jueves, 31 de octubre de 2024

DÍA 1. LA IMPORTANCIA DE LA SALVACIÓN. MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS Y ORACIÓN POR LOS DIFUNTOS

 

DÍA PRIMERO.

Importancia de la salvación

BREVES MEDITACIONES SOBRE LOS NOVÍSIMOS

P. Juan Pedro Pinamonte, S.I.

y oración por los difuntos

 

ORACIÓN INCIAL

Por la señal…

 

Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Divina Majestad.

 

Oh Dios mío, que condenándonos a la muerte, nos habéis ocultado el momento y la hora, haced que viviendo santamente todos los días de nuestra vida, merezcamos una muerte dichosa, abrasados en vuestro divino amor.

Haced que la meditación de las verdades últimas de la existencia del hombre sobre la tierra, nos sirvan de estímulo para arrepentirnos y detestar el pecado, y resolvernos a vivir y practicar la virtud.

Por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina con Vos, en unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Se leen los puntos para cada día.

DÍA PRIMERO.

Importancia de la salvación

1.- Mi salvación es un negocio todo mío: Si yo no pienso en él, ¿quién pensará por mí?

2.- De tal suerte es negocio mío, que en él se interesa cuanto soy, mi alma, y mi cuerpo: Si yo no le aseguro, ¿quién le asegurará por mí?

3.- Es negocio mío, de que pende toda mi eternidad: Si yo no le efectuó ¿quién lo efectuará por mí? ¿Pues qué hago? ¿Por qué no me aplico todo a salvar mi alma? No tengo cosa que mas deba amar, que esta alma sola no tengo cosa más preciosa, que esta alma inmortal: si una vez la pierdo, todo lo he perdido para siempre.

 

FRUTO.

Ofreced a la Santísima Trinidad por manos de la Purísima Virgen, del Ángel Custodio, y del Santo de aquel día todas vuestras acciones, para que se dirijan a la mayor gloria de Dios, y salvación del alma. Tres Gloria Patri.

 

 

 

PARA FINALIZAR

Por el eterno descanso de los difuntos y las benditas almas del purgatorio:

Pater noster…

V/ . Libra, Señor, sus almas.

R/. De las penas del infierno.

V/. Descansen en paz.

R/. Amén.

V/. Señor, escucha mi oración.

R/. Y llegue a ti mi clamor.

V/ . El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

 

Oremos:

Oh Dios, que otorgas el perdón y buscas la salvación de los hombres, pedimos a tu clemencia por la intercesión de la Bienaventurada Virgen María y de todos tus santos, para las almas de tus siervos que han salido de este mundo, la gracia de tener parte en la beatitud eterna: principalmente para las almas de mis familiares, amigos y bienhechores difuntos, y de aquellas más necesitadas y olvidadas. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

 

V/. Concédeles, Señor, el descanso eterno.

R/. Y brille sobre ellos la luz eterna.

V/. Descansen en paz.

R/. Amén.

 

V/. Por la misericordia de Dios y la intercesión de la Virgen María las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz.

R/. Amén.

PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA. VIERNES DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.


 

PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA.

VIERNES DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

 

MEDITACIONES

PARA EL TIEMPO  DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO

SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS

Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN

PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

 

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:

  

 “Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.

    Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”

 

Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.

 

VIERNES DE LA VIGESIMOTERCERA SEMANA

DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.

PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA.

 

1.- Llegábansele los publicanos y pecadores para oírle. Y murmuraban los fariseos diciendo: Que recibe a los pecadores, y come con ellos (1). ¡Qué opuesto es al fausto de los fariseos el espíritu de Cristo! Ellos desprecian con soberbia, y echan de sí a los pecadores; Jesucristo los alienta a que vengan a Él, y con suavidad los recibe. ¿Cuál de estos dos espíritus te domina? Murmuran porque recibe a los pecadores. ¡Qué miserables seríamos sino hiciera esto! Si a ti no te recibiera, ¡en qué abismo estarías sumergido!

