LA INGRATITUD Y CRUELDAD DEL SIERVO.
LUNES DE LA DECIMONOVENA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
LUNES DE LA DECIMONOVENA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
LA INGRATITUD Y CRUELDAD DEL SIERVO.
1.- Saliendo, pues, aquel criado, encontró uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y asiéndole le sofocaba diciendo: Paga lo que debes. Y arrodillándose el consiervo, le rogaba diciendo: Dame espera, y todo te lo pagaré. Y no quiso sino que le echó en la cárcel (1). Grandes son las deudas que Dios te perdona. Tú ni una palabrilla quieres perdonar a tu prójimo. ¿Qué deuda tan pequeña es ésta si la comparas con las tuyas? Pero viendo esto los otros criados (los demás tanto más ven tus defectos, cuanto tú mismo los conoces menos) contaron a su señor todo lo que se había hecho. Cosa justa; contaron lo que vieron, no lo que arguyeron; lo que se había hecho, no lo que sospechaban. Contaron a su señor, a quien tocaba corregir; no a aquellos a quienes nada pertenecía juzgarlo ni condenarlo.
2.- Entonces le llamó su señor, y le dice: Siervo malvado, toda la deuda te perdone porque me lo rogaste; ¿no era justo por ventura, que tú te compadecieses de tu consiervo (2)? ¡Qué cosa más indigna! Quieres que te sufran, y tu no sufrir cosa alguna. Quieres que todos sirvan a tu conveniencia, y tú a la de ninguno. Quieres que con una ley sean regulados tus hechos, y con otra los de tus prójimos. Si no imitas a Dios en hacer bien a otros, Dios te imitará a ti en darte el mal que a otros haces. A cada uno juzgaré según sus caminos (3).
3. Y airado su señor, le entregó a los atormentadores hasta que pagase toda la deuda (4). No reviven por cierto los pecados perdonados; mas la ingratitud que sobreviene al perdón, es tanto mayor pecado, cuanto fue aquel mayor beneficio. Perdonáronte cosas bien graves; tú ni las mínimas perdonas. Eres ingrato. Serás entregado a los atormentadores. Así también lo hará mi Padre con vosotros, si cada uno no perdonare de corazón a su hermano, sin que le quede algo de amargura en su ánimo. No se acuerda más Dios de todas tus maldades (5) después que asegura que las perdona. ¿Por ventura olvidas tú también de este modo tus ofensas? ¿tienes acaso ahora igual afecto al que te ofendió? etc.
(1) Matth., 18. (2) Ibid. (3) Ezech., 18. (4) Matth., 18. (5) Ezech., 18.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.