sábado, 18 de diciembre de 2021

3. Jornadas de la Virgen con san José a Belén. San Enrique de Ossó

TERCERA JORNADA

LAS JORNADAS DE LA VIRGEN CON SAN JOSÉ DESDE NAZARET A BELÉN

Con san Enrique de Ossó

 

 

Por la señal…

Oración al Niño Dios

Señor mío Jesucristo, Verbo eterno encarnado en las purísimas entrañas de la Virgen María, el amor que me tienes te ha hecho descender del seno del eterno Padre al seno de una Virgen, del seno de una Virgen a un pesebre, de un pesebre a una cruz, y de una cruz al sepulcro, para subirte otra vez al cielo. Ruégote por este tu infinito amor me perdones todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y vengas a morar en mi pecho y reclinar tu cabeza y descansar en él. No repares, divino Niño, que mi pecho haya sido cueva de basiliscos, pues he pecado; sino mira a los deseos de mi corazón y a las lágrimas de mis ojos, que te aclaman por su salvador y pretenden consolarte y acompañarte en estas jornadas de dolor, para merecer que Tú me acompañes con tu gracia en las jornadas de este miserable destierro hasta llegar a la última jornada de la gloria. Amén.

 

Oración a la Virgen Santísima

Virgen María, que estando encinta emprendéis con vuestro castísimo esposo san José las jornadas de Nazaret a Belén con suma pobreza y en el rigor del invierno, por cumplir con el mandato del César; os ruego, Madre clemente, admitáis mi ruin compañía, pues me ofrezco a acompañaros como criado, siervo y esclavo vuestro en tan penoso viaje. Mandad y disponed de mí y de todas mis cosas como cosa y posesión vuestra, porque mi mayor gusto y mi más constante anhelo es vivir y morir en vuestro servicio, ser vuestro paje y esclavo con mi padre y señor san José. Amén.

 

Oración a san José

Pacientísimo san José, esposo, ayuda y consolador de la Virgen María, reina de los cielos y Madre de Dios, en todos sus grandes trabajos, y muy especialmente en estas ocho jornadas; ruégoos humilde me concedáis piadoso el asociarme a vuestra compañía para regalar con vos a vuestra santísima esposa y Madre mía María. Mirad en qué puedo seros útil con mis servicios, pobres y cortos; pero no lo es el corazón, que desearía daros albergue en él por suplir el desamor y desvío de los hombres. Mandad, que vuestro siervo escucha… Tan solo os pido me alcancéis de Jesús y María el que sea feliz mi jornada del tiempo a la eternidad, y goce, por fin, de su compañía en la gloria. Amén.

 

Se lee el texto de cada día.

TERCERA JORNADA

De Naím a los campos de Samaría

 

Composición de lugar. Contempla a María, tierna y delicada Virgen de diez y seis años, encinta del Hijo de Dios, montada sobre un jumentillo acompañada de san José, que le sirve de paje y guía, en lo más frío del invierno. Mira el camino, unas veces llano, otras montañoso, pero siempre escabroso y pesado por las nieves, lluvias, frío y viento. Contempla a san José cargado con el fardito de ropa del divino Infante, consolando a María y guiando el jumentillo del diestro por los pasos más seguros y veredas más suaves.

 

MEDITACIÓN

Contempla a los santos peregrinos que desde Naím se dirigen a los campos de Samaría, donde más tarde el Hijo de Dios había de curar a diez leprosos… Considera cómo siendo mucha la gente que cruzaba aquel camino para cumplimentar el edicto del César, insultaban a nuestros sagrados peregrinos por ser pobres… Unos les atropellaban, otros les apartaban de sí como desecho de la plebe, como gente ruin y miserable, ¡y eran la trinidad de la tierra! Y para colmo de trabajos, no hallaron siquiera una mala choza, y tuvieron que pasar la noche en despoblado todo cubierto de nieve…, sin más alfombra para las plantas de la emperatriz de los cielos y tierra que la pobrecita capa de san José. ¡Cuánto padecería san José con las penas de su esposa delicada! ¡Cuánto el tierno y divino Niño en las entrañas de María! Más es para sentirse y meditarse en silencio que para hablarlo. Medítalo.

 

Coloquios y súplicas

Yo te adoro, Niño Dios, en el seno de María, y te amo y te bendigo porque lo que padeces por mí, pecador. Sálvame, oh buen Jesús, pues soy tuyo… Y tú, Virgen Soberana, paraíso de las delicias del Eterno, limpia a mi alma de la lepra del pecado y de la fea ingratitud… Ven a mi pecho con tu gracia y descansa en él por amor. Pobrecillo es, ruin y miserable, pero será ardoroso si Tú le inflamas en el divino amor… Y vos, santo bendito, consuelo y apoyo de María en esta jornada, aceptad mi corazón y presentadlo a Jesús y a María, para que les sea lugar de descanso por mi gratitud y mi amor.

 

Obsequio. Viste al desnudo, o da limosna según puedas al pobre, por amor de Jesús, María y José. Haz una visita a Jesús sacramentado, orando por los ingratos.

 

Jaculatoria. Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía.

 

Se termina con la siguiente oración:

 

FELICITACIÓN

AL NIÑO JESÚS RECIÉN NACIDO

Yo os felicito y doy la enhorabuena y os doy gracias infinitas, oh mi Niño Jesús, por haber venido al mundo a salvarnos del cautiverio del pecado, y a restablecer la paz entre Dios y los hombres. Yo os felicito, porque descendéis del cielo a un pesebre para abrirnos las puertas del cielo, cerradas por la culpa. Yo os felicito, alabo, honro y os glorifico, porque bajáis del cielo a la tierra, como buen Pastor, para guiarnos, ovejas descarriadas, a vuestro celestial aprisco. Yo os amo y os adoro, Niño Jesús mío, con todo mi corazón, y os doy cuanto tengo y valgo. ¿Qué más queréis de mí? ¡Oh! Yo sí quiero de vos, Niño adorado, que me deis como rico aguinaldo en vuestras Pascuas de Navidad una centella de aquel divino fuego que habéis venido a meter en la tierra, ya que no deseáis otra cosa sino que arda en vuestro amor.

¡Oh fuego que siempre ardes, abrásame!

¡Oh brasa de amor divino, enciéndeme!

¡Oh incendio e infierno de amor divino, consúmeme y mándame ir a Ti, vivir por Ti, suspirar por Ti y morir de amor por Ti! Amén, Jesús.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.