De la disposición que debemos tener para que nazca Cristo en nuestras almas por gracia.
MEDITACIONES DIARIAS
DE LOS MISTERIOS
DE NUESTRA SANTA FE,
por el P. Alonso de Andrade,
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
ORACIÓN PARA COMENZAR
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
MEDITACIÓN
De la disposición que debemos tener para que nazca Cristo en nuestras almas por gracia.
PUNTO PRIMERO. Ponte delante de los ojos a la Beatísima Virgen y al glorioso San José en la ciudad de Belén, entrada la noche , en el corazón del invierno, fatigados del camino, buscando posada de puerta en puerta, sin hallar quien se la diese: haz cuenta que llegan a tu casa a pedírtela a ti: contempla la dicha que llega a tus puertas y que oyes aquellas palabras del Divino Esposo, que las dice a tu alma (1): Ábreme, esposa mía, porque mi cabeza está llena del sereno de la noche; y mira qué has de responderle, y qué felicidad será la tuya si mereces recibir y tener a tal huésped en tu casa. Abre las puertas de tu corazón y pídele con Abraham, que te haga esta gracia de no pasar de largo sin honrar tu pobre casa, y descansar un rato en ella: enciende la luz de la consideración, y escudriña todos los rincones de ella, y mira si hallas algo que ofenda a la Divina Majestad o que estorbe la entrada, y bárrela, y límpiala, y adórnala como conviene a tan grande Señor: pide a Dios que envié sus ángeles para disponer la posada cual conviene a su Divina Majestad; y a la Santísima Virgen María que disponga tu alma , como dispuso la suya, para que merezcas recibirle: ruega al glorioso San José, que se digne de albergarse en tu casa, ofreciéndole cuanto hay en ella ,tu alma, tu vida y tu corazón.
PUNTO II. Considera la excelencia del Señor que viene al mundo y ha de nacer en él, y desea aposentarse en tu alma, y la disposición que en ella pide, que es lo primero pureza de corazón, que desarraigues los vicios, y plantes las virtudes; porque como es la suma pureza, no puede sufrir el mal olor de las costumbres corrompidas de los pecados. Mete la mano en tu pecho, y mira los vicios que has aposentado en él toda la vida, y cómo ha sido una sentina de pecados, y cuán indigno eres de recibir a este Señor; destierra de ti los ídolos de tus aficiones y deleites, riega con lágrimas el aposento adonde ha de entrar el Señor, hiere tus pechos, y di con entrañable contrición: Señor, yo soy indigno de que vuestra Majestad entre en mi pobre morada: mi casa ha sido una cueva de leones y una sentina de vicios: a mí me pesa de todo corazón de haberos ofendido, y os suplico que perdonéis mis ignorancias y flaquezas, y me deis vuestra gracia, y hagáis digno de recibiros en mi alma.
PUNTO III. Considera cómo se dispuso la Santísima Virgen para recibir a éste Señor, y procura tú imitarla para disponer tu alma; vuelve los ojos a las meditaciones pasadas , y hallarás que la Reina del cielo se dispuso con pureza de cuerpo y alma, con retiro del mundo, recogimiento y oración, con silencio, obediencia, penitencia y mortificación, con humildad y desprecio de sí y aprecio de sus prójimos, con mucha mansedumbre, paciencia y alteza de virtudes, las cuales te conviene procurar y adquirir para ser digna posada del Señor. Las vulpejas tienen cuevas y los pájaros nidos, dijo el Redentor (2), y el hijo del hombre no tiene adonde reclinar su cabeza. Las vulpejas tienen sus cuevas en lo más retirado y seguro y los pájaros sus nidos en los árboles y torres altas, labrándolos en lo interior con blandas plumas para criar sus hijos, y en lo exterior guarneciéndolas con espinas para defenderlos de las culebras y aves de rapiña: esta posada nos pide tácitamente Cristo que le labremos en nuestras almas, retirándonos del bullicio del mundo a lo seguro del recogimiento y la oración, y adornando nuestras almas en lo interior con lo blando de la mansedumbre, piedad , misericordia y devoción en lo exterior con lo áspero del silicio y ayuno y mortificación que nos defienda de los enemigos infernales. Oh Señor, y quién supiera disponerse dignamente para aposentaros en mi alma y tener estas pascuas con vos. Enviad vuestros ángeles que me dispongan, y vuestra gracia y santidad que me haga digno de vos.
PUNTO IV. Últimamente considera las riquezas inestimables que interesa el que recibe a Cristo en su casa, y la ceguedad del mundo en gastar tanto tiempo y cuidado en aposentar a los poderosos de la tierra, y el olvido y descuido en aposentar al Rey de los cielos; así que todo cuanto el mundo puede dar es frágil, mentiroso y perecedero; y lo que da este Señor verdadero y eterno .Pondera, que entró el arca por tres meses en casa de Obededon, y le hecho Dios su bendición a él y toda su descendencia, y con ella un rico mayorazgo de riquezas espirituales y temporales, y que entró Cristo Redentor nuestro en casa de Santa Isabel en las entrañas de María Santísima, y la llenó toda del Espíritu Santo, santificando al niño Juan en las entrañas de su madre; porque así como el sol baña de luz los lugares adonde entra, así este sol divino baña de luces espirituales y de riquezas inestimables a todos los que visita y le reciben dignamente; y pide al Señor que te visite, y comunique alguna parte de los tesoros celestiales que trae para enriquecer al mundo.
(1) Cant. 5. (2) Mt. 8.
ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS
Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
Ofrecimiento diario de obras
Ven Espíritu Santo
inflama nuestros corazones
en las ansias redentoras del Corazón de Cristo
para que ofrezcamos de veras
nuestras personas y obras
en unión con Él
por la redención del mundo
Señor mío y Dios mío Jesucristo
Por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu Santo Sacrificio del altar
con mi oración y mi trabajo
sufrimientos y alegrías de hoy
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial
Por el Papa y sus intenciones,
Por nuestro Obispo y sus intenciones,
Por nuestro Párroco y sus intenciones.