XIX DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Comentario al Evangelio de la
Catena aurea de santo Tomás de Aquino
MATEO
22, 01-14
Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar otra vez en parábolas, diciendo:
"semejante es el reino de los cielos a cierto hombre rey que hizo bodas a
su hijo. Y envió sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no
quisieron ir. Envió de nuevo otros siervos diciendo: Decid a los convidados: He
aquí, he preparado mi banquete, mis toros y los animales cebados están ya
muertos, todo está pronto: venid a las bodas. Mas ellos lo despreciaron y se
fueron, el uno a su granja y el otro a su tráfico: y los otros echaron mano de
los siervos, y después de haberlos ultrajado, los mataron. Y el rey cuando lo
oyó, se irritó; y enviando sus ejércitos, acabó con aquellos homicidas, y puso
fuego a la ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están
aparejadas; mas los que habían sido convidados no fueron dignos. Pues id a las
salidas de los caminos, y a cuantos hallareis llamadlos a las bodas. Y habiendo
salido sus siervos a los caminos, congregaron cuantos hallaron, malos y buenos;
y se llenaron las bodas de convidados. Y entró el rey para ver a los que
estaban a la mesa, y vio allí un hombre que no estaba vestido con vestidura de
boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí no teniendo vestido de boda? Mas
él enmudeció. Entonces el rey dijo a sus ministros: Atado de pies y de manos,
arrojadle en las tinieblas exteriores: allí será el llorar y crujir de dientes.
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos". (vv. 1-14)
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 69,1
Como había
dicho el Salvador que se daría la viña a otras gentes que le pagasen sus frutos
( Mt 21,43), ahora dice a qué clase de gentes. Por eso el Evangelista añade:
"Y respondiendo Jesús, les dijo", etc.
Glosa
Dice
respondiendo, porque contrariaba la intención depravada de los que fraguaban su
muerte.
San Agustín, de consensu evangelistarum,
Unicamente
San Mateo refiere esta parábola; San Lucas refiere otra semejante, pero no es
ésta, como indica el orden mismo.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Aquí se
infiere a la Iglesia presente, por medio de las nupcias, pero allí se refiere,
por medio de la cena, al convite último y eterno. Porque en éste entran algunos
de los que han de salir, pero de aquél no saldrá ya el que una vez haya
entrado. Y si alguno cree que esto viene a ser lo mismo, vea que San Lucas pasó
en silencio lo que dijo San Mateo refiriéndose a aquel que no había entrado con
el vestido nupcial. No obsta que por medio del primero se entienda la cena, por
medio del segundo, la comida; porque cuando se almorzaba todos los días a la
hora nona entre los antiguos, el almuerzo se llamaba cena.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
El reino de
los cielos es semejante, según quien allí reina, a un hombre rey; y según aquel
con quien reina, al hijo del rey; según lo que hay en los estados del rey, es
semejante a los siervos y a los convidados a las bodas, entre los que se
encuentra también el ejército del rey. Y se añade: "a un hombre rey",
para que como hombre hable a los hombres y gobierne a aquellos que no quieren
ser gobernados por Dios. Pero entonces el reino de los cielos cesará de ser
semejante a un hombre, porque cuando haya concluido el celo, la disputa y las
demás pasiones, cesaremos también de andar como hombres, y lo veremos tal y
como es; ahora lo vemos, no como es, sino como ha querido hacerse por nosotros.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Dios Padre
celebró las bodas a su propio Hijo cuando unió a Este con la humanidad en el
vientre de la Virgen. Mas como el casamiento no puede verificarse sino entre
dos personas, no debemos pensar que la persona del Salvador consta de dos
personas unidas. Decimos que consta y que está formada por las dos naturalezas,
pero de ningún modo podemos decir que sea un compuesto de dos personas. Mejor
puede decirse que este Padre rey celebró las bodas para su Hijo rey,
asociándole la santa Iglesia por medio del misterio de la encarnación: el
tálamo de este esposo es el vientre de la Virgen María.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando
suceda la resurrección de los santos recibirá el hombre la verdadera vida (que
es Jesucristo), porque Este asumirá en su inmortalidad la mortalidad del
hombre. Ahora recibimos al Espíritu Santo como en arras del consorcio eterno,
pero después recibiremos al mismo Jesucristo en toda su plenitud.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Por la unión
del esposo con la esposa (esto es, de Jesucristo con el alma) debe entenderse
la aceptación de la divina palabra; y las buenas obras serán el parto.
