viernes, 30 de mayo de 2025

31 DE MAYO. CONSAGRARSE ES MUY AGRADABLE A LA VIRGEN SANTÍSIMA. CONSAGRACIÓN FINAL DEL MES DE MARÍA

DÍA 31

LA CONSAGRACIÓN DE NOSOTROS MISMOS PARA PERPETUOS ESCLAVOS SUYOS LE ES MUY AGRADABLE 

CONSAGRACIÓN FINAL DEL MES DE MARÍA

 

MES

de María,

o

EL MES DE MAYO

Consagrado a las glorias

de la Virgen Santísima.

 

EJERCICIO PARA TODOS LOS DIAS

 

Por la señal de la santa cruz…

 

Puestos con devoción delante la imagen de la Virgen, se empezará con la siguiente:

 

ORACION DE SAN BERNARDO.

Acordaos, misericordiosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia, y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de vos. Animado con esta confianza a vos también acudo, oh Virgen Madre de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a parecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, oh Madre de Dios, mis humildes súplicas, antes bien inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderla favorablemente. Amen.

 

DÍA 31

LA CONSAGRACIÓN DE NOSOTROS MISMOS PARA PERPETUOS ESCLAVOS SUYOS LE ES MUY AGRADABLE.

ORACION

 

¡Oh Madre del santo amor! Vos sabéis que vuestro divino Hijo, no contento de haberse hecho nuestro abogado para con su Padre, os ha constituido también nuestra Medianera para con él, y que ha dado tal eficacia a vuestras súplicas, que nada os acostumbra negar. A vos pues acudo, oh Esperanza de los miserables; y en vos pongo tal confianza, que cuento más en vuestra protección y en vuestra misericordia que en todas mis obras. Bien saben el Cielo y la tierra, que no puede perderse aquel que es protegido de vos. Y así, aunque me olviden todas las criaturas, y aunque todo el mundo me abandone, con tal que vos no me olvidéis, ni me desamparéis, quedan ya satisfechos mis deseos. ¡Oh María!, en vos confío, en esta esperanza vivo, y en ella quiero morir, pronunciando con el corazón y la boca: Jesús es mi única esperanza, y después de él lo sois vos, oh Virgen María! Amén.

 

FLOR ESPIRITUAL

Besar tres veces con fervor, durante el día, los pies a la Virgen, suplicándola podamos besárselos en la gloria.

 

OFRECIMIENTO DE LA FLOR ESPIRITUAL

¡Oh María!, prado amenísimo de las delicias de todo un Dios, huerto cerrado y jardín florido, postrado a vuestras plantas soberanas, os ofrezco la flor espiritual de este día, y por ella os suplico me hagáis participante de la fragancia de vuestras hermosas virtudes, plantándolas todas en mi pobre corazón, al cual os ruego Madre mía, reguéis  con el rocío de la divina gracia para que dé frutos de justicia y santidad y para más obligaros, saludo vuestro dulcísimo nombre con las siguientes deprecaciones y Ave Marías:

 

DEPRECACIONES

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí infeliz pecador.

Ave Maria, gratia plena

Dominus tecum

benedicta tu in mulieribus,

et benedictus fructus ventris tui, Jesus.

Sancta Maria, Mater Dei,

ora pro nobis peccatoribus,

nunc et in hora mortis nostrae.

Amén.

Acueducto de las divinas gracias, concededme abundancia de lágrimas para llorar amargamente mis pecados. Ave María.

Reina del cielo y de la tierra, sé mi amparo, y mi defensa en las tentaciones de mis enemigos. Ave María.

Ilustre y querida hija de Joaquín y Ana alcanzadme de vuestro santísimo Hijo, las gracias que necesite para mi salvación. Ave María.

Abogada y refugio de los pecadores, asistidme en el trance de mi muerte, y abridme las puertas de la celestial Jerusalén. Ave María.

 

CONSAGRACION A LA SANTÍSIMA VIRGEN

 

