sábado, 21 de septiembre de 2024

"SÍGUEME". Catena aurea de santo Tomás de Aquino

 



21 de septiembre

SAN MATEO, APÓSTOL Y EVANGELISTA

 

Comentario al Evangelio de la

Catena aurea de santo Tomás de Aquino

 

MATEO 9, 09-13         
Jesús vio al partir de este lugar a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco, y le dijo: "sígueme": y levantándose le siguió. Y acaeció que estando sentado Jesús a la mesa en la casa de este hombre, vinieron a ella muchos publicanos y gentes de mal vivir, y se sentaron a comer con El y con sus discípulos: y viendo esto los fariseos decían a sus discípulos: "¿Cómo es que vuestro Maestro come con los publicanos y pecadores?" Jesús al oír esto, les dice: "no necesitan de médico, los que están sanos, sino los que padecen alguna enfermedad: id, pues, y aprended lo que significan aquellas palabras; amo más la misericordia, que el sacrificio; pues, no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". (vv. 9-13)
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,1

Cristo, después de haber hecho el milagro, partió de aquel lugar a fin de no encender más la envidia de los Judíos. Esta es la conducta que nosotros debemos observar. Jamás debemos tener empeño en continuar al lado de aquellos que nos tienden lazos y ponen trampas. Por eso se dice: "Y saliendo Jesús de aquel lugar (es decir, de donde había hecho el milagro), vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en la recaudación de alcabalas".
 

San Jerónimo

Los otros evangelistas ( Mc 2 y Lc 5) no quisieron llamarle por respeto y por honor del mismo Mateo con el nombre con que vulgarmente era conocido, sino que le llamaron Leví, de suerte que tuvo dos nombres. Pero el mismo Mateo, atendiendo a aquello de Salomón: "el justo es acusador de sí mismo" ( Prov 18,17), se llama a sí mismo Mateo y publicano. Todos los que lean este proceder, deben deducir, que nadie debe desesperar de su salvación si ha dejado su mala vida, puesto que él fue mudado de repente de publicano en Apóstol.
 

Glosa

Dicen las palabras que estaba sentado en un banco, manifestándonos que estaba en una de esas casas donde se recaudan los impuestos, pues la palabra griega telos significa impuesto.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,1

Brilla aquí el poder del que llama porque no lo hace cuando el llamado trata de abandonar un oficio peligroso, sino que lo arrancó de esos mismos medios malos, como a Pablo de en medio de su locura. Por eso continúa: "y le dijo: sígueme". Así como admiráis la virtud del que llama, admirad también la obediencia del que es llamado. El no opone resistencia, no suplica volver a su casa ni manifestar su resolución a su familia.
 

Remigio

Tuvo en poco los peligros humanos que le podrían sobrevenir de parte de sus principales, a quienes había abandonado sin darles cuentas exactas de su destino. Por eso se dice: "y levantándose le siguió". Y puesto que renuncia a los bienes del mundo, con justicia Dios lo hizo el dispensador de sus talentos.
 

San Jerónimo

San Agustín responde en este lugar a la acusación de Porfirio y Juliano. Estos sostenían que el evangelista se había equivocado al referir este hecho y que es una necedad de los discípulos de Cristo el haberle seguido tan precipitadamente sin tomarse tiempo alguno para reflexionar, como si pudieran, sin razón alguna, haber seguido a cualquier hombre. Mas no es así, porque está fuera de duda que los apóstoles antes de creer vieron una multitud de prodigios y de virtudes. Además, el brillo mismo y la majestad de la divinidad oculta, que tanto resplandecía en su aspecto humano, podían muy bien atraer al momento a todos cuantos le contemplaban. Si la piedra imán tiene fuerza para atraer al hierro, cuánto más el Señor de todas las criaturas podía atraer a sí a los que El quería.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,1

Pero, ¿por qué no llamó a Mateo al mismo tiempo que a Pedro y a Juan? Porque aún no estaba bien dispuesto y Aquel que conoce el fondo de los corazones, sólo llama a quien comprende que por sus milagros y la fama de su nombre está en aptitud de obedecer.
 