San Hilario, in Matthaeum, 22
Se dice con
razón que estas bodas ya han sido celebradas por el Padre, porque esta unión de
la eternidad, y los desposorios del nuevo cuerpo, se han consumado ya por medio
de Jesucristo.
Prosigue: "Y envió sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron venir".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Si envió a
sus siervos, fue porque ya estaban invitados primeramente. Son invitados, pues,
los hombres desde el tiempo de Abraham, a quien ya se prometió la encarnación
de Jesucristo.
San Jerónimo
Envió a su
siervo; y no cabe duda que éste fue Moisés, por quien se dio la ley a los
invitados. Aunque leemos siervos (como se encuentra en muchos ejemplares),
debemos entender que se refiere a los profetas; porque invitados por ellos, no
quisieron venir. Sigue, pues: "Envió de nuevo otros siervos, diciendo:
decid a los convidados". Debe creerse que los siervos que fueron enviados
la segunda vez son los profetas más bien que los apóstoles; y así, si antes
está escrito el siervo, cuando después de lee los siervos, debe entenderse que
estos segundos siervos son los apóstoles.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
A quienes envió cuando les dijo: "No os marchéis por los caminos de los gentiles, sino más bien buscad antes las ovejas perdidas de la casa de Israel" ( Mt 10,5).
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
También
puede decirse que los siervos enviados en primer lugar a que llamasen a los
invitados a las bodas son los profetas, que invitaban al pueblo por medio de sus
profecías, a la alegría por la unión de la Iglesia con Jesucristo. Y los que no
quisieron venir habiendo sido invitados primero, son los que no quisieron oír
las palabras de los profetas. Además, cuando pasaron éstos, hubo otro período
en que abundaron los profetas.
San Hilario, in Matthaeum, 22
Los siervos
que fueron enviados primeramente a llamar a los convidados, son los apóstoles.
Habían sido enviados para que viniesen los que ya habían sido invitados antes,
esto es, el pueblo de Israel, que fue llamado por medio de la ley a la gloria
eterna. Era propio de los Apóstoles instar a los que los profetas habían
invitado de antemano. Los que fueron enviados después en condición de maestros,
son los varones apostólicos que sucedieron a aquéllos.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Y como los
que antes habían sido invitados no quisieron venir al convite, se les dice en
la segunda invitación: "He aquí que he preparado mi banquete".
San Jerónimo
El banquete
preparado, los toros y los animales cebados ya muertos, representan, en sentido
metafórico, las riquezas del rey, para que por medio de las cosas materiales se
venga en conocimiento de las espirituales. Además, la magnificencia de los
dogmas, y la doctrina del Señor, pueden conocerse de una manera evidente en la
plenitud de la ley.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando dijo
el Señor a sus apóstoles: "Id y predicad que se acerca el reino de los
cielos" ( Mt 10,7), se refirió a lo que dice ahora: "He preparado mi banquete";
esto es, por medio de la ley y de los Profetas he adornado las mesas de las
Escrituras. Por esto sigue: "Mis toros", etc.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Los toros
representan a los padres del Antiguo Testamento, los cuales, según estaba
permitido en la ley, herían con el cuerno de su virtud corporal a sus enemigos.
