Homilía de maitines
VIERNES DE LA III SEMANA DE CUARESMA
Forma Extraordinaria del Rito Romano
HOMILIA
DE SAN AGUSTIN, OBISPO
Tratado 15 sobre San Juan, después del principio.
Ya empiezan los misterios. A la verdad que no en
vano se fatiga Jesús; no se fatiga sin motivo el poder de Dios; no se fatiga
sin causa aquel por quien los fatigados recobran las fuerzas; aquel cuya
ausencia nos abruma y cuya presencia nos fortalece. Jesús, pues, fatigado del
camino e sienta y descansa junto al pozo; es la hora sexta cuando fatigado se
sienta a descansar. Todo esto tiene alguna significación; indica alguna cosa;
solicita nuestra atención; nos exhorta a que llamemos. Dígnense, pues, abrirnos,
a vosotros y a mí, aquel que se ha dignado exhortarnos a llamar diciendo:
llamad y os abrirán.
Jesús se ha fatigado en el camino por ti. Hallamos
en Jesús la fuerza y la debilidad; parece a un tiempo animoso y agotado de
fuerzas. Es fuerte, porque en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba en
Dios, y Dios era el Verbo. Estaba en el principio en Dios. ¿Quieres ver cuán
fuerte sea este Hijo de Dios?. Todas las cosas fueron hechas por él. Y fueron
hechas sin cansancio alguno. ¿Puede existir alguien más fuerte que aquel
mediante el cual todas las cosas fueron hechas sin trabajo? ¿Quieres verle
ahora débil?. El Verbo se hizo carne y habito entre nosotros. La fortaleza de
Cristo te creó; la debilidad de Cristo te regeneró. La fortaleza de Cristo hizo
que existiera lo que no tenía ser; la debilidad de Cristo hizo que no pereciera
aquello que ya existía. Con su fortaleza nos creó y con su debilidad vino en
busca nuestra.
Habiéndose,
pues, convertido en débil, toma los débiles a su cuidado, a semejanza de la
gallina respecto de sus hijos. A esta se comparó. “¡Cuantas veces, dijo a
Jerusalén, quise juntar a tus hijos como la gallina reúne a sus polluelos bajo
sus alas, y tú no quisiste!”. Ahora bien, ved ahí hermanos, como la gallina
se torna débil con sus polluelos. De
ninguna otra ave notamos que sea madre. Vemos que algunas veces hacen sus nidos
a nuestra vista; vemos cada día a las golondrinas, las cigüeñas y las palomas,
hacer sus nidos; que tengan hijos solamente lo notamos cuando están en el nido.
Más la gallina, de tal suerte es solicita con sus polluelos, que aun no
siguiéndola estos, y por lo mismo no viéndolos, ella con todo descubrimos que
es madre.