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,26

Parece lo más probable que San Mateo habla aquí de su vocación recordando lo que antes había omitido, porque es probable que su llamamiento se verificó antes del sermón de la montaña, puesto que San Lucas coloca sobre la cima de la montaña a aquellos doce elegidos, a quienes llamó apóstoles ( Lc 6).
 

Glosa

Mateo cuenta entre los milagros su vocación y en efecto lo fue, porque de publicano fue hecho Apóstol.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,1

¿Por qué no se nos dice el modo y el tiempo en que fueron llamados los otros Apóstoles y sí solamente de Pedro, Andrés, Santiago, Juan y Mateo? Precisamente porque todos éstos procedían de oficios bajos y de condiciones humildes. Nada hay, en efecto, más bajo que el oficio de recaudador, ni más humilde que la condición de pescador.
 

Glosa

Mateo, con el objeto de mostrar dignamente su agradecimiento por el bien divino que había recibido, preparó en su casa un gran agasajo a Cristo y ofreció de este modo sus bienes temporales a Aquél de quien esperaba los de la eternidad. Esto es lo que significa: "Y sucedió, sentándose El en la casa".
 

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,27

San Mateo no explica aquí nada sobre la casa en la que estaba Jesús, de donde podría suponerse que el evangelista no siguió en esta narración el orden sucesivo de los acontecimientos, sino que intercaló, según se iba acordando, hechos que se verificaron en otro momento. San Marcos y San Lucas, que refieren este mismo acontecimiento, han manifestado ( Mc 2; Lc 5) que Jesús estuvo sentado en la casa de Leví (esto es, de Mateo).
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,2

Mateo, al verse tan honrado con la venida de Jesús a su casa, convida a todos los publicanos de su misma profesión. Y esto es lo que quieren decir las palabras: "He aquí que muchos publicanos", etc.
 

Glosa

Se llaman publicanos todos aquellos hombres que se ocupan de aquellos negocios públicos, que apenas pueden desempeñarse sin cometer algún pecado. Fue un magnífico adelanto, porque Aquel que había de ser el Apóstol y el Doctor de las naciones, debía mostrársenos en su primera conversión seguido de multitud de pecadores, a quienes El llevaba por el camino de la salvación y conducía a la perfección primero por medio de su ejemplo y después por su palabra.
 

San Jerónimo

Tertuliano, apoyado en las palabras de la Escritura: "No habrá impuesto en Israel" (como si Mateo no hubiera sido judío), dice que los publicanos eran los gentiles. No es admisible esta opinión, puesto que Jesús no come con los gentiles, con el objeto de que no se interprete que ignora el consejo que dio a sus discípulos: "No vayáis por el camino de los gentiles" ( Mt 10,5). Habían visto los publicanos que Mateo, siendo publicano, se convirtió de pecador en perfecto, tuvo medios de arrepentirse y ellos, consiguientemente, no podían desconfiar de su salvación.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,2

Los publicanos se aproximaron a nuestro Redentor, no sólo para hablarle, sino para comer con El. Porque no solamente corregía muchas veces Jesús a los que estaban mal dispuestos, con sus argumentos, con sus obras o con sus reprensiones a sus enemigos, sino también asistiendo a las comidas; enseñándonos con este proceder que en cualquier tiempo y de cualquier obra podemos sacar utilidad. Los fariseos al ver esto se indignaron y por eso se dice de ellos: "Y viéndolo los fariseos decían a los discípulos de Jesús: ¿Por qué con los publicanos?" etc. Debe notarse aquí que los fariseos, cuando se figuraban haber sorprendido a los discípulos de Cristo en algún pecado, se dirigían a Cristo, como se ve por aquellas palabras: "He aquí que tus discípulos ejecutan obras prohibidas en el día del sábado" ( Mt 12,2). De esta manera trataban de deshonrar a Cristo delante de sus discípulos. Todo esto lo hacían con malicia y con el deseo de separar del Maestro los corazones de sus discípulos.
 