Llamamos a los animales cebados, por Aquel que alimenta desde lo alto; por eso
les decimos saciados. Por medio de los animales cebados se figuran los padres
del Nuevo Testamento, los cuales, cuando perciben la gracia de la dulce
alimentación interna, se elevan de los deseos terrenos a las cosas de lo alto
por las alas su contemplación. Dice, pues: "Mis toros y mis animales
cebados ya están muertos". Como diciendo: Observad las muertes de los
padres que precedieron, y pensad en aplicar los remedios para que conservéis
vuestras vidas.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Y habla de
los animales cebados y de los toros, no porque los toros no estuviesen cebados,
sino porque no todos habían engordado del mismo modo. Luego, únicamente llama
cebados a los profetas que estuvieron llenos del Espíritu Santo; y toros, a los
profetas y sacerdotes, como Jeremías y Ezequiel. Así como los toros son los
guías del rebaño, así los sacerdotes son los jefes del pueblo.
San Hilario, in Matthaeum, 22.
Los toros
representan la gloria de los mártires que han sido inmolados como víctimas
escogidas por haber confesado a Dios; y cebados, los hombres espirituales,
porque son alimentados con el pan del cielo, como las aves se alimentan cuando
han de volar para alimentar a las demás, haciéndoles partícipes de la
abundancia de su comida.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Debe
advertirse también, que en la primera invitación nada se habló de toros ni de
animales cebados; pero que en la segunda, se dice que los toros y los animales
cebados ya están muertos. Porque el Dios omnipotente, cuando no queremos oír su
divina palabra, cita ejemplos para que veamos que hay facilidad para poder
vencer todo lo que consideramos como imposible, oyendo que otros han pasado por
esto.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Y como la
comida que estaba preparada es la palabra divina, se entiende que la gran
fuerza de esta palabra está representada por medio de los toros. Y lo que éstos
tienen de suave y de deleitable, es por lo que se les llama cebados. Si alguno
dice que las razones expuestas tienen poca fuerza y que son de poco valor,
tienen que admitir la esterilidad de cuanto se lleva dicho: son cebadas, cuando
se citan muchos ejemplos para cada una de las proposiciones, en prueba completa
del discurso. Cuando alguno predica sobre la castidad, cita por ejemplo la
tórtola; pero cuando sobre la misma virtud cita muchas pruebas de las Sagradas
Escrituras de modo que deleite y confirme, el alma del que oye queda como
cebada.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Y cuando
dice: "Todo está preparado", se entiende que ya está cumplido en las
Sagradas Escrituras todo lo necesario para la salvación. El que es ignorante,
encuentra allí algo que aprender; el que es orgulloso, encuentra algo que
temer; el que trabaja, encuentra allí todo lo ofrecido a aquellos a quienes se
invita a trabajar.
Glosa
Todo está ya
preparado, esto es, está preparada la entrada en el reino, por medio de la fe
en mi encarnación, la que antes estaba cerrada.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Dice que está preparado todo lo que pertenece al misterio de la pasión del Señor, y de nuestra redención. Por esto dice: "Venid a las bodas", no con los pies, sino con la fe y con las costumbres.
Prosigue:
"Mas ellos lo despreciaron". El por qué lo despreciaron lo da a conocer
cuando añade: "Y se fueron, unos a sus granjas", etc.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 69,1
Aun cuando
parece que los motivos son razonables, aprendemos, sin embargo, que incluso
cuando sean necesarias las cosas que nos detienen, conviene siempre dar la
preferencia a las espirituales: y a mí me parece que cuando alegaban estas
razones, daban a conocer los pretextos de su negligencia.
San Hilario, in Matthaeum, 22.
