viernes, 3 de diciembre de 2021

NOVENA A LA INMACULADA. SAN ENRIQUE DE OSSÓ. DÍA 6

DÍA 6

NOVENA A LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA CON SAN ENRIQUE DE OSSÓ.

 

Por la señal de la santa cruz….

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh María Inmaculada, Virgen y Madre de Dios y Madre mía de mi alma! vos sois ya en el primer instante de vuestra Concepción más hermosa que la hermosura, más graciosa que la gracia, más santa que la santidad, más pura en cuerpo y alma que todos los ángeles y todos los hombres: solo Dios es más puro que vos. Confieso, Madre querida, que no bastan todas las lenguas angélicas y humanas para pregonar dignamente vuestras excelencias, privilegios y gracias. Permitidme, pues, a lo menos, Virgen Inmaculada, que mi corazón se goce, mi espíritu se regocije y mi mente se extasíe contemplando vuestra Inmaculada Concepción, cifra de todas vuestras glorias, y exclame alborozado con los ángeles y los hombres y con la misma Trinidad Beatísima: Toda hermosa sois ¡oh María! y mancha original no hay en vos; vos sola llena de gracia, vos sola inmaculada, vos sola perfecta y adornada desde el primer instante con el cúmulo y grandeza de todas las gracias, virtudes y privilegios celestiales. Vuestra Concepción Inmaculada ¡oh María!, es el misterio de vuestras insondables grandezas y la prerrogativa más amada de vuestro corazón. Alcanzadme, pues, que, venerando este misterio, los venere todos y consiga el entero perdón de todos mis pecados, una perfecta pureza de alma y cuerpo, la perseverancia y el aumento en el amor de Dios y de vos, y la gracia especial que solicito en esta novena. Amén.

 

Unos segundos de silencio

 

Bendita sea tu pureza

Y eternamente lo sea,

Pues todo un Dios se recrea

En tan graciosa belleza.

A ti, celestial Princesa,

Virgen sagrada María,

Te ofrezco desde este día

Alma, vida y corazón,

Mírame con compasión,

No me dejes, Madre mía.

 

 

Meditación propia del día.

 

MEDITACIÓN DÍA 6º

Composición de lugar. Represéntate aquel grande portento de que nos habla san Juan, esto es, a una mujer vestida del sol, calzada de la luna y coronada su cabeza con corona de doce estrellas.

Petición. Dame, Dios mío, gracia eficaz para admirar, amar e imitar como debo a María en su Inmaculada Concepción.

Punto primero. María a sus hijos. –El evangelista san Juan, hijo mío, al revelaros las grandezas del nuevo portento de mi Inmaculada Concepción, no solo me presentó vestida del sol, sino calzada de la luna, o con la luna debajo de mis pies. La luna en este lugar significa a la Iglesia, y el estar la luna debajo de mis pies, quiere decir que yo soy la Reina de la Iglesia, la Madre, la fortaleza y salud de la Iglesia. Sí, hijo mío, yo soy la Reina de la Iglesia, porque fui elegida por Dios la primogénita entre todos los santos. El primer escogido fue Jesús Hombre-Dios, el segundo fui yo, María, Madre de Dios. Jesús, mi Hijo, es la causa eficaz de la elección de todos los hombres, y yo, su Madre, soy la mediadora entre los hombres y Dios, la corredentora del mundo, el modelo y forma de todos los elegidos. Ninguna salud se obró en el mundo sin Jesucristo; ninguna se obró sin mí, Madre de Jesucristo. Por eso soy la primogénita antes que todas las criaturas. Yo soy Reina de todos los escogidos, de todos los santos, de toda la Iglesia. Porque soy la Madre de Jesucristo, porque lo soy del que es Rey de la Iglesia, que la ha conquistado derramando su sangre, sangre que yo le ofrecí al vestirse de la humana naturaleza. Mi hijo Jesús es Rey de la gloria, es Rey de la misericordia, de la Iglesia, y yo su Madre, lo soy también. Mas no solo soy Reina de la Iglesia, sino su Madre. Madre de los justos, porque lo soy de Jesús, primer justo, sol de justicia y autor de toda santidad. Estos son mis hijos muy amados, todos los justos, en quienes tengo mis complacencias, a quienes amo como a la niña de mis ojos; los justos son los que forman las delicias de mi corazón maternal. Soy también Madre compasiva de los pobrecitos pecadores, sobre todo de los que se quieren enmendar y salir de su mala vida. Soy Madre de los herejes y de los infieles, porque, como nueva Eva, soy Madre por la gracia de todos los hombres; así como Jesús, nuevo Adán, es el Padre de todos. La Iglesia, hijo mío, comenzó a propagarse por mí, se extendió por mí y venció todos los errores y herejías por mí; y así sucederá hasta el fin de los siglos. Ora, pues, hijo mío, para que todos participen de mi amor maternal y se salven eternamente.