Rábano

Los fariseos cometían dos errores: llenos de orgullo se juzgaban justos a sí mismos, estando muy lejos de la justicia y tenían por malos a todos aquellos que, arrepentidos de sus pecados, se aproximaban a la virtud.
 

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,27

San Lucas refiere, al parecer en términos algo diferentes, este mismo acontecimiento; según él, los fariseos echan en cara a los discípulos: "¿por qué coméis y bebéis con los publicanos y con los pecadores?" ( Lc 5,30) Dando a entender de este modo, que la falta era igualmente extensiva al Maestro y a los discípulos: porque lo que se decía de los discípulos, con mayor razón se debe echar en cara al Maestro, puesto que aquellos no hacían más que imitarle copiando su conducta. El pensamiento, por consiguiente, es el mismo y tanto más cierto, cuanto que, sin alterar la verdad, está expresado en términos diferentes.
 

San Jerónimo

No vienen a Jesús los que continúan en sus vicios antiguos, como opinan los fariseos y los escribas, sino los que hacen penitencia de ellos, esto es, lo que significan aquellas palabras de Cristo: "Pero oyéndolos Jesús, dice: no es necesario", etc., etc.
 

Rábano

Se llama a sí mismo Médico, Aquel que valiéndose de un arte maravilloso para curar fue herido a causa de nuestras maldades para que nosotros quedásemos sanos de la herida de nuestros pecados. Con razón llama sanos a aquellos que queriendo establecer una justicia propia, no se sujetan a la verdadera justicia de Dios ( Rom 10) y enfermos a aquellos que, vencidos por el dolor de sus faltas y no creyendo en la purificación de la Ley, se someten por el arrepentimiento a la gracia de Dios.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,2

Después de haberles hablado en el lenguaje sencillo del sentido común, les cita aquel pasaje de la Escritura: "Id y aprended lo que significa: Quiero la misericordia y no el sacrificio".

San Jerónimo

Valiéndose del testimonio de los Profetas, afrenta a los escribas y fariseos, que considerándose como justos, trataban de evitar todo contacto con los pecadores y publicanos.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,3

Es como si dijera: "¿Por qué me acusáis de que llamo a los pecadores a la penitencia? Por la misma razón debéis acusar a Dios Padre, porque El desea, como yo, la enmienda de los pecadores" y de esta manera les demostraba que, no sólo no era prohibido lo que ellos reprendían, sino que, según la Ley, era una cosa superior al sacrificio; porque no dice la Ley: "Quiero la misericordia y el sacrificio, sino que mando aquella y excluyo éste".
 

Glosa

Dios, sin embargo, no desprecia el sacrificio separado de la misericordia y los fariseos hacían muchas veces sacrificios en el templo, con el objeto de aparecer justos al pueblo, pero no se ejercitaban en las obras de misericordia, que son la prueba de la verdadera justicia.
 

Rábano

Y así advierte a los fariseos que merezcan la recompensa divina mediante las obras de su propia misericordia y que no confíen en que será agradable a Dios el ofrecimiento de los sacrificios cuando no se hace caso de las necesidades de los pobres. Y añade: "Id", es decir, dejad la ligereza de las necias críticas y consideren atentamente las Sagradas Escrituras que mucho recomiendan la misericordia. Y por aquellas palabras: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores", nos da con su ejemplo una lección de misericordia.
 

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 27

Añade San Lucas la penitencia ( Lc 5,32), lo que significa, desarrollando su pensamiento, que nadie debe juzgar que Cristo ama a los pecadores por el sólo hecho de ser pecadores, además de que la comparación con los enfermos nos da una inteligencia clara de lo que Dios quiere llamando a los pecadores como el médico a los enfermos, esto es, librarlos del pecado como de una enfermedad, lo que se consigue por la penitencia.
 

San Hilario, in Matthaeum, 9

Mas Cristo vino por todos los hombres: ¿cómo es que dice que El no vino por los justos? ¿Es que había algunos que no tenían necesidad de su venida? Pero la Ley a nadie justifica y El nos enseña la necia presunción de esta pretensión con respecto a la justicia, porque los sacrificios fueron establecidos para la salud los enfermos. La Ley, al establecerlos, no prescindió de la necesidad que todos tenían de la misericordia.
 