Los hombres
del mundo se ocupan en la ambición de cosas temporales y muchos se dedican a
los negocios por la codicia del dinero.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando
hacemos algo con el trabajo de nuestras manos, cuando cultivamos un campo o una
viña, o cuando hacemos una obra de madera o de hierro, parece que entonces
trabajamos la granja. Y cuando obtenemos otras ganancias, no por el trabajo de
nuestras manos, todo esto se llama negocio. ¡Oh mundo miserable, y desgraciados
los que le siguen! Muchas veces los trabajos del mundo alejan a los hombres de
la vida verdadera.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
El que se
propone labrar un terreno, o está dedicado a las cosas del mundo, simula
meditar en el misterio de la encarnación, y vivir según su espíritu, y marcha
hacia la granja o sea hacia el negocio, rehusando venir a las bodas del rey. A
veces (lo que todavía es peor), algunos llamados a la gracia, no sólo la
desprecian, sino que también la persiguen: por esto añade: "Y los otros
echaron mano de los siervos", etc.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Por la
ocupación de la granja se entiende la gente del pueblo de los judíos, que por
su deseo de las cosas del mundo fueron separados de Cristo; por la ocupación de
los negocios se entiende a los sacerdotes y los demás ministros del templo a
quienes el afán de lucro separó de la fe, aun siendo ellos los encargados del
servicio de la ley y del templo. No dijo de éstos que habían obrado
maliciosamente, sino que despreciaron; los que crucificaron a Jesucristo por
odio o por envidia, fueron los que obraron mal; los que impedidos por los
negocios no creyeron, son los que le despreciaron, aun cuando no eran malos. El
Señor nada dice acerca de su muerte, porque ya había dicho lo bastante en la
parábola anterior, pero da a conocer la muerte de sus discípulos, a quienes
mataron los judíos, después que el Señor subió a los cielos, apedreando a
Esteban y degollando a Santiago de Alfeo. Por todo lo cual Jerusalén fue
destruida por los romanos. Debe advertirse que se habla de la ira de Dios, no
en sentido propio, sino en sentido traslativo: se dice que se enfurece cuando
castiga. Por lo que se dice aquí: "Y el rey, cuando lo oyó, se
irritó".
San Jerónimo
Cuando
invitaba a las bodas y obraba con clemencia, era llamado hombre; pero ahora,
cuando vino a aleccionarse calla la palabra hombre, y únicamente se le llama
rey.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Adviertan
los que pecan contra el Señor de la ley, de los profetas y de toda la creación,
que éste que ahora se llama hombre, y se muestra airado, es el mismo Padre de
Jesucristo. Y si conocen que éste es el mismo, se verán obligados a confesar
que de El se dicen muchas cosas parecidas a las que tiene la naturaleza pasible
de los hombres: no porque El sea pasible, sino porque muchas veces obra a
imitación de la naturaleza pasible de los hombres. Y en este mismo concepto
debemos tener la ira de Dios, y la penitencia, y todo lo demás que leemos en
los profetas.
Prosigue: "Enviando sus ejércitos, acabó con aquellos homicidas" 1, etc.
San Jerónimo
Por estos
ejércitos entendemos los ejércitos romanos, capitaneados por Vespasiano y por
Tito, los cuales, habiendo destruido los pueblos de Judea, prendieron fuego a
la ciudad prevaricadora.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
El ejército
romano se considera como el ejército de Dios porque la tierra y cuanto en ella
se contiene pertenece a Dios ( Sal 23,1). No hubiesen venido los romanos a
Jerusalén, si Dios no los hubiese enviado.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Los
ejércitos de los ángeles son los de nuestro Rey. Habiendo, pues, enviado sus
ejércitos se dice que acabó con aquellos homicidas porque todo designio se
cumple sobre los hombres por medio de los ángeles. Acabó, pues, con aquellos
homicidas, porque mató a los que le perseguían; incendió también su ciudad,
porque no solamente sus almas sino que también su carne (en la que habían
vivido), habían de ser atormentadas con el fuego eterno.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
La ciudad de
los impíos es la reunión de los que están en un todo conformes con el modo de
pensar de los príncipes de este mundo: el rey incendia y destruye la ciudad,
construida de malos edificios.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Pero éste
que se ve despreciado de los que convida, no tendrá desiertas las bodas de su
hijo: porque alguna vez la palabra de Dios encontrará también en dónde
descansar. Por esto añade: "Entonces dijo a sus siervos".
