jueves, 16 de diciembre de 2021

1. Jornada de la Virgen con san José a Belen. San Enrique de Ossó

PRIMERA JORNADA

LAS JORNADAS DE LA VIRGEN CON SAN JOSÉ DESDE NAZARET A BELÉN

Con san Enrique de Ossó

 

 

Por la señal…

Oración al Niño Dios

Señor mío Jesucristo, Verbo eterno encarnado en las purísimas entrañas de la Virgen María, el amor que me tienes te ha hecho descender del seno del eterno Padre al seno de una Virgen, del seno de una Virgen a un pesebre, de un pesebre a una cruz, y de una cruz al sepulcro, para subirte otra vez al cielo. Ruégote por este tu infinito amor me perdones todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y vengas a morar en mi pecho y reclinar tu cabeza y descansar en él. No repares, divino Niño, que mi pecho haya sido cueva de basiliscos, pues he pecado; sino mira a los deseos de mi corazón y a las lágrimas de mis ojos, que te aclaman por su salvador y pretenden consolarte y acompañarte en estas jornadas de dolor, para merecer que Tú me acompañes con tu gracia en las jornadas de este miserable destierro hasta llegar a la última jornada de la gloria. Amén.

 

Oración a la Virgen Santísima

Virgen María, que estando encinta emprendéis con vuestro castísimo esposo san José las jornadas de Nazaret a Belén con suma pobreza y en el rigor del invierno, por cumplir con el mandato del César; os ruego, Madre clemente, admitáis mi ruin compañía, pues me ofrezco a acompañaros como criado, siervo y esclavo vuestro en tan penoso viaje. Mandad y disponed de mí y de todas mis cosas como cosa y posesión vuestra, porque mi mayor gusto y mi más constante anhelo es vivir y morir en vuestro servicio, ser vuestro paje y esclavo con mi padre y señor san José. Amén.

 

Oración a san José

Pacientísimo san José, esposo, ayuda y consolador de la Virgen María, reina de los cielos y Madre de Dios, en todos sus grandes trabajos, y muy especialmente en estas ocho jornadas; ruégoos humilde me concedáis piadoso el asociarme a vuestra compañía para regalar con vos a vuestra santísima esposa y Madre mía María. Mirad en qué puedo seros útil con mis servicios, pobres y cortos; pero no lo es el corazón, que desearía daros albergue en él por suplir el desamor y desvío de los hombres. Mandad, que vuestro siervo escucha… Tan solo os pido me alcancéis de Jesús y María el que sea feliz mi jornada del tiempo a la eternidad, y goce, por fin, de su compañía en la gloria. Amén.

 

Se lee el texto de cada día.

 

PRIMERA JORNADA

De Nazaret al Monte Tabor

 

Composición de lugar. Contempla a María, tierna y delicada Virgen de diez y seis años, encinta del Hijo de Dios, montada sobre un jumentillo acompañada de san José, que le sirve de paje y guía, en lo más frío del invierno. Mira el camino, unas veces llano, otras montañoso, pero siempre escabroso y pesado por las nieves, lluvias, frío y viento. Contempla a san José cargado con el fardito de ropa del divino Infante, consolando a María y guiando el jumentillo del diestro por los pasos más seguros y veredas más suaves.

 

Petición. Hacedme digno de participar en estas jornadas de vuestras penas y alegrías, oh Jesús, José y María.

 

MEDITACIÓN

Medita, alma mía, cómo emprenden el viaje María y José de Nazaret a Belén, para empadronarse en cumplimiento de una orden del César… Contempla cuán pobres y humildes andan: un poco de pan y fruta, unos pececillos, un jumentillo y un fardito de ropa… He ahí todas sus riquezas, su mundo de viaje, sus provisiones… Míralos atravesando montes cubiertos de nieve… ¡Pobrecillos! ¡Cuánto debían padecer!... Mira cómo san José, llegados al monte Tabor, forma un pabellón con su pobre capa entre las ramas para resguardar a María de los aires fríos del riguroso invierno… Penetra con la consideración en los sentimientos del Niño y de la Madre, sobre todo del Niño, que se había de transfigurar en este monte, y pídeles para ti el subir al monte excelso de la gloria, después de llevar con paciencia los trabajos de esta triste peregrinación.

 

Coloquios y súplicas

¡Oh divino Niño, por mí encerrado nueve meses en el seno de María! Yo te adoro, te amo, te doy gracias y te pido tu bendición. ¡Oh tiernísima María, oh santísimo José, sagrados peregrinos en esta tierra de Israel! Yo os bendigo y doy gracias por lo que padecéis por mi amor. ¡Quién pudiera compartir estas penas y lograr un lugar en vuestra compañía! María, trono de gracia, Madre del Rey de los cielos, rogad por mí a Jesús, fruto bendito de vuestro vientre. San José, paje y guardia de la reina Madre de Dios, admitidme en el número de vuestros devotos, y viva y muera en compañía de Jesús, José y María. Amén.

 

Obsequio. Calla y padece alguna incomodidad del frío y de las criaturas, por Jesús, María y José.

 

Jaculatoria. Jesús, José y María morad ahora y siempre en el alma mía.

 

Se termina con la siguiente oración:

 

FELICITACIÓN

AL NIÑO JESÚS RECIÉN NACIDO

Yo os felicito y doy la enhorabuena y os doy gracias infinitas, oh mi Niño Jesús, por haber venido al mundo a salvarnos del cautiverio del pecado, y a restablecer la paz entre Dios y los hombres. Yo os felicito, porque descendéis del cielo a un pesebre para abrirnos las puertas del cielo, cerradas por la culpa. Yo os felicito, alabo, honro y os glorifico, porque bajáis del cielo a la tierra, como buen Pastor, para guiarnos, ovejas descarriadas, a vuestro celestial aprisco. Yo os amo y os adoro, Niño Jesús mío, con todo mi corazón, y os doy cuanto tengo y valgo. ¿Qué más queréis de mí? ¡Oh! Yo sí quiero de vos, Niño adorado, que me deis como rico aguinaldo en vuestras Pascuas de Navidad una centella de aquel divino fuego que habéis venido a meter en la tierra, ya que no deseáis otra cosa sino que arda en vuestro amor.

¡Oh fuego que siempre ardes, abrásame!

¡Oh brasa de amor divino, enciéndeme!

¡Oh incendio e infierno de amor divino, consúmeme y mándame ir a Ti, vivir por Ti, suspirar por Ti y morir de amor por Ti! Amén, Jesús.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Ave María Purísima, sin pecado concebida.