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 30,3

Parece que Jesús habla aquí a los fariseos con la misma ironía que cuando se dice: He aquí que el hombre ha sido hecho como uno de nosotros ( Gén 3,22), porque en la tierra no había justo alguno, que es lo que da a entender San Pablo en las palabras: "Todos pecaron y necesitan de la gloria de Dios" ( Rom 3,23), palabras que moderaron la pretensión de aquellos que habían sido llamados; porque ellas vienen a decir: "Estoy tan lejos de aborrecer a los pecadores, que sólo por ellos he venido".
 

Glosa

O también porque los justos que había, como Natanael y Juan Bautista, no habían de ser llamados a hacer penitencia. O también: "No he venido a llamar a aquellos justos falsos, como los fariseos, que hacen alarde de su justicia, sino a aquellos que se reconocen como pecadores".
 

Rábano

La vocación de Mateo y de los publicanos significa la fe de aquellas gentes, que ambicionaban los intereses mundanos y ahora reparan espiritualmente su alma con la compañía del Señor. La soberbia de los fariseos revela la envidia de los judíos con ocasión de la salvación de los gentiles. O también: Mateo representa al hombre que se desvive por ganar bienes terrenales y a quien ve Jesús cuando le mira con los ojos de su misericordia. Porque el nombre de Mateo significa dado y el de Leví tomado. Quien hace penitencia es tomado de entre aquellos que se pierden y dado por la gracia de Dios a la Iglesia. Y le dice Jesús: "Sígueme" y se lo dice, o por la predicación, o por la voz de la Escritura, o por una inspiración interior.

 

EVANGELIO DEL DÍA: VOCACIÓN DE SAN MATEO



21 de septiembre 
San Mateo, Apóstol y evangelista
Forma Extraordinaria del Rito Romano
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

Mt 9, 9-13

 

TEXTOS Y COMENTARIOS

NADIE DEBE DESESPERAR DE SU SALVACIÓN CON TAL QUE ABRACE UNA VIDA MEJOR. San Jerónimo

21 de septiembre. San Mateo, Apóstol

21 de septiembre. SAN MATEO Y MEDITACIÓN

LA VOCACIÓN DE MATEO. Sábado de la VII semana después de Pentecostés

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LA FELICIDAD NO ESTÁ EN LAS COSAS DE ESTE MUNDO. HOMILÍA

viernes, 20 de septiembre de 2024

21. DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y CONSERVACIÓN DEL MUNDO. SAN JUAN EUDES

CUARTO COLOQUIO

DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y LA CONSERVACIÓN DEL MUNDO

 

MEDITACIONES SOBRE LA HUMILDAD

Y COLOQUIOS INTERIORES DEL CRISTIANO CON SU DIOS

San Juan Eudes

 

Para comenzar cada día:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, digamos la siguiente oración:

 

Profesión de Humildad

 

Señor Jesucristo, nada somos,

nada podemos ni valemos,

nada tenemos a no ser nuestros pecados.

Somos siervos inútiles, nacidos en la enemistad,

últimos de los hombres,

primeros de los pecadores.

Sea para nosotros la vergüenza y la confusión,

y para ti, la gloria y el honor por siempre jamás.

Señor Jesucristo, compadécete de nosotros. Amén.

 

CUARTO COLOQUIO

DEBERES PARA CON DIOS POR LA CREACIÓN Y LA CONSERVACIÓN DEL MUNDO

 

1

Miremos cuál es el principio y el fin de este gran universo que comprende los cielos, los astros, los cuatro elementos e innumerables criaturas.

El principio y el fin de esta obra es Dios, su Creador que la ha creado para sí y para su gloria. En efecto, todas las criaturas del universo bendicen y glorifican a Dios, cada una a su manera. Sus obras están llenas de su gloria. Esplendor y belleza son sus obras. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Todas las criaturas insensibles e irracionales cumplen la voluntad de Dios, siguen los instintos que de él recibieron y nunca violan las leyes que les ha prescrito: Les dio una ley que no pasará. Todas ellas sirven sus designios, porque todo está a tu servicio y manifiestan su poder, sabiduría y bondad infinita.

