VUELVEN LOS SETENTA Y DOS DE LA MISIÓN.
VIERNES DE LA VIGESIMOPRIMERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
MEDITACIONES
PARA EL TIEMPO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO
SACADA DE LOS CUATRO EVANGELISTAS
Y DISTRIBUIDA EN MATERIA DE MEDITACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIERNES DE LA VIGESIMOPRIMERA SEMANA
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
VUELVEN LOS SETENTA Y DOS DE LA MISIÓN.
1.- Volvieron los setenta y dos con gozo, diciendo: Señor, hasta, los demonios se nos sujetan en tu nombre (1). Aunque no se engríen por haber lanzado los espíritus, porque esto lo atribuyen al nombre y a la gracia de Jesús; no obstante algún humo de vanidad les sobrevino, por juzgarse capaces de tales obras, dice san Gregorio (2). Aun en los piadosos y santos suele nacer alguna complacencia del cargo, por la gloria de Dios bien ejercido. Mas como a Dios debes lo que hiciste, así también le debes el que te haya escogido para hacerlo: para que por ningún lado te satisfagas de ti, sino de todos modos procures satisfacer y agradar a Dios solo. Ni aún si los demonios de tus pasiones se te sujetan, es tuyo, sino todo propio de Dios.
2.- Veía a Satanás caer del cielo como un rayo (3). Alegrándose vanamente los Discípulos, los corrige con la memoria de Lucifer caído no porque sean iguales en el delito, sino porque los quiere muy lejos de la menor sombra de vanidad. Aplícate a ti esto mismo cuando se excita en ti la soberbia, o te viene complacencia de los dones que no podías tener de ti. Dile entonces: Veía a Satanás que caía. Añade: ¿De dónde? Del cielo. ¿Qué firmeza podrás esperar tú en la tierra? ¿Quién cayó? El más noble de los ángeles. Y ¿en ti se sufrirá tal engreimiento? ¿De qué modo? Como un rayo. Al punto que tuvo el pensamiento sintió la pena. Ningún pecado castiga Dios más prontamente que la soberbia.
3.- No queráis alegraros en eso., que se os rindan los espíritus. Más alegraos en esto, que vuestros nombres están escritos en los cielos (4). Las gracias gratis dadas de predicar, de enseñar, del ingenio, el don de gentes, etc. aún a los réprobos se conceden; ¡Qué necedad es el vanagloriarte de unas cosas que te pueden perder para siempre! El fundamento del verdadero gozo es y viene del cielo, en donde y solo está el bien sólido y verdadero. Si tú nombre está en el libro de la vida, salta de placer entonces; porque esto es gozarse con un bien que es permanente. ¿Qué gozo buscas tú? ¿Acaso el eterno? Pues mira lo que amas, porque el gozo sigue al amor.
(1) Ibid. (2) Lib. 3, Mor., 4. (3) Luc., 10. (4) Ibid.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Os doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me habéis inspirado en este rato de oración…
Todo os lo ofrezco a vuestra mayor honra y gloria… y os pido gracia eficaz para ponerlos por obra…
¡Oh Padre Eterno! Por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús dadme gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas vuestra santísima voluntad. Amen."
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.