7 de Diciembre: San Ambrosio. Obispo, confesor y Doctor de la Iglesia.
Ambrosio, obispo de Milán, hijo del romano Ambrosio, nació siendo su padre prefecto de la Galia. Se dice que en la boca de este niño se posó un enjambre de abejas, lo cual presagiaba la divina elocuencia que poseería. En Roma aprendió las artes liberales. Fue enviado por el prefecto Probo a la Liguria y a la Emilia como gobernador; luego, vino a Milán con plenos poderes. Llegó a Milán cuando el pueblo, después de la muerte de Auxenció, obispo arriano, estaba dividido respecto a su sucesor. Dirigióse, pues, Ambrosio a la iglesia, en cumplimiento del deber de su cargo, para calmar la sedición. Hablando muy elocuentemente, sobre la paz y la pública, un niño gritó súbitamente: “¡Ambrosio, obispo!”. Y Todo el pueblo pidió por obispo a Ambrosio.
Se negó, y resistió a las preces de la multitud; mas el deseo del pueblo fue manifestado a Valente, quien se alegró de que fueran solicitados para obispos los que él había escogido magistrados. Fue también muy grato a Probo, el cual había dicho a Ambrosio al partir, como si fuera inspirado: “Ve, y pórtate, no como juez, sino como obispo. Y como al deseo del pueblo se juntó la voluntad del emperador, Ambrosio fue bautizado (era aún catecúmeno), iniciado en los sagrados misterios, y observados todos los grados de las órdenes según la Iglesia, el día octavo, que fue el 7 de diciembre, recibió el episcopado. Consagrado obispo, defendió la fe católica y la disciplina de la Iglesia; convirtió a muchos arrianos y a otros herejes a la verdad de la fe, entre los cuales dio a luz para Jesucristo al que había de ser el sol de la Iglesia, San Agustín.
Por dos veces visitó, como legado, a Máximo, el cual había dado muerte al emperador Graciano, y como rehusara hacer penitencia, le separó de su comunión. Prohibió la entrada en la iglesia al emperador Teodosio por la matanza que había ordenado en Tesalónica. Y como Teodosio replicara que el rey David fue adúltero y homicida, respondió Ambrosio: “Al que seguiste en su maldad, imítale también en su penitencia”. Movido por este razonamiento, Teodosio cumplió humildemente la penitencia que le había sido impuesta. El santo obispo, después de haber trabajado en gran manera por la Iglesia, y escrito sabiamente muchos libros, antes de caer enfermo, predijo el día de su muerte. Estando enfermo, Honorato, obispo de Vercelli, le visitó tres veces por orden del mismo Dios: le administró el sagrado Cuerpo del Señor, y mientras oraba Ambrosio, teniendo puestas las manos en forma de cruz, entregó el alma a Dios, el día cuatro de abril del año 397.
Oremos.
Oh Dios, que diste a tu pueblo por ministro de la salvación eterna al bienaventurado Ambrosio, te suplicamos nos concedas que merezcamos tener por intercesor en los cielos al que hemos tenido por maestro de la vida en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.