¡Cuánto poder es haber sacado de la nada tantas y tan variadas cosas! ¡Cuánta sabiduría haber establecido orden, relación,   proporción   y   correspondencia   tan   admirables!

¡Cuánta bondad haber realizado tantas maravillas para todos los hombres en general y para cada uno en particular, hasta para los ingratos y pérfidos que no se lo agradecen y que se sirven de ellas para hacerle la guerra y ofenderlo! son otras tantas lenguas y voces que nos gritan incesantemente: Amad, amad a aquel que nos ha creado para vosotros. Es algo muy extraño, Dios mío, que criaturas irracionales e inanimadas te glorifiquen mientras que el hombre, que está obligado a ello, te deshonra.

La bondad indecible con que Dios ha creado los seres del universo se patentiza también en que no sólo los creó para nosotros y nos los ha dado, sino que lo ha hecho con amor infinito. De manera que, si cada bocado del pan que comemos y cada gota del agua que bebemos tuvieran precio infinito, nos los daría con el mismo amor. Y si pudieras contar todas las criaturas del mundo contarías otras tantas deudas hacia aquél que las ha creado y nos las ha dado con infinito amor.

¿Cómo pagaré, Dios mío, ¿tu inmensa bondad para conmigo? Que al menos aprenda yo de las criaturas inanimadas e irracionales a servirte y glorificarte y obedecer tus leyes y mandatos sino quiero ser del número de los necios contra quienes todas tus criaturas se armarán para tomar venganza de las ofensas hechas a su creador: porque el universo peleará a su lado contra los insensatos.

 

2

Dios ha creado el mundo no sólo una vez sino tantas veces cuantos momentos han transcurrido desde su primera creación: porque en cada instante impide que recaiga en la nada, lo sostiene y conserva con una continuada creación. El que pueda contar todos los momentos transcurridos hasta ahora desde la creación del mundo enumeraría otras tantas obligaciones infinitas hacia la bondad inmensa de tan admirable Conservador. Porque cada uno de nosotros está presente ante sus ojos desde el comienzo del mundo y desde toda eternidad. Y así como creó el mundo por amor a cada hombre así en todo instante lo conserva para cada uno de nosotros con amor infinito.

Bendito seas, gran Dios, infinitas veces. Daré gracias al Señor por su misericordia, ser por las maravillas que hace con los hombres.

 

3

Es verdad que el universo fue creado para el hombre y que éste por sus crímenes y su rebelión contra Dios, y por su condenación a muerte, perdió el derecho que tenía antes del pecado.

En efecto, si el Hijo de Dios no hubiera muerto para librarnos de nuestros crímenes, todas las criaturas, en lugar de servirnos, se levantarían contra nosotros como lo harán contra los malvados en el día del juicio. Pero nuestro Señor Jesucristo, por la virtud de su sangre y de su muerte, nos devolvió el derecho a usar de las cosas de este inundo. No se trata del uso pleno y abundante que tendría de no haber pecado, sino a ejemplo de Cristo y según las palabras del Espíritu Santo: Los que disfrutan Porque, en verdad, no tendríamos derecho de vivir ni un solo instante, ni de dar un paso sobre la tierra, ni de respirar el aire, ni de recibir la luz del sol, ni el calor del fuego, ni el agua que nos purifica, ni el vestido que nos cubre, ni el descansar en lechos, ni el probar un bocado de pan, n i beber una gota de agua, ni usar de criatura alguna si el Hijo de Dios no hubiera entregado su sangre Y su vida para libramos del castigo merecido...

Por eso tenemos para con él deberes innumerables. Si, en efecto, puedes contar todos los servicios y ayudas que has recibido de las criaturas en cada instante de tu vida y el uso que de ellas has hecho sin cesar, estarías enumerando los infinitos motivos de gratitud hacia Jesucristo que adquirió para ti ese derecho al precio infinito de su sangre.

