lunes, 4 de octubre de 2021

POBREZA. DÍA 5. MES DEL ROSARIO

MES DEL ROSARIO

 

Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:

Por la señal...

 

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén

Se lee y medita la reflexión de cada día.

Día 5

El Nacimiento del Hijo de Dios

POBREZA

Contemplemos a la Santísima Virgen que extasiada en santo gozo bendice al Señor, adorando recién nacido a su Divino Hijo y que tomando unos pobrísimos pañales envuelve con la mayor reverencia su santísimo Cuerpecito.

Dotada esta celestial Virgen y Madre desde su inmaculada Concepción de todas las gracias y dones del Señor, tenía un   conocimiento elevadísimo de su omnipotente poder, y al contemplar al Rey de reyes, eligiendo por trono un mísero pesebre, y apreciando cuánto amaba Dios la pobreza, puesto que la había escogido, esta misma pobreza le ofrecía con todo el amor de su maternal corazón. Los rigores de la estación y la carencia hasta de lo más necesario, parecerían a la Virgen Santa dulcísimo sacrificio que ofrecer a su Hijo que había buscado tanto anonadamiento por amor a los hombres para, con su pobreza, enriquecerles con sus méritos, haciéndoles dignos, del cielo.

Adoremos con fervor la ternura al Divino Infante que quiso ser tan pobrecito por nuestro amor, y que, para darnos ejemplo de pobreza vino así al mundo.

La Santísima Virgen nos promete gracias y bendiciones desde ese Santo Portal.

Sea cual fuere la condición en la que Dios nos haya colocado, podemos imitar a la Santísima Virgen y ser pobres como el Señor quiere que seamos. Si carecemos de lo necesario para la vida, teniendo que procurárnoslo con nuestro trabajo, bendigamos a Dios que nos concede esto como medio más fácil de ganar el cielo sólo con nuestra resignación. Si tenemos riquezas de las que hemos de dar cuenta a Dios, desprendamos de ellas nuestro corazón y socorramos a los pobres con liberalidad, no permitiéndonos nada inútil, pensando que con nuestras limosnas y sacrificios hemos de ganar el cielo que es para nosotros más, difícil.

Seamos pobres de espíritu como el Señor nos enseña, prometiéndonos que así seremos bienaventurados.

 

PRÁCTICA

Con espíritu de pobreza abstengámonos de algo que deseemos y que no sea absolutamente necesario, ofreciendo esta privación para honrar la pobreza de la Sagrada Familia.

 

PETICIÓN

Jaculatoria. Reina del cielo, pobrísima en la tierra, ruega por nosotros.

Bendita sea tu pureza...