martes, 9 de diciembre de 2025

ELECCIÓN DE NUESTRA SEÑORA PARA MADRE DEL VERBO #homilia #evangelio #adviento

Miércoles de la II semana de Adviento.

De la elección de nuestra Señora para Madre del Verbo Eterno.

 

MEDITACIONES DIARIAS

DE LOS MISTERIOS

DE NUESTRA SANTA FE,

por el P. Alonso de Andrade,

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.

 

ORACIÓN PARA COMENZAR

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

MEDITACIÓN

Miércoles de la II semana de Adviento.

De la elección de nuestra Señora para Madre del Verbo Eterno.

 

PUNTO PRIMERO. Considera cómo habiendo hecho el decreto la Santísima Trinidad de redimir al hombre, haciéndose hombre el Verbo Eterno, quiso nacer de mujer como los demás hombres, aunque por modo más perfecto, cual convenía a su deidad: bien pudiera Dios formar un cuerpo perfecto como el de Adán, y unirse a él hipostáticamente, elevándole a ser Dios sin nacer de mujer, pero no quiso tomar este medio, sino ser concebido y nacer de una Virgen, así para honrar mas la naturaleza humana, haciendo a un hombre Dios y a una mujer Madre suya, como para asemejarse en todo a los demás hombres; empezando desde su Concepción a padecer la estrechura de aquel aposento por nueve meses, y naciendo pequeño, sujeto a las inclemencias de los tiempos, sujetándose a una mujer como a madre suya; en que tienes mucho que agradecer, y aprender a no afectar excepciones, y a padecer desde luego por su amor, y sujetar tu voluntad a la de los otros hombres.

PUNTO II. Considera, que también quiso Dios nacer de mujer, para que como nuestra perdición tuvo principio de un hombre y una mujer, le tuviese nuestra redención de otro hombre y otra mujer que en cierto modo ayudase a ella, dando el cuerpo al Redentor, para que así la medicina correspondiese a la dolencia, y el remedio a la culpa: de lo cual sacarás el que has de poner tú a las tuyas, procurando con todas tus fuerzas satisfacer por tus pecados, cuanto fuere de tu parte, con debida y proporcionada penitencia, haciendo tales obras, que merezcas el perdón de tus pecados.

PUNTO III. Considera la elección que hizo para esto de la Santísima Virgen, mirando Dios a todos los siglos pasados, presentes y por venir, y de todos ellos escogió a esta Purísima y Santísima Señora, adornándola con altísimas virtudes, cuales convenían a tal Reina y a tal Virgen, que había de ser Madre suya. Contempla aquí la providencia divina desde antes de los siglos en prevenir los medios para nuestra redención, y la excelencia de esta Señora, escogida para Madre suya, y gózate de tener tal Madre, que lo es de los peсаdores, y cobra gran confianza en la misericordia de Dios, que la tendrá de ti, y que con su divina providencia te dará remedio a tus pecados, y alivio a todas tus fatigas.

PUNTO IV. Considera que, como dice el Apóstol (1), Dios no es aceptador de personas, y que en una balanza pone el cargo y en otra la gracia y auxilios para ejercitarle; y así decretó a la Reina del cielo desde luego lo que necesitaba para tan alto oficio como era ser Madre de Dios, determinando enriquecerla de todas las gracias, prerrogativas , y virtudes que para tan alta dignidad se requerían: de lo cual has de sacar una firme confianza en la misericordia y providencia divina, de que te dará los auxilios y gracias que necesitares para los puestos en que te pusiere, y para las cosas que te mandare, y un grande aliento para todo lo que fuere de su servicio, confiando en su gracia, en la cual todo lo puedes, y sin la cual nada.

(1) Gal. 1.

 

ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e ins­pi­ra­ciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.

 

Ofrecimiento diario de obras

Ven Espíritu Santo

inflama nuestros corazones

en las ansias redentoras del Corazón de Cristo

para que ofrezcamos de veras

nuestras personas y obras

en unión con Él

por la redención del mundo

 

Señor mío y Dios mío Jesucristo

Por el Corazón Inmaculado de María

me consagro a tu Corazón

y me ofrezco contigo al Padre

en tu Santo Sacrificio del altar

con mi oración y mi trabajo

sufrimientos y alegrías de hoy

en reparación de nuestros pecados

y para que venga a nosotros tu Reino.

Te pido en especial

Por el Papa y sus intenciones,

Por nuestro Obispo y sus intenciones,

Por nuestro Párroco y sus intenciones.