NOVENO
COLOQUIO
NUESTROS
DEBERES PARA CON DIOS COMO CRISTIANOS
MEDITACIONES SOBRE LA HUMILDAD
Y COLOQUIOS INTERIORES DEL CRISTIANO CON SU DIOS
San Juan Eudes
Para
comenzar cada día:
+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro
enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y
del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios,
digamos la siguiente oración:
Profesión de Humildad
Señor Jesucristo,
nada somos,
nada podemos ni
valemos,
nada tenemos a no
ser nuestros pecados.
Somos siervos
inútiles, nacidos en la enemistad,
últimos de los
hombres,
primeros de los
pecadores.
Sea para nosotros
la vergüenza y la confusión,
y para ti, la
gloria y el honor por siempre jamás.
Señor Jesucristo,
compadécete de nosotros. Amén.
NOVENO
COLOQUIO
NUESTROS
DEBERES PARA CON DIOS COMO CRISTIANOS
1
Dios, por habernos
creado, es nuestro principio, nuestro rey y Soberano: y nosotros sus criaturas,
su obra, sus súbditos y servidores. Pero, además, por nuestra regeneración y el
nuevo nacimiento del bautismo que nos da un nuevo ser y una vida nueva y
divina, Dios es nuestro Padre a quien podemos y debemos decirle: Padre nuestro
que estás en los cielos. Por eso:
1. Si por el nuevo nacimiento hemos salido
del seno de Dios, nuestro Padre, también allí permaneceremos siempre, en su
regazo. De otra manera perderíamos el ser y la vida nuevas que recibimos en el
bautismo. Por eso nos dice: Escuchadme, vosotros, a quienes cargo en mi
vientre, a quienes llevo en mis entrañas.
2. Somos hermanos de Jesucristo, de su
sangre, de su raza real y divina, y formamos parte de su genealogía. De ahí que
el cristiano, el hombre nuevo y nueva criatura, que ha nacido únicamente de
Dios, no conoce genealogía distinta a la de Jesucristo, ni otro Padre que a
Dios. No os llamaréis padres unos a otros en la tierra. Ya no conocemos a nadie
según la carne, dice san Pablo. Y el Señor nos dice: Lo que ha nacido del
Espíritu es espíritu.
3. Somos coherederos del Hijo de Dios y
herederos de Dios.
¡Oh maravillas, oh
dignidad, nobleza y grandeza del cristiano! Mirad qué magnífico regalo nos ha
hecho el Padre, que nos llamemos hijos de Dios, y además lo somos. ¡Qué gracia
tan grande nos hace Dios cuando nos hace cristianos y cuán agradecidos debemos
vivir con su bondad!
Bien desdichado es
quien desconoce a Dios como Padre y prefiere ser hijo del diablo. Y eso hacen
los que pecan mortalmente. De ellos dice nuestro Señor Vosotros tenéis por
padre al diablo y queréis realizar los deseos de vuestro padre . Humillémonos a
la vista de nuestros pecados.
Renunciemos a
Satanás. Entreguémonos a Dios, con el deseo ferviente de vivir en adelante como
verdaderos hijos suyos, de no desmentir la nobleza de nuestro linaje, de no
deshonrar a nuestro Padre. Porque así como un hijo cuerdo es su ignominia.
2
El cristiano es un
miembro de Jesucristo. ¿Se os ha olvidado que sois miembros de Cristo? Por lo
cual tenemos con Jesucristo una alianza y unión más noble, estrecha y perfecta
que la que tienen con su cabeza los miembros de un cuerpo humano y natural. De
lo cual se deduce:
1. Que
pertenecemos a Jesucristo como los miembros a su cabeza;
2. que, por lo mismo, estamos bajo su dependencia
y dirección;
3. que somos una sola cosa con él,
Por eso no es
extraño que nos asegure que su Padre nos ama corno a él mismo: Los has amado a
ellos como me amaste a mí y que escribirá sobre nosotros su nombre nuevo; que
tendremos con él
1.
la
misma morada, que es el regazo de su Padre: Donde yo esté allí estará también
mi servidor (4); y
2.
que
nos hará sentar con él en su trono (5). Su amor y su bondad son tan excesivos
que no se contenta
3.
con
llamarnos sus amigos, hermanos e hijos: quiere que seamos sus miembros.