2.- Y les dirige esta parábola (2), con que explica su fin y su instituto, y da la causa porque recibe a los pecadores. Un cierto hombre (es el mismo Cristo) de cien ovejas, o de todas las criaturas racionales, así en el cielo como en la tierra, perdió una., es a saber, al hombre, y a ti por el pecado. Dejó las noventa y nueve, es a saber, los ángeles; y fue a aquella que había perdido; quiero decir a ti. Buscóte, ¡con qué angustias! ¡con que dolores! ¡por qué tormentos! ¡qué trabajosos caminos anduvo desde el pesebre hasta la cruz! Hallóte, tomóte sobre sus hombres, y te llevó al redil en que ahora vives. Repara cuán torpemente te has descarriado; como siguiendo una yerbecilla de deleite, diste en horrendos precipicios. Conoce la benignidad de tu Jesús, el amor con que te buscó, y hallándote, te puso en este redil. No suceda ya que en adelante te vayas perdido de él.

3.- Y volviendo a casa, convoca los amigos y vecinos, diciendo: Dadme los plácemes, porque hallé la oveja que había perdido (3). ¡Oh bondad de mi Jesús! Yo debía convocar a todas las criaturas para que me diesen los parabienes de haber sido hallado, y recibido la vida. Pero Él se da a si los plácemes, como si hubiera logrado algún bien, por haberme hallado a mí. ¡Ah! Si tanto gozo recibe Dios por hallarte, no quieras ya más huírle; antes bien te le debes entregar de nuevo.

 

(1) Luc., 15. (2) Ibid. (3) Luc., 15.

 

 

ORACIÓN PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS:

Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…

Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…

¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."

 

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

 

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

1 de noviembre. FIESTA DE TODOS LOS SANTOS Y MEDITACIÓN

1 de noviembre   

FIESTDE TODOS LOS SANTOS

 

Por la fe conquistaron reinos, ejercitaron la justicia,
obtuvieron el efecto de las promesas.
(Hebreos, 11, 33).

Al comienzo del siglo VII, el santo Papa Bonifacio IV fue autorizado, por el emperador Focas, a cambiar el Panteón, erigido en honor de los falsos dioses a quienes los paganos festejaban juntamente, en iglesia que dedicó a la Santísima Virgen y a todos los mártires. Esta ceremonia tuvo lugar el 13 de mayo, y su aniversario llegó a ser fiesta fija anual, que el Papa Gregorio IV transfirió al 1º de noviembre y extendió a todo el imperio, el año 835, durante el reinado de Luis el Bueno, convirtiéndola en fiesta de todos los santos.

MEDITACIÓN LA FIESTA  DE TODOS LOS SANTOS

I. La vida de los santos ha estado llena de miserias: han sido perseguidos y atormentados por los enemigos de Jesucristo; Dios les ha enviado aflicciones para probarlos y purificarlos; en fin, ellos mismos se rehusaron a los placeres más inocentes y ejercieron sobre sus cuerpos grandísimas austeridades. ¿Quieres ir tú a donde están ellos? He ahí el camino, sigue sus huellas; estos grandes hombres tenían un cuerpo como el tuyo, pero más valor que tú. No han sido de naturaleza superior a la nuestra, sino de mayor vigilancia; no estuvieron exentos de pecados, pero hicieron penitencia. (San Ambrosio).

II. Los santos a pesar de sus pruebas, siempre han estado alegres y contentos en esta vida, porque los consuelos que Dios derramaba en sus almas les quitaban todo sentimiento de los dolores del cuerpo. Míralos en el patíbulo y en los yermos: aquí, derraman lágrimas de consuelo, allí, están llenos de gozo en medio de las torturas. Dios es tan generoso que no quiere esperar la otra vida para recompensarlos, hasta lo hace en este mundo.

III. Si fueron consolados en esta vida, que era el lugar de exilio, de sus combates y sufrimientos, ¡de qué gozo no serán colmados en el cielo, su patria y lugar de su triunfo! Allí poseen todos los bienes que su corazón puede desear, porque poseen a Dios; no son afligidos por incomodidad alguna. Escucha lo que te dicen: "Para llegar al cielo no pienses encontrar un camino más cómodo que el que recorrimos nosotros en pos de Jesucristo. No busques aquí abajo lo que ningún santo ha podido encontrar, lo que Cristo mismo no ha encontrado".

La imitación de los santos
Orad por la Iglesia.

ORACIÓN

Omnipotente y eterno Dios, que nos concedéis que honremos en una misma solemnidad los méritos de todos vuestros santos, haced que, asistidos por tan numerosos intercesores, obtengamos cada vez más, según nuestros deseos, la multitud de vuestras gracias. Por J. C. N. S. Amén.

miércoles, 30 de octubre de 2024

DÍA 31. DE COMO SE HA DE REZAR EL SANTO ROSARIO. MES DEL ROSARIO

DÍA 31.