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Esto es, a
los apóstoles o a los ángeles que estaban preparados para la vocación de los
gentiles: "Las bodas ciertamente están aparejadas".
Remigio
Esto es,
todo sacramento acerca de la redención de los hombres, ya está ultimado y
concluido. "Mas los que habían sido convidados (esto es, los judíos), no
fueron dignos" ( Rom 10,3), porque desconociendo la santidad de Dios, y
queriendo dar preferencia a la suya, fueron considerados como indignos de la
vida eterna. Por lo tanto, una vez reprobado el pueblo judío, fue llamado el
pueblo gentil a estas bodas. Por esto sigue: "Pues id a las salidas de los
caminos", etc.
San Jerónimo
El pueblo
gentil no estaba en los caminos, sino en las salidas de los caminos.
Remigio
Estos son
los errores de los gentiles.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Son caminos
también todos los conocimientos humanos como los de la filosofía, los de la
milicia, y otros por el estilo. Dijo, pues: "Id a las salidas de los
caminos", para que llamen también a la fe a todos los hombres, cualquiera
que sea su condición. Además, así como la castidad es el camino que lleva a
Dios, la fornicación es el camino que lleva al demonio; y esto mismo debe
decirse de las demás virtudes y de los demás vicios. Manda, por lo tanto que
conviden a los hombres de cualquier clase y de cualquier condición para que
crean.
San Hilario, in Matthaeum, 22.
También
pueden entenderse por el camino, la duración de esta vida, y por lo tanto, se
les manda ir a las salidas de los caminos, porque estas gracias a todos se dan.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Según la
Sagrada Escritura, se entiende por camino las acciones; las salidas de los
caminos son las faltas de las acciones, porque con frecuencia vienen a Dios con
facilidad, aquéllos que ninguna satisfacción se conceden en las cosas de la
vida.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Yo creo que
esta primera invitación a las bodas se dirigía a algunas almas sencillas: en
verdad, Dios quiere que vengan al convite divino principalmente aquellos que
son prontos para comprender; y como éstos generalmente no quieren venir cuando
se les llama, son enviados otros siervos para animarlos, ofreciéndoles que si
vienen, disfrutarán del convite preparado por su rey. Y así como en esta vida
una es la esposa que se casa, otros los que convidan, y otros los que son
convidados a las bodas, así el Señor conoce las diversas clases de las almas,
las virtudes y sus fundamentos. Por esta razón unas son consideradas como
esposas, otros como siervos que convocan, y otros están en el número de los
invitados a las bodas. Pero los que en primer lugar fueron llamados, despreciaron
a los primeros que los invitaban (como hombres de poco conocimiento), y se
marcharon a cuidar de sus cosas, complaciéndose más en ellas que en lo que el
Rey les ofrecía por medio de sus siervos. Pero éstos son menos culpables que
aquéllos que injuriaron a los siervos enviados y los mataron. Estos últimos se
atrevieron a detener a los siervos enviados por medio de cuestiones enojosas, y
como no estaban preparados para contestar a sus ingeniosas cuestiones, fueron
primero abrumados de insultos y luego muertos por ellos.
Prosigue:
"Y habiendo salido sus siervos a los caminos, congregaron", etc.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Habiendo
salido los siervos, ya de Judea o Jerusalén, como los apóstoles de Jesucristo,
o ya de los interiores, como los santos ángeles, y viniendo a los diversos
caminos de las costumbres diferentes, reunieron a todos los que encontraron: y
no se cuidan de si alguna vez habían sido malos o buenos, antes de ser
llamados. Aquí debemos entender como buenos los que sencillamente son más
humildes y más perfectos en cuanto afecta al culto divino y a quienes se
refiere lo que dice el Apóstol: "Cuando las gentes que no conocen la ley,
obran según lo que ella manda, ellos mismos son su propia ley" ( Rom
2,14).