Amémoslo,
bendigámoslo y comprendamos que esta cualidad nos obliga a vivir de la vida de
nuestra cabeza, a continuar en la tierra su vida y sus virtudes. Pero, ¡qué
alejados estamos de esa santa vida! ¡Qué culpa horrible es cometer un pecado
mortal! Porque descuartiza a Jesucristo, le arranca uno de sus miembros para
convertirlo en miembro de Satanás.
Detestemos
nuestros crímenes. Entreguémonos como sus miembros y hagamos el propósito de
vivir de su vida. Porque sería monstruoso que un miembro viviera una vida
distinta de la de su cabeza. Por eso san Gregorio de Nisa afirma que el
cristianismo es hacer profesión de vivir de la vida de Jesucristo.
3
El cristiano es
templo del Espíritu Santo, al decir de san Pablo: Sabéis muy bien que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo (1). Porque si somos hijos de Dios y una
sola cosa con el Hijo de Dios, como los miembros con su cabeza, su mismo
Espíritu debe animamos. Por eso san Pablo nos dice: La prueba de que sois hijos
es que Dios envió a vuestro interior el Espíritu de su Hijo y que si alguno no
tiene el Espíritu de Cristo ese no es cristiano. De manera que el Santo
Espíritu nos ha sido dado para que sea el espíritu de nuestro espíritu, el
corazón de nuestro corazón, el alma de nuestra alma, para que esté siempre con
nosotros y dentro de nosotros, no sólo como en su templo sino como en una parte
de su cuerpo, vale a decir en una parte del cuerpo de Jesucristo, que es el
suyo y que debe estar animado por el pues los miembros y cada parte del cuerpo
deben estar animados por el mismo espíritu que anima a su cabeza.
¿Quién, pues,
podrá concebir y expresar la excelencia de la religión cristiana, la dignidad
de un cristiano, hijo de Dios, miembro de Jesucristo, animado por su Espíritu?
¿Cuál sea nuestra obligación para con Dios? ¿Cuál la santidad de nuestra vida?
¿Cuán culpable quien peca mortalmente? Porque el pecador destierra al Espíritu
Santo de su templo para alojar al espíritu del mal; crucifica y da muerte en sí
mismo a Jesucristo apagando en él su Espíritu, por el cual vivía, para
entronizar y hacer vivir allí a su enemigo Satanás.
Consideremos
cuidadosamente estas verdades. Grabémoslas profundamente en nuestros corazones
para incitamos a bendecir y amar a Dios, a detestar nuestras ingratitudes y
pecados pasados y a llevar en adelante una vida digna de la perfección de
nuestro Padre, de la santidad de nuestra Cabeza y de la pureza del Espíritu.
Jaculatoria: Padre
nuestro que estás en los cielos, hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo.
Para
finalizar cada día:
LETANÍAS DE LA HUMILDAD
Venerable Cardenal Merry del Val
Jesús manso y humilde de corazón, óyeme.
Del deseo de ser lisonjeado, líbrame Jesús
Del deseo de ser alabado, líbrame Jesús
Del deseo de ser honrado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aplaudido, líbrame Jesús
Del deseo de ser preferido a otros,
líbrame Jesús
Del deseo de ser consultado, líbrame Jesús
Del deseo de ser aceptado, líbrame Jesús
Del temor de ser humillado, líbrame Jesús
Del temor de ser despreciado, líbrame
Jesús
Del temor de ser reprendido, líbrame Jesús
Del temor de ser calumniado, líbrame Jesús
Del temor de ser olvidado, líbrame Jesús
Del temor de ser puesto en ridículo,
líbrame Jesús
Del temor de ser injuriado, líbrame Jesús
Del temor de ser juzgado con malicia,
líbrame Jesús
Que otros sean más estimados que yo. Jesús
dame la gracia de desearlo
Que otros crezcan en la opinión del mundo
y yo me eclipse. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean alabados y de mí no se haga
caso. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean empleados en cargos y a mí
se me juzgue inútil. Jesús dame la gracia de desearlo
Que otros sean preferidos a mí en todo.
Jesús dame la gracia de desearlo
Que los demás sean más santos que yo con
tal que yo sea todo lo santo que pueda. Jesús dame la gracia de desearlo
Oración:
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste
hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda
nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu
ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la
tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de ti en el cielo. Amén.
***
Sagrado Corazón de
Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón
de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca
san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles
Custodios, rogad por nosotros.
San Juan Eudes,
ruega por nosotros.
Todos los santos y
santas de Dios, rogad por nosotros.
***
¡Querido hermano,
si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
***
Ave María Purísima,
sin pecado concebida.