DE CÓMO SE HA DE RECITAR EL SANTO ROSARIO

 

MES DE OCTUBRE  EN HONOR

A LA SANTÍSIMA VIRGEN,

REINA DEL SANTO ROSARIO

 

 

ORACION INCIAL

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

¡Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina, y por los justos aumento de gracia.

Amén.

 

DÍA 31.

DE CÓMO SE HA DE RECITAR EL SANTO ROSARIO

DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA “IL RELIGIOSO CONVEGNO” de S.S. Juan XXIII

 

Palabras y contenido

Es verdad que, para algunas almas no educadas a elevarse por encima del homenaje puramente oral, el rosario puede ser recitado como una monótona sucesión de las tres oraciones: el Pater noster, el Ave Maria y el Gloria, dispuestas en el orden tradicional de quince decenas. Esto, sin duda, ya es algo. Pero -debemos también repetirlo- es tan sólo preparación o resonancia exterior de una plegaria confiada, mas no vibrante elevación del espíritu en coloquio con el Señor, buscado en la sublimidad y dulzura de sus misterios de amor misericordioso por la humanidad toda entera.

La verdadera substancia del rosario bien meditado está constituida por un triple elemento, que da a la expresión vocal unidad y reflexión, descubriendo en vivaz sucesión los episodios que asocian la vida de Jesús y de María, con referencia a las varias condiciones de las almas orantes y a las aspiraciones de la Iglesia universal.

Para cada decena de avemarías he aquí un cuadro, y para cada cuatro un triple acento, que es al mismo tiempo: contemplación mística, reflexión íntima e intención piadosa.

Contemplación mística

Ante todo, contemplación pura, luminosa, rápida, de cada misterio, es decir, de aquellas verdades de la fe que nos hablan de la misión redentora de Jesús. Contemplando, nos encontramos en una comunicación íntima de pensamiento y de sentimiento con la doctrina y con la vida de Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, venido a la tierra para redimir, instruir y santificar: -en el silencio de la vida oculta, hecha de plegaria y de trabajo; -en los dolores de su santa Pasión; -en el triunfo de la resurrección, como en la gloria de los cielos donde está sentado a la diestra del Padre, asistiendo y vivificando siempre con el Espíritu Santo la Iglesia fundada por Él, que va siguiendo su camino a través de los siglos.

 

Reflexión íntima

El segundo elemento es la reflexión, que desde la plenitud de los misterios de Cristo se difunde con viva luz sobre el espíritu del orante. Cada uno advierte, misterio por misterio, la oportuna y buena enseñanza para sí, en orden a la propia santificación y a las condiciones en que vive; y bajo la continua iluminación del Espíritu Santo, que desde lo profundo del alma en gracia «pide por nosotros con gemidos inenarrables»4, cada uno compara su vida con el calor de la enseñanza que brota de esos mismos misterios, y encuentra sus inagotables aplicaciones tanto a las propias necesidades espirituales como a las necesidades de su vivir cotidiano.

 

Intención piadosa

En último término está la intención, es decir, la indicación de personas, instituciones o necesidades de orden personal y social, que para un católico verdaderamente activo y piadoso entran en el ejercicio de la caridad hacia los hermanos, caridad que se difunde en los corazones como expresión viviente de la común pertenencia al cuerpo místico de Cristo.

Así es como el rosario se convierte en súplica universal de cada una de las almas particulares y de la inmensa comunidad de los redimidos, que desde todos los puntos de la tierra se encuentran en una misma plegaria: ya sea en la invocación personal, para implorar gracias por necesidades individuales de cada uno, ya sea en la participación en el coro inmenso y unánime de toda la Iglesia por los grandes intereses de la humanidad entera. La Iglesia, como el Redentor Divino la quiere, vive entre las asperezas, las adversidades y las tempestades de un desorden social que frecuentemente se convierte en amenaza pavorosa; pero sus miradas están fijas y las energías de la naturaleza y de la gracia tienden siempre hacia el supremo destino de los fines eternales.

 

 

 

 

ORACION FINAL

¡Oh Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien, empeñad una y otra en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas, estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santo Domingo de Guzman, ruega por nosotros.

San Luis María Grignion de Montfort, ruega por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios devotos del santo Rosario, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, no dejes de honrar en este día a la Santísima Virgen con el rezo del santo Rosario! Recuerda que el peor rosario, es el que no se reza.

