23 de septiembre
SAN LINO, Papa y Mártir
Los enemigos del hombre serán
las personas de su misma casa.
(Mateo, 10, 36).
San Lino, sucesor inmediato de San Pedro, tenía una fe
tan viva, que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un
decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en
la fe le valió el título de mártir. Murió hacia el año 78.
MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES DE
ENEMIGOS DEL HOMBRE
I. El hombre tiene enemigos invisibles; son los
demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su
pérdida eterna. Sírvense del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa,
de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal.
Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno, si mi
ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas. ¿Le he agradecido este
beneficio?
II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros
amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado
que nos profesan, nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se
oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más
poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal, que las amenazas y los
suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis
la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha
perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano)
III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu
cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu
cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida, y tu alma
suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure
la vida. Cuídate de ti, y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando
mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser
debilitada en esta vida, no puede ser destruida. (San Agustín).
La fortaleza
Orad por las vírgenes.
ORACIÓN
Oh Dios, que habéis dotado al bienaventurado pontífice
Tomás con una insigne misericordia para con los pobres, dignaos, por su
intercesión, derramar las riquezas de vuestra misericordia sobre todos los que
os invocan. Por J. C. N. S. Amén.