Roguemos a Dios que imprima estas verdades en nuestros corazones. Reconozcamos nuestras deudas hacia Jesucristo y manifestémosle nuestra gratitud. Pensemos en ello a menudo y elevemos nuestros corazones hacia aquél de quien recibimos tantos beneficios a cada instante. Deseemos ardientemente disponer nuestro tiempo y emplearlo en el servicio y honor de tan amable Salvador que nos adquirió cada instante de él a tan alto precio. Declarémosle que no queremos usar de cosa alguna creada sino para su gloria y de la manera que él usó mientras estaba en la tierra. Roguémosle nos conceda esta gracia por el amor de sí mismo.

 

Jaculatoria: Que todas tus criaturas te den gracias, Señor.

 

Para finalizar cada día:

 

LETANÍAS DE LA HUMILDAD

Venerable Cardenal Merry del Val

 

Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.

 

Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús

Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús

Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús

Del deseo de ser preferido a otros, líbrame Jesús

Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús

Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús

 

Del temor de ser humillado, líbrame Jesús

Del temor de ser despreciado, líbrame Jesús

Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús

Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús

Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús

Del temor de ser puesto en ridículo, líbrame Jesús

Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús

Del temor de ser juzgado con malicia, líbrame Jesús

 

Que otros sean más estimados que yo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean alabados y de mí no se haga caso. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo

Que otros sean preferidos a mí en todo. Jesús dame la gracia de desearlo

Que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia de desearlo

 

Oración:

Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

San Juan Eudes, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

EL DESEO DE SAN PEDRO EN LA TRANSFIGURACIÓN DE CRISTO. SÁBADO DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 


EL DESEO DE SAN PEDRO EN LA TRANSFIGURACIÓN

DE CRISTO.

SÁBADO DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

SÁBADO DE LA DECIMOSÉPTIMA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

EL DESEO DE SAN PEDRO EN LA TRANSFIGURACIÓN

DE CRISTO.

 

1.- Pedro, pues, dijo a JESUS: Señor, buena cosa es que nos estemos aquí (1). Pone aquí el modelo de un alma que funda sus acciones en los espirituales consuelos. Entonces piensa que le va bien cuando goza de ellos; pero vuelve atrás en el tiempo de la tribulación (2), y huye con Pedro, desamparando al Señor. Tales son todos tus deseos. Querrías la virtud; pero quisieras que fuese dulce y suave, no áspera y difícil. Pondera cuán imprudente es este deseo. Si penetraste bien la naturaleza de la virtud, verás que toda ella está puesta en lo que es árduo.

2.- Hagamos aquí tres tabernáculos: uno para ti, otro para Moisés, otro para Elías (3); ¿A dónde, Pedro? ¿aquí en las delicias, aunque espirituales, que, aunque tales, se disuelven como la nieve con el sol? Sea en buena hora, que por un poco aquí estemos. ¿Mas es bueno fijar de asiento las tiendas, para vivir en ellas siempre? ¿Qué es lo que dices? Con verdad no sabía lo que decía. Si es culpado Pedro por querer estar de asiento en los gustos espirituales, ¿qué será de ti, que estás pegado tanto a los carnales de tus comodidades, etc.?

3.- Hablando, pues, él esto, vino una nube, y los dejó entre sombras (4), Cuando Pedro está lleno de placer inmoderado, cuando trata de establecer en aquel sitio su morada, repara como es privado en un momento de toda la materia de su gozo. Entiende por aquí lo que hay de solidez en la devoción sensible, o en los consuelos que en un momento te dejan; y si en esto pones el cimiento de tu virtud; caerás sin duda. Si es tan bueno y seguro gozar de estos espirituales deleites, ¿por qué razón cuando sobreviene alguna pequeña nube de tribulación (la que es preciso que venga muchas veces) se anubla luego tu alma con tristeza, tedio, flojedad, etc.? En otra parte, pues, has de fijar tu morada.

 

(1) Matth., 17. (2) Luc., 8. (3) Matth., 17. (4) Luc., 9.

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.