San Jerónimo
También
entre los gentiles hay una diversidad infinita, pues debemos conocer, que unos
están más inclinados a lo malo, y otros practican las virtudes por sus buenas
costumbres.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Y dice esto,
porque en la Iglesia no puede haber buenos sin malos, ni malos sin buenos, y no
fue bueno aquél que no quiso sufrir a los malos.
Prosigue: "Y se llenaron las bodas", etc.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Las bodas,
esto es, de Jesucristo y de la Iglesia, se llenaron porque fueron traídos a
Dios los que fueron encontrados por los Apóstoles, y se recostaron para comer
en las bodas. Pero como fue conveniente llamar a los buenos y a los malos, no
para que los malos continuasen siendo malos, sino para que dejasen los vestidos
impropios de las bodas, y vistiesen los trajes nupciales (esto es, el corazón
misericordioso, bondadoso, etc.). Por eso, después entra el rey para ver a los
que estaban sentados antes que se les presente la comida, para detener y
regalar a los que tengan los vestidos nupciales, y para condenar a los que no
los tengan. Por eso sigue: "Y entró el rey para ver a los que estaban a la
mesa".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
No es que el
Señor deje de estar en todas partes, sino que donde quiere observar para
juzgar, allí se dice que está presente, y donde no quiere, parece que está
ausente. El día en que todo lo verá es el día del juicio, cuando habrá de
visitar a todos los cristianos, que descansan sobre la mesa de las Sagradas Escrituras.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Cuando
entró, vio a uno que no había mudado sus costumbres; por esto sigue: "Y
vio allí un hombre que no estaba vestido con vestidura de bodas". Dijo en
singular, porque son de un mismo género todos los que conservan la malicia
después de la fe, como la habían tenido antes de creer.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
¿Qué debemos
entender por vestido de bodas, sino la caridad? Porque el Señor la tuvo cuando
vino a celebrar sus bodas con la Iglesia. Entra, pues, a las bodas, sin el
vestido nupcial, el que cree en la Iglesia, pero no tiene caridad.
San Agustín, contra Faustum, 2,19
Se atreve a
venir a las bodas sin vestido nupcial, el que busca allí la gloria, no la del
esposo, sino la propia.
San Hilario, in Matthaeum, 22.
El vestido
de bodas es también la gracia del Espíritu Santo, y el candor del vestido
celestial, que una vez recibido por la confesión de la fe, debe conservarse
limpio e íntegro hasta la consecución del reino de los cielos.
San Jerónimo
El vestido
nupcial es también la ley de Dios y las acciones que se practican en virtud de
la ley y del Evangelio, y que constituyen el vestido del hombre nuevo. El cual
si algún cristiano dejare de llevar en el día del juicio, será castigado
inmediatamente; por esto sigue: "Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí,
no teniendo vestido de bodas?" Le llama amigo, porque había sido invitado
a las bodas (y en realidad era su amigo por la fe), pero reprende su
atrevimiento, porque había entrado a las bodas, afeándolas con su vestido
sucio.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Y como el
que peca y no se viste de nuestro Señor Jesucristo, no tiene excusa alguna,
prosigue: "Mas él enmudeció".
San Jerónimo
Entonces,
cuando todos los ángeles y el mundo entero sean testigos de los pecados, no
habrá lugar a petulancias ni se podrá negar.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Pero no sólo
fue arrojado de las bodas el que las ultrajó, sino que fue atado por los
ministros del rey, ya preparados a este fin, y con la presteza que él no había
empleado para hacer cosa buena. Por no obrar el bien fue aprendido por la
fuerza y fue condenado a un sitio en donde no hay luz alguna y que se llama
tinieblas exteriores. Por lo que sigue: "Entonces el rey dijo a sus ministros:
atado de pies y manos, arrojadle en las tinieblas exteriores".
