VÍA CRUCIS
CON LA BEATA MADRE
MARÍA DE SAN JOSÉ
EJERCICIO DEL SANTO VIACRUCIS
Por la señal…
Acto de contrición: Señor mío Jesucristo
Al principio de cada estación se puede decir:
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Y al final de cada estación:
V/. Señor, pequé.
R/. Tened piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.
V/. Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo
R/. Y los Dolores de su Santísima Madre al pie de la cruz.
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Para ganar las indulgencias del Vía Crucis es necesario levantarse y arrodillarse en cada estación.
ESTACIÓN I
JESÚS CONDENADO A MUERTE
“Heme aquí dispuesta a lo que Tú quieras, Tú eres el sacrificador, heme aquí en tus manos. Bien sabes que no soy sino una pequeña alma, no poseo nada más que una gran voluntad de trabajar mucho por reparar y salvar, Tú harás lo demás”
ESTACIÓN II
JESÚS CARGA CON LA CRUZ
“¡Oh grandioso día en el cual me consagré para siempre a mi amado Esposo! ¡Oh, Jesús! Ya no tendré ante mí sino una CRUZ… Ya he hallado a aquel que tanto anhelaba mi corazón… ¡Oh, amor mío sacramentado!”
“¡Qué hermoso es vivir abrazado del árbol sacrosanto, del leño adorado, y después de estar completamente crucificada en él, volver los ojos al tabernáculo!¡Cuán grato y consolador es esto!
ESTACIÓN III
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
“Recorro todo este tiempo y me avergüenzo de tanta miseria, pero aún tengo tiempo, este momento puede ser el principio de mi conversión.”
ESTACIÓN IV
JESÚS EN CUENTRA A SUMADRE
“Tu eres Virgen bendita
nuestra madre salvadora,
que al pie del madero santo,
fuiste [también] redentora”
“¡Oh, dulce Madre mía! Pide a tu divino hijo, mi celestial esposo, piedad para mi alma. Él sabe que no quiero desagradarle en nada”
“Si sientes tristeza por la incertidumbre de tu salvación, recurre a María”.
ESTACIÓN V
SIMÓN EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ
“Oh Jesús mío, aunque indigna de ofrecerme como víctima, lo hago con todo mi corazón. Hace algún tiempo que siento un deseo muy grande en mi alma, y oí que Tú me pedías algo.
Comprendo que ese algo que me pedías era el que me ofreciera como víctima para reparar los ultrajes que sufres y recibes en el adorable sacramento, y por la conversión de mis queridos pecadores. Sí Jesús mío, desde el día que formalmente lo hice, se me quitó lo que sentía en mi interior”.
ESTACIÓN VI
LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTO DE JESÚS
“Oh muerte, ¿por qué tardas tanto? ¿Hasta cuándo dilata mi destierro? ¿Hasta cuándo dilatas mi unión con el amado de mi alma? ¿Cuándo tendré la dicha de contemplarlo cara a cara, en la mansión eterna de los bienaventurados?”.
ESTACIÓN VII
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
“Oh adorable hostia, en este momento augusto de la elevación te ruego que salves mi alma, enciende mi corazón en tu divino amor, arranca sin compasión todo lo que te desagrada. Sí, hostia divina, rompe, rasga mi corazón, hazme tuya, toda tuya y tu sangre divina derrámese sobre mi pobre alma, y purifícala en este instante de todos sus pecados y de todas sus imperfecciones. Que nada quede en mí que no sea tuyo.”
“Tiemblo al pensar si no he sabido cumplir con mi deber… si se habrá perdido alguna de las almas confiadas a mi cuidado. No lo permitas, Jesús mío, esto me aterra. Yo quisiera la salvación de todo el mundo. Tu misericordia es infinitamente grande.
ESTACIÓN VIII
JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN
“Desde que me consagré a ti, fue sólo por amor, sin pensar en el premio. Bien lo sabes, siempre he deseado amarte y servirte fielmente. Por tu infinita misericordia, jamás he sentido tibieza en tu servicio. Gracias Jesús mío, por tan singular beneficio. Cada día soy más feliz”.
ESTACIÓN IX
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
“Confío en que te seré fiel hasta la muerte; todo lo puedo en ti; bien sabes, esposo de mi alma, que nada puedo por mí misma, pero ¿qué miedo tengo, Jesús mío? Por eso anhelo el feliz día de mi eterna unión. Sí cuando ya esté en posesión vuestra en el cielo, nada temeré. ¡Qué felicidad!