Punto segundo. Los hijos de María a su Madre. –¡Cuántas gracias se descubren, Madre querida, ya en vuestra purísima Concepción! Como venís al mundo para ser la salud del mundo con Jesús vuestro Hijo, por eso aparecéis ya en el primer instante con todas las gracias que corresponden a vuestra altísima dignidad. El Hijo eterno de Dios, que había de ser vuestro hijo en el tiempo, os preparó con todos los dones que convenían al desempeño de vuestra dignidad inefable. ¡Cuánto me gozo, Madre querida, de estar con toda la Iglesia bajo vuestro maternal imperio! ¿Qué puedo temer? Elegida antes que todas las criaturas, y la más perfecta entre todos los santos, yo os ruego me hagáis el más fiel de vuestros súbditos y que nunca os haga traición por el pecado. ¡Oh Madre Inmaculada! Yo me postro a vuestros pies e imploro vuestra clemencia para mi alma pecadora y para todos los pecadores. Convertidnos y purificad la santa Madre Iglesia de las manchas de sus hijos pecadores. ¡Cuántos millones hay de herejes, cismáticos e infieles, Madre de misericordia, que no conocen a Jesús ni a vos! Enviadles un rayo de luz del cielo que los convierta y vivan, y haya un solo redil y un solo pastor bajo el vicario de vuestro hijo Jesús el romano pontífice. Dad la paz, la libertad y exaltación a la santa Iglesia, ya que vos sois su Reina, y humillad a los enemigos de nuestra santa fe. Yo ya sé y confieso que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, según la palabra infalible de vuestro Hijo Jesucristo, porque los cielos y la tierra pasarán, mas sus palabras no faltarán. Mas también sé que muchos se pierden con los escándalos y perniciosos ejemplos, y que vuestra Iglesia sufre persecución en sus miembros, y más que todo en su cabeza visible el romano pontífice. Haced, pues, que destruidas todas las adversidades y errores, seamos consumados en la unidad, y Cristo venza, Cristo reine, Cristo impere por medio de su Iglesia en todo el mundo, por el reinado de su conocimiento y amor en todas las almas. Amén.

Jaculatoria. Alcanzadme ¡oh María! la perseverancia y el aumento en el amor de Dios y de vos.

Obsequio. Ayunaré las vigilias de las grandes festividades de la Virgen, y mortificaré, por María, mi vista en el día de hoy.

 

Terminada la meditación se concluye con estas oraciones.

 

HOMENAJE DE PIEDAD FILIAL A MARÍA

1.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a Hija del Padre celestial, y os consagro mi alma con todas sus potencias. Hacedme puro y santo. Avemaría.

2.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a Madre del único Hijo de Dios, y os consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Hacedme puro y santo. Avemaría.

3.     Yo os venero de todo mi corazón, oh Inmaculada María, Virgen santísima, como a esposa del Espíritu Santo, y os consagro mi corazón con todos sus afectos. Dignaos alcanzarme de la Santísima Trinidad las gracias que necesito para salvarme. Hacedme puro y santo. Avemaría.

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Inmaculada María! vos nacisteis de la boca del Altísimo toda pura, hermosa, agraciada y santa, primogénita entre todas las criaturas, rutilante como la aurora, bella como la luna, escogida como el sol. Obra maestra del poder, sabiduría y amor de Dios, fuisteis, oh María, morada de todas las gracias del Espíritu Santo, paraíso de todas las delicias del Eterno, casa y arca de la Sabiduría increada, digno habitáculo preparado para Sí, por altísimo prodigio de la naturaleza y de la gracia, sois ¡oh María! el lirio entre espinas, la rosa siempre viva, la zarza de Moisés, el retoño de gracia, la tierra virginal y siempre bendita de la que se formó el nuevo Adán, Jesucristo. Vos sois la paloma siempre pura, la Jerusalén santa, el trono excelso de Dios, templo divinísimo, tesoro de inmortalidad, paraíso ameno de inocencia, cedro incorruptible, huerto cerrado, ciudad de Dios y milagro inefable de su omnipotencia. Vos sois el arca de Noé, la escala de Jacob, la torre inexpugnable de David, la fuente sellada y la única hija de vida, reparadora de todo el humano linaje. Vos sola ¡oh Inmaculada María!, aplastasteis la cabeza de la serpiente infernal con vuestro pie inmaculado y triunfasteis siempre de sus iras. Haced, pues, oh querida Madre mía, que todos los que nos gozamos y os honramos en el misterio de vuestra Inmaculada Concepción, libres de toda culpa, vivamos en justicia, muramos en gracia y consigamos la gloria por vos, oh María Inmaculada. Amén.

 

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.