¡Oh santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, Reina del Cielo y de la tierra, obra maestra de las manos del Omnipotente, digno objeto de las complacencias de la adorable Trinidad, y espejo admirable de todas las virtudes, permitid que al fin de este mes de salud y de gracia, yo me postre a vuestros pies, para ofreceros el homenaje de mi reconocimiento y de mi perfecta consagración. Yo desearía, ¡oh Madre de bondad! tener a la mano el presentaros los corazones de todos los hombres; yo quisiera a cada instante rendiros todos los honores que los ángeles y santos os tributan y os tributarán para siempre en el Cielo; pero en la imposibilidad de satisfacer mis deseos, yo quiero hacer a lo menos todo lo que está en mi poder. Sí; postrado al pie de vuestro trono, animado de la más profunda veneración y del más ardiente amor y en presencia de mi santo ángel de la guarda y de toda la corte celestial, yo os escojo por mi Reina, mi soberana dueña, mi protectora y mi Madre, y en esta cualidad consagro con un don entero e irrevocable mis bienes, mi cuerpo, mi alma, mis sentidos, mis facultades, mi persona y mi vida. Yo resuelvo de no avergonzarme jamás de vuestro culto, de defender vuestro honor contra aquellos que osaren atacarle en mi presencia y de gloriarme siempre de ser servidor e hijo vuestro, dócil y sumiso. Ningún día se pasará en que yo deje de rendiros mis homenajes y de dirigiros mis súplicas. Y, ¿cómo podría yo olvidaros un solo día, oh amable Madre mía, cuando vos siempre pensáis en mí, y no cesáis de interesaros en mi felicidad? ¡Oh Virgen santa! heme aquí, ya desde este momento consagrado todo a vuestro servicio. De hoy en adelante ya soy todo vuestro y os pertenezco sin reserva. Bajo tan amable imperio, ¿qué no puedo y que no debo yo esperar? Permitidme, pues, que en medio de la alegría, que me inspira felicidad, yo empiece a poner en práctica esta piadosa confianza, que vos me inspiráis desde este valle de lágrimas. Os pido que me asistáis siempre con vuestra protección; vos conocéis los peligros, que me rodean y el furor de los enemigos, que me atacan, vos sois la dispensadora de las gracias y todo lo podéis para con Dios; en una palabra, vos sois mi Madre y la más tierna de las madres. ¿Será pues posible, oh María, que vos pongáis menor empeño para salvarme del que tiene el infierno en perderme? No, Madre de bondad, Madre de misericordia y de amor. Tened siempre compasión de un alma, que se gloría de ser toda vuestra; apartad los peligros a que me hallo expuesto, disipad mis crueles enemigos, alentad mi flaqueza, asistidme en todos los momentos de mi vida, dirigidme hasta el fin de mi carrera en el mar tempestuoso de este mundo, y conducidme al puerto de la feliz eternidad, en donde yo espero alabaros y amaros con todos los escogidos sin reserva y sin fin. Amén.

 

Recemos una Salve Regina a la Virgen Santísima por la conversión de los pecadores, perseverancia de los justos y sufragio de las almas del purgatorio.

Salve, Regina, Mater misericordiae.

Vita, dulcedo et spes nostra, salve.

Ad te clamamus exsules filii Hevae.

Ad te suspiramus gementes et flentes in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte; et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exsilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

 

Un padrenuestro por la conversión de los blasfemos, diciendo enseguida:

Perdonad, oh Jesús mío, al blasfemo y mal parlado

y haced que vuestro nombre, de todos sea alabado. Amen.

 

ORACION.

Virgen y Madre de Dios, yo me ofrezco por hijo vuestro, y en honor y gloria de vuestra pureza también os ofrezco mis ojos, mis oídos, mi lengua, mis manos; en una palabra, todo mi cuerpo y alma, y os pido, me alcancéis la gracia de nunca más hacer un solo pecado. Amén, Jesús.

Madre, aquí tenéis vuestro hijo.

Madre, aquí tenéis vuestro hijo.

Madre, aquí tenéis vuestro hijo.

En Vos, Madre mía dulcísima, he puesto mi confianza, jamás que daré confundido.

Ave María purísima, sin pecado sois concebida.

 

INDULGENCIAS

El Sumo Pontífice Pio VII con rescripto de 21 de marzo de 1815 concede a todos los fieles que hicieren cada día durante el mes de Mayo alguna oración pública o particular, o alguna otra obra de piedad en honor de la  Virgen Santísima 300 días de indulgencia por cada vez y a más indulgencia plenaria el día que escogieren con la condiciones de que confiesen, comulguen, oren para las necesidades de la Iglesia. Todas esas indulgencias pueden aplicarse a las ánimas del purgatorio.

 

Querido hermano: si te ha gustado el ejercicio del mes de mayo a la Virgen, compártelo con tus familiares y amigos.

Recuerda que la oración que más agrada a la Virgen es el rezo diario del santo rosario. Ella lo ha pedido repetidamente en sus apariciones de Lourdes y Fátima. La Virgen concede sus gracias a quien devotamente reza su rosario. Rézalo en tu parroquia o en familia o con tus amistades.

 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.