Si te ha gustado esta meditación, compártelo con tus familiares y amigos.

*

Ave María Purísima, sin pecado concebida.

 

PARA REZAR EL ROSARIO:

·        Misterios gozosos (lunes y jueves) https://youtu.be/CAgyK7cQ3zQ

·        Misterios dolorosos (martes y viernes) https://youtu.be/94aYZr6Rbqo

·        Misterios gloriosos (miércoles, sábado y domingo) https://youtu.be/2kIWhrSCwKQ

·        Si se rezan los luminosos, se hacen los jueves: https://youtu.be/1kh4RWLIYBc

 

Rosario con misterios meditados:

·        Misterios gozosos https://youtu.be/zEF-i1LIBwA?si=BC41sko-DFDymYpt

·        Misterios dolorosos https://youtu.be/wVP5GAikQ5E?si=THfzqCPkmMdr4OXY

·        Misterios gloriosos https://youtu.be/R9SmKF1ZfzI?si=IGoaW-R7gjnCLy8D

APÉNDICE

 

Métodos devotos de recitar el Santo Rosario y atraer la gracia de los misterios de la vida, pasión y gloria de Jesús y María.

 

PRIMER MÉTODO

Veni, Sancte Spiritus, etc.

 

Ofrecimiento del Rosario.

Yo me uno a los santos del cielo y a los justos de la tierra, oh Jesús mío, para alabar dignamente a vuestra Santísima Madre y a Vos en Ella y por Ella. Y renuncio a cuantas distracciones sufra durante este Rosario.

Os ofrecemos, Señora, el Credo para honrar vuestra fe mientras vivisteis en la tierra y pediros que nos hagáis partícipes de esa misma fe.

Os ofrecemos el padrenuestro, Señor, para adoraros en vuestra unidad y reconoceros como principio y fin de todas las cosas.

Os ofrecemos, Trinidad Santísima, tres avemarías, para agradeceros todas las mercedes que habéis hecho a María y las que nos habéis hecho a nosotros por su mediación.

Un padrenuestro, tres avemarías, gloria.

 

Ofrecimiento particular de las decenas.

 

Misterios Gozosos.

Primera Decena. Os ofrecemos esta primera decena, Señor nuestro Jesucristo, en honor de vuestra Encarnación. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santa Madre, una profunda humildad de corazón.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Encarnación, descended a mi alma y hacedla verdaderamente humilde.

 

Segunda Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta segunda decena en honor de la Visitación de vuestra santísima Madre a su prima Santa Isabel. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de María, una perfecta caridad con nuestro prójimo.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Visitación, descended a mi alma y hacedla verdaderamente caritativa.

 

Tercera Decena. Os ofrecemos esta tercera decena, oh Jesús niño, en honor de vuestro santo nacimiento. Y os pedimos, por este misterio y por intercesión de vuestra santa Madre, el desasimiento de los bienes de la tierra y el amor a la pobreza y a los pobres.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Natividad, descended a mi alma y hacedla pobre de espíritu.

 

Cuarta Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta cuarta decena en honor de vuestra Presentación en el templo por manos de María, y por este misterio y por la intercesión de vuestra santa Madre, os pedimos el don de sabiduría y la pureza de corazón y de cuerpo.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Purificación, descended a mi alma y hacedla verdaderamente sabia y pura.

 

Quinta Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta quinta decena en honor de haberos recobrado María en medio de los doctores cuando os había perdido. Y os pedimos, por este misterio y por intercesión de Ella, nuestra conversión y la de los herejes, cismáticos e idólatras.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de Jesús hallado en el templo, descended a mi alma y convertidla.

 

Misterios Dolorosos.

Sexta Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta sexta decena en honor de vuestra Agonía mortal en el Huerto de los Olivos. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santa Madre, una perfecta contrición de nuestros pecados y entera conformidad a vuestra santa voluntad.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias de la Agonía de Jesús, descended a mi alma y hacedla verdaderamente contrita y conforme con la voluntad de Dios.

Séptima Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta séptima decena en honor de vuestra santa Flagelación. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santísima Madre, perfecta mortificación de nuestros sentidos.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias de la Flagelación de Jesús, descended a mi alma y hacedla verdaderamente mortificada.

Octava Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta octava decena en honor de vuestra dolorosa Coronación de espinas. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santa Madre, un gran desprecio del mundo.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Coronación de espinas de Jesús, descended a mi alma y hacedla verdaderamente opuesta al mundo.