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
En virtud
del poder de aquella sentencia son atados sus pies y sus manos, que poco antes
habían estado atados por las malas acciones, y no habían mejorado su vida.
Entonces son atados para castigo los que la culpa tenía atados para impedirles
que obrasen bien.
San Agustín, de Trinitate, 11,6
El embrollo
de los malos deseos y de las malas intenciones, constituye un lazo, con el cual
es atado, quien obra de tal modo, que merece ser arrojado a las tinieblas
exteriores.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Llamamos
tinieblas interiores, a la ceguedad del alma, y tinieblas exteriores a la noche
eterna de la condenación.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
De este modo
se designa también la diferencia de castigos que se aplicarán a los pecadores:
hay tinieblas exteriores e interiores, hay primeros lugares así como hay
últimos lugares.
Prosigue: "Allí será el llorar y el crujir de dientes".
San Jerónimo
En el llanto
de los ojos y en el rechinar de dientes, se da a conocer la magnitud de los
tormentos por medio de una metáfora de miembros corporales. Los pies y las
manos atadas, el llanto de los ojos y el rechinar de dientes, son para que se
entienda la veracidad de la resurrección.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Para que
allí rechinen los dientes de los que se gozaban en la voracidad, y allí lloren
los ojos que aquí disfrutaban de complacencias ilícitas. Porque cada uno de los
miembros sufrirá un castigo, relacionado con todas las acciones a que vivieron
sujetos, obedeciendo a los vicios.
San Jerónimo
Y como en el
convite nupcial no se busca el principio, sino el fin, añade: "Muchos son
los llamados y pocos los escogidos".
San Hilario, in Matthaeum, 22.
Cuando el
que invita lo hace sin excepción, da a conocer su afecto y la gran bondad que
resulta de su humanidad; pero en los convidados o llamados, se elige a cada uno
según su mérito propio.
San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 38
Mas algunos,
ni siquiera empiezan a obrar bien; y otros no perseveran en las buenas acciones
que comenzaron. Tema cada uno por sí mismo, tanto más, cuanto que desconoce lo
que viene después.
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
O de otro
modo: cuantas veces el Señor prueba a su Iglesia, entra en ella para ver a los
que están reunidos. Si encuentra alguno que no tenga vestido nupcial, le
pregunta: ¿para qué te has hecho cristiano si amabas estas acciones? A este tal
entrega Jesucristo a sus ministros (esto es, a algunos sectarios), y le atan
sus manos (esto es, sus acciones), y sus pies (a saber, las aspiraciones de su
alma), y lo arrojan a las tinieblas, esto es, a los errores (o de los gentiles,
o de los judíos, o de los herejes). En primer lugar, a las tinieblas de los
gentiles, porque desprecian la verdad que no han oído; o a las exteriores de
los judíos que oyeron, pero que no creyeron, y especialmente a las exteriores
de los herejes que oyeron y conocieron.
Notas
1. Cierta crítica usa estas palabras para afirmar que el Evangelio de San Mateo fue escrito en fecha tardía. Sorprende realmente que si eso fuera así -que habría sido escrito después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C.- tan poco impacto hubiera hecho tal catástrofe en los relatos, ya que es ignorada a pesar de sus terribles consecuencias en el judaísmo. Las palabras del v. 7, por lo demás son un asunto secundario en la parábola. El pasaje, a pesar de su vaguedad sobre precisiones de lo ocurrido, ha sido calificado por la crítica racionalista -que no cree en profecías ni en milagros- como retrospectivo. El tema está vinculado a Is 5, que ya aparece en Mt 21,33. (Gundry) "No tenemos necesidad alguna de suponer en Mateo una retrospección de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.". Luego de abundar en su análisis concluye: "Por lo tanto, 22, 7, no apunta hacia atrás al 70 d.C., sino es más bien una dramática figura del juicio derivada de la predicción de Isaías de la destrucción de Jerusalén".