DÍA TRIGÉSIMO
DEBEMOS SEGUIR EL CAMINO DE LA VIRTUD
Privilegios que concede la virtud
MES
en honor de
N. S. DE LAS MERCEDES
Padre Antonio Pastor Codesal, OP
ORACIONES PARA INICIAR
Y FINALIZAR CADA DÍA
Oración primera para todos los días
Por la señal…
ORACIÓN
Santísima Virgen María, el dulce y consolador título de Nuestra Señora de las Mercedes manifiestamente nos dice cómo es de compasivo vuestro Corazón y de poderoso vuestro auxilio. Pues echad sobre nosotros una mirada de compasión; ved nuestras almas con tantas cadenas de vicios y pecados; nuestra vida con tantas angustias y tribulaciones, sed Redentora de nuestras vidas y de nuestras almas, y; alcanzadnos la merced de vivir cristianamente, de morir santamente, de reinar gloriosamente en el cielo. Amén.
Se lee lo propio para cada día.
DÍA TRIGÉSIMO
MEDITACIÓN
DEBEMOS SEGUIR EL CAMINO DE LA VIRTUD
Privilegios que concede la virtud
A los títulos que de suyo presenta la virtud, podemos añadir los privilegios que concede, de los cuales el primero es la providencia especial que Dios tiene de los buenos para encaminarlos a todo bien, y que sobrepuja a todos los amores y providencias que todos los padres de la tierra tienen y pueden tener a sus hijos. La razón de esto es porque ningún padre hasta hoy atesoró, ni aparejó tanto bien a sus hijos cuanto Dios tiene aparejado y prometido a los suyos, que es la participación de su misma gloria.
Otro privilegio es la gracia del Espíritu Santo, que se da a buenos. Y si me preguntas qué cosa es gracia, digote que gracia, como declaran los teólogos, es una participación de la naturaleza divina, esto es, de la santidad, de la bondad, de la pureza y nobleza de Dios. Esto declaran los Santos en el ejemplo del hierro, sale de ahí todo abrasado y resplandeciente como el fuego mismo.
Otro privilegio es una especial lumbre y sabiduría que nuestro Señor da a los justos. Si es verdad que por la gracia se aposenta Dios en el alma del justo, y Dios, como dice San Juan (I Joan. c III, 8), es lumbre que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, claro está que, cuanto más pura y limpia halle el alma, más resplandecerán en ella los rayos de su divina luz, como lo hacen los del sol en un espejo muy acicalado y limpio.
De este privilegio se derivan otros muchos, como son las consolaciones del Espíritu Santo que se dan a los buenos, la alegría de la buena conciencia, la esperanza de la divina misericordia, la verdadera libertad, la quietud interior, el consuelo que se recibe en las tribulaciones, y, finalmente, la dicha y alegría que lleva consigo la muerte del justo.
Muévete pues, alma mía, estos Títulos y Privilegios para caminar por la senda de la virtud, para lo cual debes pedir a la Santísima Virgen María, Redentora de cautivos y Dispensadora de Mercedes, que te ayude y fortalezca en tus vacilaciones; y llevándote de la mano por la senda de la virtud en la vida, te acompañe al cielo en la hora de la muerte. Amén.
EJEMPLO
Sea este ejemplo de carácter anónimo, múltiple y universal. Anónimo porque no se nombra a ninguna persona; múltiple y universal; porque bien puede referirse a todas las Mercedes que la Santísima Virgen ha concedido a todos y a cada uno de nosotros.
¿Quién hay que no tenga que agradecer innumerables beneficios a la Santísima Virgen María en sus diversas advocaciones? ¡Cuántas lágrimas enjugadas, cuántas curaciones obtenidas, cuántas tristezas consoladas, cuántos dolores mitigados, cuántas dificultades solucionadas! De este punto de vista todos podemos ser, ciertamente, ejemplos vivos no de una, sino de innumerables mercedes recibidas de nuestra amantísima Madre, la Santísima Virgen María.
Oración final para todos los días
Santísima Virgen de las Mercedes, Madre queridísima y Reina soberana de mi corazón. Yo os consagro en este día todo mi ser y os pido mercedes para todas mis necesidades. Os consagro mi inteligencia para que Vos la iluminéis con la lumbre de fe viva; os consagro mi corazón para que Vos lo gobernéis con la dulce y segura fuerza de vuestro amor; mi cuerpo y mis sus sentidos para que para que Vos los guardéis de obras malas; os consagro mi vida, para Vos la conduzcáis por los caminos de Dios; que son los del cielo y la eterna dicha.
Y humildemente os pido mercedes para todas mis necesidades; la merced de vuestro poderoso auxilio contra los tres mortales enemigos del alma: mundo, demonio y carne; las pompas del mundo, las tentaciones del demonio, y las malas inclinaciones de la carne; y finalmente la perseverancia en la Divina Gracia para salvarme.
Quiero vivir y morir en la dulce y dichosa esclavitud de vuestro amor. No me abandonéis, oh mi amada Virgen de las Mercedes; guiadme en la vida, asistidme en la muerte y recibidme en la gloria. Amén.
Tres Avemarías para que la Virgen María, Redentora de cautivos, nos libre del cautiverio de los tres enemigos del alma: mundo, demonio y carne, y nos conceda la gracia que le pedimos.
Avemaría... (x 3)