Novena Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta novena decena en honor de vuestra Cruz a cuestas. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santísima Madre, paciencia para llevar la cruz detrás de Vos todos los días de nuestra vida.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Cruz a cuestas, descended a mi alma y hacedla verdaderamente paciente.

Décima Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta décima decena, en honor de vuestra Crucifixión en el Calvario. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santísima Madre, gran horror al pecado, amor a la Cruz y buena muerte para nosotros y para cuantos están ahora en la agonía.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la pasión y muerte de Jesucristo, descended a mi alma y hacedla verdaderamente santa.

 

 

 

Misterios Gloriosos.

Undécima Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta undécima decena en honor de vuestra triunfante Resurrección. Y os pedimos, por este misterio y por intercesión de vuestra santísima Madre, una fe viva.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias de la Resurrección, descended a mi alma y hacedla verdaderamente fiel.

Duodécima Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta duodécima decena en honor de vuestra gloriosa Ascensión. Y os pedimos, por este misterio y por la intercesión de vuestra santísima Madre, una firme esperanza y un gran deseo del cielo.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias del misterio de la Ascensión de Jesucristo, descended a mi alma y hacedla verdaderamente celeste.

Decimotercera Decena. Os ofrecemos, Espíritu Santo, esta decimotercera decena, en honor del misterio de Pentecostés. Y os pedimos, por este misterio y por intercesión de María, vuestra fiel esposa, la divina sabiduría para conocer, gustar y practicar la verdad y hacer partícipe de ella a todo el género humano.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias de Pentecostés, descended a mi alma y hacedla verdaderamente sabia según Dios.

Decimocuarta Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta decimocuarta decena en honor de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de vuestra santísima Madre, en cuerpo y alma a los cielos. Y os pedimos, por estos misterios y por su intercesión, una verdadera devoción a Ella, para bien vivir y morir.
Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Gracias de la Inmaculada Concepción y de la Asunción de María, descended a mi alma y hacedla verdaderamente devota de María.

Decimoquinta Decena. Os ofrecemos, Señor nuestro Jesucristo, esta decimoquinta y última decena en honor de la Coronación de vuestra santísima Madre en los cielos. Y os pedimos por este misterio y por la intercesión suya, el progreso y la perseverancia en la virtud hasta la muerte y la corona eterna que nos está preparada. Os pedimos la misma gracia para todos nuestros bienhechores.

Un padrenuestro, diez avemarías, gloria.

Os pedimos, oh buen Jesús, por los quince misterios de vuestra vida, pasión, muerte y gloria y los méritos de vuestra santísima Madre, que convirtáis a los pecadores, auxiliéis a los agonizantes, libertéis a las almas del purgatorio y nos deis a todos vuestra gracia para bien vivir y morir y vuestra gloria para veros cara a cara y amaros durante la eternidad. Amén.

 

SEGUNDO Y MÁS BREVE MÉTODO

para celebrar la vida, muerte y gloria
de Jesús y María rezando el Santo Rosario
y para disminuir las distracciones
de la imaginación.

A cada avemaría de cada diez, hay que añadir una palabrita que nos traiga a la memoria el misterio que se celebra en la decena; añadir esta palabra a la mitad del avemaría, después del nombre de "Jesús".

 

1a Decena


Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús encarnado.

2a Decena


Jesús santificador.

3a Decena


Jesús pobre niño.

4a Decena


Jesús sacrificado.

5a Decena


Jesús santo de los santos.

6a Decena


Jesús agonizante.

7a Decena


Jesús azotado.

8a Decena


Jesús coronado de espinas.

9a Decena


Jesús cargado con la cruz.

10a Decena


Jesús crucificado.

11a Decena


Jesús resucitado.

12a Decena


Jesús que sube a los cielos.

13a Decena


Jesús que te llena del Espíritu Santo.

14a Decena


Jesús que te resucita.

15a Decena


Jesús que te corona.

 

Al fin de la primera corona, se dice: Gracias de los misterios gozosos, descended a nuestras almas y volvedlas verdaderamente santas.

Al fin de la segunda: Gracias de los misterios dolorosos, descended a nuestras almas y hacedlas verdaderamente pacientes.

Al fin de la tercera: Gracias de los misterios gloriosos, descended a nuestras almas y hacedlas eternamente bienaventuradas.