viernes, 1 de octubre de 2021

HUMILDAD. DÍA 2. MES DEL ROSARIO

MES DEL ROSARIO

 

Postrados ante una imagen de la Santísima Virgen (si es posible de Nuestra Señora del Rosario) se dirá:

Por la señal...

 

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por ser Vos quien sois, bondad infinita, me pesa de haberos ofendido y propongo con vuestra gracia no pecar más; lo que espero mee concederéis por vuestra pasión y muerte, para perseverar en vuestro servicio hasta alabaros en el cielo. Amén

 

Se lee y medita la reflexión de cada día.

 

 

Día 2

La Encarnación del Hijo de Dios

HUMILDAD

 

Después que desapareció el Santo Arcángel continuó la Santísima Virgen en su humilde oración.

Con el celestial mensajero desapareció la luz que iluminó el aposento de la Santa Virgen, quedando todo como antes de obrarse el gran Misterio. Los ángeles que adoraban al Verbo encarnado admirarían la humildad de la que era ya su Reina.

Contemplémosla nosotros y tomémosla como el modelo que debemos copiar. ¡Con qué humilde reverencia está arrodillada en la presencia del Señor! ¡Ella, que ya era templo de la Santísima Trinidad!

¡Con qué devoción debemos nosotros ponernos en la presencia de Dios! ¡Con qué reverencia prepararnos y dar gradas en la Santa Comunión!

¡Cuánto hemos de esforzamos para evitar toda distracción!

¡Cuánto ofenderemos al Señor si no estamos o no vestimos con la modestia y decoro debidos a su casa, que es orada de oración!

¡Con cuánta humildad debe contemplar nuestro corazón las perfecciones de Dios y nuestra flaqueza; sus favores y nuestras ingratitudes!

Roguemos con insistencia a la Santísima Virgen nos conceda la verdadera humildad que nos es tan necesaria y nos es tan difícil.

El amor propio es el que más pecados nos hace cometer, pues no nos deja ver nuestras infidelidades y el verdadero estado de nuestra alma. Combatámoslo con ardor para ser humildes y así agradar al Señor, reflejando en nosotros una virtud que le es tan grata, y recordemos que el que se humilla será ensalzado y por eso el Señor ensalzó y engrandeció tanto la humildad de su Sierva, como la misma Santa y Humilde Señora dijo en su cántico del Magnificat, y por el contrario desbarató los proyectos del corazón de los soberbios.

 

PRÁCTICA

Para vencer nuestro amor propio, sometámonos con humildad al parecer de los demás y en el trato con nuestros inferiores demostremos tener muy presente que todos somos iguales delante de Dios, no valiendo más que lo que somos a sus Divinos Ojos, que penetran hasta el secreto del corazón.

 

PETICIÓN

Jaculatoria. Santa María, Virgen humildísima, ruega por nosotros.

Bendita sea tu pureza...