ESTACIÓN X
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
“Mi intención es hacer todo para agradarte. Por vos y para vos todo. Amarte con toda mi alma, desprenderme de todo y no amar nada sino por vos, siempre por vos.”
ESTACIÓN XI
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
“¿Cómo he de quejarme por mis dolores, ni por lo que sufro en esta enfermedad? No, no puedo hacerlo, porque la mano bendita que me los envía es la mano paternal de un padre amoroso que me ha colmado de gracias desde mis primeros años; esa mano divina que ha derramado tantas gracias sobre mi alma es la misma que me envía esta dulce enfermedad, bendita sea una y mil veces”.
ESTACIÓN XII
JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Sí Jesús es quien me guía
con dulzura y sin sabor,
que me importa a mí la vida,
qué me importa a mí el dolor,
si es tu voluntad, Señor”.
ESTACIÓN XIII
JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
“Madre adorada, presentadle [a tu divino hijo], mis imperfecciones que son tantas; mis penas, mis angustias, que son tan grandes. Presentadle mis hijos que son tantos pecadores que se pierden, las almas del purgatorio, mis huerfanitas todas y esta humilde congregación, a quien tanto amo…”
“¡Ay!, Jesús mío, si yo os amara tanto cuanto lo deseo, no habría quien amara más que yo”
ESTACIÓN XIV
JESUS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO
“¡Oh Jesús sacramentado! ¡Oh, adorable misterio! Mientras menos os comprendo más deseo amaros, más creo en vos. Después de una comunión, cuántas cosas nos inspiras, dulce Jesús”.
Para ganar la indulgencia concedida al rezo del Viacrucis, por las intenciones del Papa. Padrenuestro, Avemaría y Gloria
BEATA MARÍA DE SAN JOSÉ ALVARADO
(1875-1967).
Se llamaba Laura Evangelista Alvarado Cardozo. Nació en Choroni o Maracay (Venezuela), aunque pronto su familia pasó a vivir en Maracay. Su madre y su abuela se encargaron de su educación religiosa, ya que su padre era bastante frío en lo religioso. Tenía un fuerte temperamento, que fue el caballo de batalla de su vida. Era muy inteligente y tenía una memoria excepcional. La Eucaristía se convirtió en el eje de su vida. Como en Venezuela, no existía ningún monasterio, y no podía trasladarse a España, en 1892, hizo voto privado de virginidad. Desde entonces llevó un crucifijo colgado al cuello y se la conoció como "la Niña del Cristo".
Con la llegada del sacerdote Vicente López Aveledo, comenzó la fundación de un hospital, a la que Laura, se adhirió, y será su primera directora. El grupo de mujeres que formaron se las conocieron comos "Las samaritanas". En 1901 se convirtió en fundadora de la Congregación de las religiosas Agustinas Recoletas del Corazón de Jesús, que se llamaron al principio Hermanas de los Pobres Agustinas, dedicadas a la atención de los pobres en los hospitales y poco tiempo después a los niños huérfanos. Fue nombrada superiora general, y la Congregación se extenderá por toda Venezuela, con grandes dificultades económicas. En un momento que estuvo a punto de morir escribió: "Amemos a nuestras hermanas. Soportemos en silencio. No tengamos para ellas palabras duras e hirientes. Amaos las unas a las otras. ¡Oh, sublime caridad, sé tú el norte que guíe a nuestras hermanas!". Cuando dejó el cargo de superiora se retiró a su tierra natal dedicándose a las tareas más humildes. Murió en Maracay (Venezuela) y su cuerpo permanece incorrupto. Es la primera venezolana elevada a los altares. Fue beatificada por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1995.
"Quiero se santa, pero santa de verdad".
"Siempre estoy muy bien, con mil penas y amarguras, pero ¡adelante! Como Dios sea glorificado, nada me importa".
"No es sufrir lo que tiene mérito, sino saber sufrir
"Soy hija de la santa Iglesia, y estoy dispuesta a dar mi vida por defenderla.
= "Gracias, Jesús de mi alma, por mi santa vocación, gracias mil, pues desde mis tiernos años, tu gracia me ha acompañado".
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