jueves, 4 de diciembre de 2025

7. LA INMACULADO CONCEPCIÓN, LUCHA Y VICTORIA SOBRE SATANÁS. NOVENA A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA, PATRONA DE ESPAÑA

DIA SÉPTIMO

De la Concepción de María como lucha y victoria sobre el enemigo infernal

 

NOVENA

A LA INMACULADA VIRGEN MARÍA,

PATRONA DE ESPAÑA

Rdo. Dr. D. Félix Sardá y Salvany, Pbro

 

Por la señal de la santa cruz…

 

ORACIÓN PREPARATORIA PARA CADA DÍA

A vuestros pies acudo y a la sombra bendita de vuestro altar, soberana Reina de los cielos y Madre mía Inmaculada, para considerar vuestras grandezas y contemplar a par de ellas mi propia miseria y pequeñez. Hijo soy, que no desea para formar su corazón, más que mirarse en tal Madre; discípulo soy, que no necesita para salir aprovechado, más que prestar atento oído a tal Maestra. Por ambos conceptos vengo a Vos y a Vos llamo, y en Vos confío.

Doliéndome ante todo de mis culpas, y pidiendo perdón de ellas a la divina Bondad por mí tantas veces ofendida, siéntome ya menos indigno de parecer ante vuestra presencia, y más alentado para que bondadosa me recibáis.

Sea por los méritos y gracia del Corazón amorosísimo de Jesús, y por la intercesión y valimiento de vuestro virginal Esposo y Protector mío San José. Así sea.

 

Se lee y medita lo dispuesto para cada día.

 

DIA SÉPTIMO

De la Concepción de María como lucha y victoria sobre el enemigo infernal

El misterio de la Inmaculada Concepción de María se nos representa en las Sagradas Escrituras y en la Tradición cristiana como un combate, en el cual la serpiente pone asechanzas a la mujer, y es por ésta vencida, y quebrantada su cabeza. Con esto se nos recuerda a todos los hijos de la Concepción Purísima el carácter principal de nuestra existencia sobre la tierra, que es un combate también, a tenor de aquella otra sentencia de los Libros Santos: Milicia es la vida del hombre sobre la tierra. ¿Quién después de esto podría excusarse de pertenecer al ejército de Dios contra la infernal serpiente, y de aceptar todas las consecuencias de este su carácter de soldado? En tales filas se nos alista por el Bautismo, y se nos refuerza por la Confirmación, y se nos alienta con la Eucaristía, y se nos cura de las heridas con la Penitencia. Ni cabe rehuir estas luchas y encerrarse para ello en neutralidad cobarde. No defender la bandera de Dios con todo el valor y ardimiento de nuestras almas es aquí más que cobardía, más aún que traición, es en algún modo pasarse al bando enemigo y hacer armas por él. “Lucha hasta morir, por la justicia”, se intima a todo mortal desde que en el Sacramento de la regeneración recibe el título y divisa de hijo adoptivo de Dios y miembro de la Iglesia santa. Desde entonces cada acto de la vida humana es una como acción de guerra en que se ventila un derecho de Dios, y en que éste sale victorioso o es ignominiosamente derrotado. Aquellas enemistades y asechanzas de la serpiente infernal se revuelven no sólo contra María, sino también contra cada uno de los que pertenecemos a su generación, ya en la naturaleza, ya en la gracia. A cada uno de nosotros podría pintársele como a María Santísima con la serpiente enroscada bajo los pies y embravecida de furor contra nuestras almas. ¡Ay del que pretendiendo una paz vergonzosa se acomoda a abrigar al reptil maldito en su corazón! ¡Ay del que no procura a todas horas y en todas formas aplastar con el pie su cabeza, reduciéndola con su firme actitud a la impotencia!

Medítese unos minutos lo anterior, y récese luego tres Avemarías a la Virgen Inmaculada, pidiéndole la gracia especial que se desea alcanzar por su valimiento.

 

 

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Breves han sido, Madre mía, los instantes que a vuestros pies me ha permitido en grata visita y conversación la Bondad divina. Sean, Señora, para mi bien, mejoramiento de mi vida, nuevo ardor en vuestro servicio, mayor fidelidad a las santas inspiraciones, más firmeza en perseverar, mayores consuelos en mi última hora.

Ruégoos, Madre mía, pues lo sois de mi Hermano mayor y primogénito Cristo Jesús, hagáis con vuestro patrocinio duraderos en mí estos afectos de devoción, eficaces mis resoluciones, entera mi voluntad, prácticos mis deseos.

Así lo espero por los méritos infinitos del Divino Corazón y por las súplicas de vuestro castísimo Esposo San José. Así sea.

 

SÚPLICAS A MARÍA INMACULADA

POR LAS NECESIDADES DE ESPAÑA

Y DEL MUNDO ENTERO

Reina concebida sin pecado original, rogad a Dios (*)

Virgen, Patrona del Papa, (*)

Virgen, Patrona de las Españas,

Por el triunfo de la Iglesia y conversión de sus enemigos,

Por la vida, bienestar y libertad de nuestro amadísimo Pontífice,

Por la felicidad y libertad de la Iglesia en nuestra Patria,

Por la santificación y trabajos apostólicos de su clero,

Por el desarrollo y espíritu de tranquilidad y perfección de las Órdenes religiosas,

Por el aumento de la propaganda de los impresos católicos,

Por el aumento y frutos de las Asociaciones católicas de apostolado seglar y piadosas,

Por la santidad del matrimonio y de la familia cristiana,

Por la pureza católica de nuestra enseñanza pública,

Por el esplendor de nuestro culto y sostén de sus ministros,

Por la destrucción de las Sociedades enemigas de Jesucristo,

Por el cristiano acierto de los gobernantes,

Por las infelices víctimas de las sectas, enemigas de Dios y de la Iglesia,

Por las clases trabajadoras expuestas a las seducciones de la impiedad,

Por los niños cristianos, esperanza del porvenir de nuestra patria,

Por los Centros catequéticos,

Por las instituciones de beneficencia según la ley de Dios,

Por la unión de todos los corazones en el Sagrado Corazón,

Por el aumento del culto del Sagrado Corazón de Jesús,

Para que siga siendo perpetuamente nuestra España la nación más devota de María y la más adicta al Pontificado,

Por todos los que oran, sufren y trabajan por nuestra santa fe,

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

María, concebida sin pecado original, rogad a Dios que nos libre de todo mal.

 

ORACIÓN

¡Oh Dios poderoso, que nos habéis dado por Madre nuestra a vuestra dulcísima Madre, y que muy en particular la habéis hecho Patrona de España en el misterio de su Inmaculada Concepción! Con el más profundo gemido de nuestro corazón os suplicamos miréis bondadosamente, por sus méritos, a nuestra patria, conservando perpetuamente en ella el tesoro de la fe y de la moral de Jesucristo, y la adhesión sin límites a la santa Iglesia católica, apostólica, romana. Amén.

 

Ave María Purísima, sin pecado concebida.