sábado, 3 de febrero de 2024

4 DE FEBERERO. DE LA SUBIDA DE CRISTO CON SUS PADRES AL TEMPLO

4 DE FEBERERO

DE LA SUBIDA DE CRISTO CON SUS PADRES AL TEMPLO

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

4 DE FEBERERO

DE LA SUBIDA DE CRISTO CON SUS PADRES AL TEMPLO

 

1. Iban sus padres todos los años a Jerusalén[1]. Considera que san José tuvo siempre esta piadosa y constante costumbre de ir al templo para orar; lo hacía por cumplir con la ley, que obligaba a esto a los varones todos. Mira con qué cuidado observa la ley, y cierto con una constante y santa costumbre. ¡Oh, si así observases tú la ley de Dios, en especial en lo que te manda de ir a orar, y adorarle en su templo! Advierte cómo vas y estás en él. ¡Y ojalá que tú, oh religioso, llegaras a tal costumbre de la regular observancia! Una piadosa costumbre no es mera costumbre, sino constancia. Para llegar a esta, considera todo lo que haces, y hazlo regulado por tu ley y por tu regla. ¡Oh, que mejor serías si así lo hubieras hecho desde el principio de tu vocación!

 

2. Iban sus padres. Considera que no sólo san José sino también la santísima Virgen iba al templo, aunque ella no estaba obligada, por ser sólo esta ley para los hombres. Mas porque era obra santa, en que se daba a Dios culto, bastó para que se moviese a hacerla. Demasiadamente mezquino es para con Dios el que no hace sino aquello a que tiene obligación. Si Dios lo hiciera contigo así, ¡qué miserable serías! Luego recibiendo tú de Dios tanto de pura liberalidad, razón es le vuelvas algo de pura supererogación. ¿Hicístelo así hasta ahora? ¿Lo has de hacer en adelante? Pues determina qué cosas han de ser, cuándo, con qué afecto.

 

3. Considera que Cristo iba también en compañía de sus padres, ya para cumplir la ley, ya para adorar a su eterno Padre en su casa en el tiempo señalado de la pública veneración. ¡Dichosos padres con la compañía de Hijo tan grande! ¡Dichoso tú, si siempre tienes a JESÚS contigo! ¿Qué consuelo puede faltar con JESÚS? Repara bien con cuánto fervor y espíritu se apresura al templo este Niño. Excítalo en ti semejante cuando vas a los espirituales ejercicios, a asistir a las cosas divinas.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Luc., 2.