo
Pedro hizo
una pregunta inconveniente y por eso no mereció la contestación del Señor, pero
contesta el Padre por el Hijo, para que tuviera cumplimiento la palabra del
Señor ( Jn 8,18): "El que me ha enviado da testimonio de Mí".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
Mas no
hablan Moisés ni Elías, sino que el Padre, que está sobre ellos, hace salir su
voz de entre la nube, a fin de que crean los discípulos que esa voz viene de
Dios. Siempre suele Dios aparecer en una nube, según aquello ( Sal 96,2):
"La nube y la obscuridad están a su alrededor" y esto es lo que se
dicen en las palabras: "Y he aquí una voz de la nube, diciendo".
San Jerónimo
El Padre
hace que se oiga su voz desde el cielo, que da testimonio de su Hijo y enseña a
Pedro, libre de error, la verdad. Y por medio de Pedro la enseña a los demás
apóstoles. Por eso añade: "Este es mi Hijo el amado"; para éste debe
hacerse una tienda, a éste debe obedecerse, éste es el Hijo, aquellos son los
siervos. Ellos, lo mismo que vosotros, deben preparar al Señor una tienda en lo
más profundos de su corazón.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
No temas,
pues, Pedro. Porque si Dios es poderoso, claro está que del mismo modo es
poderoso el Hijo y si El te ama, no temas. Porque El no pierde al que ama, ni
tú lo puedes amar tanto como El ama a su Padre, puesto que lo ama, no sólo porque
lo ha engendrado, sino porque los dos no tienen más que una sola voluntad.
Sigue: "En quien Yo mucho me he complacido", que vale tanto como
decir, "en quien descanso", "a quien acepto", porque cumple
con celo cuanto viene del Padre y no hay más que una sola voluntad entre El y
el Padre y si éste quiere que sea crucificado, tú no te opongas.
San Hilario, in Matthaeum, 17
La voz del
cielo atestigua que éste es el Hijo, el amado, aquel en quien se complace el
Padre y a quien debemos obedecer, a quien debemos escuchar:
"Escuchadle". El mismo, garante de tales maestros, había confirmado
con su ejemplo que el que se niegue a sí mismo, cargue su cruz, muriendo el
cuerpo, se haría merecedor a la gloria del Reino Celestial.
Remigio
Dice, pues:
"Escuchadle", como si dijera en otros términos: desaparezcan las
sombras legales, los símbolos de los profetas y seguid la luz brillante del
Evangelio. O también, "Escuchadle", a fin de manifestar que El es a
quien anunció Moisés ( Dt 18,13), diciendo: "Dios os suscitará un Profeta
de entre vuestros hermanos; escuchadle como a mí". El Señor tuvo, pues,
muchos testigos por todas partes. En el cielo la voz del Padre, en el paraíso a
Elías, en los infiernos a Moisés y entre los hombres a los apóstoles, a fin de
que delante de su nombre se doblase toda rodilla en el cielo, en la tierra y en
los infiernos (Flp 2).
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La voz de la
nube se dirige a Moisés y a Elías, que deseaban ver y oír al Hijo de Dios, o a
los discípulos para instruirlos.
Glosa
Es de notar que el misterio de la segunda regeneración, que se verificará cuando resucitare la carne, se armoniza perfectamente con el misterio de la primera regeneración, que tiene lugar en el bautismo, donde resucita el alma. En el bautismo de Cristo se manifestó toda la Trinidad. Porque allí estuvo el Hijo encarnado, se apareció el Espíritu Santo en forma de paloma y el Padre se declaró en la voz. De la misma manera en la transfiguración, que es una figura misteriosa de la regeneración, se apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre y el Espíritu Santo en la nube. Se pregunta ahora: ¿por qué el Espíritu Santo se apareció en el bautismo en forma de paloma y en la transfiguración en una nube? Porque suele manifestar ordinariamente sus dones invisibles por las formas que revisten exteriormente. Da en el bautismo la inocencia, significada por la sencillez de la paloma y en la resurrección dará resplandor y descanso. Este está figurado por la nube, y el resplandor de los cuerpos resucitados por el brillo de la nube luminosa.
Sigue:
"Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros y tuvieron
gran miedo".
San Jerónimo
Por tres
causas cayeron aterrados de miedo. Porque comprendieron su error, porque
quedaron envueltos en la nube luminosa y porque oyeron la voz de Dios cuando
les hablaba. Y no pudiendo soportar la fragilidad humana tan grande gloria, se
estremece con todo su cuerpo y toda su alma y cae en tierra. Porque el hombre
que no conoce su medida, cuanto más quisiere elevarse hacia las cosas sublimes,
más se desliza hacia las bajas.
Remigio
El acto de
caer los discípulos sobre sus rostros es indicio de santidad. Porque de los
santos se dice que caen sobre sus rostros y los impíos de espaldas.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,4
¿Pero cómo
es que cayeron sobre sus rostros los discípulos en el monte, cuando antes en el
bautismo de Cristo se oyó la misma voz, y, sin embargo, ninguno de los
asistentes experimentó semejante cosa? Porque era grande la soledad, la altura
y el silencio, la transfiguración imponente, la luz brillante y la nube
extendida, todo lo cual no podía menos de causar espanto en el corazón de los
discípulos.
San Jerónimo
El Señor
misericordioso, viendo a sus discípulos arrojados por el suelo e incapaces de
levantarse, se acerca a ellos y los toca. Con su contacto se desvanece el miedo
y los debilitados miembros adquieren robustez. Esto es lo que significa:
"Y se acercó el Señor y los tocó". Y sanó con su voz a los que había
sanado con su mano. Por eso sigue: "Y les dijo: levantaos y no
temáis". Primeramente les quita el miedo, para enseñarles después la
doctrina. Sigue: "Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino sólo a
Jesús". No sin motivo obró de este modo. Porque si hubieran continuado
allí Moisés y Elías con el Señor, no hubieran tenido seguridad los discípulos
de a quien daba testimonio la voz del Padre. Ven que el Señor estaba allí y que
se desvanecieron Moisés y Elías. Porque después que desapareció la sombra de la
ley y de los profetas, se vuelven a encontrar las dos cosas en el Evangelio.
Sigue: "No digáis a nadie la visión", etc. No quiere que se publique
lo que habían visto entre los pueblos, para que al oír la magnitud del prodigio
no lo creyesen imposible y para que no sirviese a los hombres rudos de
escándalo, el que a tan grande gloria siguiese después la cruz.
Remigio
O también,
porque si se divulgaba en el pueblo la majestad del Señor, este mismo pueblo se
opondría a los príncipes de los sacerdotes, e impediría la pasión y de este
modo sufriría retraso la redención del género humano.
San Hilario, in Matthaeum, 17
Les manda que guarden silencio sobre las cosas que habían visto, a fin de que, cuando estuvieren llenos del Espíritu Santo, fuesen testigos de los hechos espirituales que acontecieran entonces.