Santo Rosario.
Por la señal...
Monición
inicial: Se hace hoy memoria del
beato Pedro Tarrés Claret, que primeramente médico vive
cristianamente su profesión viendo la imagen de Cristo en cada enfermo, y más
tarde ordenado sacerdote inicia una acción pastoral muy grande hacia los pobres
y tuberculosos. Murió santamente el 31 de agosto de 1950
Señor mío
Jesucristo...
MISTERIOS LUMINOSOS
1.-El Bautismo del Señor en el Jordán
“Cada
uno de nosotros es un miembro, es una parte pequeña, pequeña, del Cuerpo
místico de Cristo, la Cabeza del cual es el mismo Jesús. Jesús sufrió una
pasión horrible por amor a nosotros pobres criaturas, con tal de abrir con la
impetuosidad de su preciosísima Sangre derramada las puertas del Paraíso. Pero
Jesús ha querido que nosotros, colaboráramos en cierto modo en esta obra
redentora, sufriendo en nuestro cuerpo aquello que carecía a la Pasión suya,
como dice el glorioso apóstol san Pablo Ciertamente, si la Cabeza del Cuerpo
místico, Jesús, ha sufrido tanto, es lógico que todos sus miembros participen a
medida de sus exiguas fuerzas, de este sufrimiento para colaborar —misérrima
colaboración— a la salvación de las almas.”
2.-El Milagro de las Bodas de Cana
“Virgen
María…, continúa velando por nuestra Patria… Hazme un gran apóstol… Consuela a
tantas madres….”
3.- El anuncio del Reino invitando a la conversión.
“¡No
nos entretengamos tanto en nuestras miserias! ¡Amemos, amemos, amemos! El amor
es un fuego purificador. Abandonémonos absolutamente en sus brazos
santificadores.”
4.-La Transfiguración del Señor
“El
sacrificio constituye una poderosa arma. Para mucha gente la idea de sacrificio
va asociada a algo grave, doloroso, crudo, que ve imposible de poder realizar.
(...) ¿No veis cómo los hombres buscamos en todo la comodidad, cómo huimos de
la más ligera molestia, cómo nos irritamos ante la más pequeña contrariedad?
Cuántas veces una sonrisa a una persona antipática o una humillación sufrida
con gozo, nos valen la conquista de una alma que no se habría rendido a una
pieza de brillante oratoria coronada de merecidos aplausos.”
5.- La institución de la Eucaristía
“Amar
es el gran don del hombre; ser amado es su más grande deseo y nunca un hombre
lo necesita tanto como cuando está aplastado por el peso de su dolor. Aquello
que no pueden sanar las medicinas ni los más enérgicos tratamientos, lo
consigue una palabra amable, una suave sonrisa, un gesto afectuoso.”