26 de diciembre
Del martirio de San Esteban.
MEDITACIONES DIARIAS
DE LOS MISTERIOS
DE NUESTRA SANTA FE,
por el P. Alonso de Andrade,
DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS.
ORACIÓN PARA COMENZAR
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Señor mío y Dios mío: creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
26 de diciembre
MEDITACIÓN
Del martirio de San Esteban.
PUNTO PRIMERO. Considera que, como dice San Fulgencio (1), no sin misterio junta la Iglesia la muerte y martirio de San Esteban con el nacimiento de Cristo, porque se honra el Redentor con la pasión y victoria de sus mártires; y como él nació al mundo para gloria del mundo, renacen los santos en su muerte para Dios y para bien del mundo: los pecadores al contrario mueren de todas maneras, al cuerpo y al alma, a Dios y al mundo, y salen de esta vida con lamentable miseria. Medita despacio cuán presto pasó el martirio de San Esteban, cuánto durará su gloria, cuán breves fueron sus penas y cuán eternas sus glorias, y la corona con que ha tantos siglos que reina y triunfa en el cielo; y al contrario, cuán presto pasó la felicidad de los malos, y cuánto dura y durará su tormento para siempre, y anímate con el ejemplo de este santo mártir a despreciar la vida por Cristo, a dar de mano a todos sus regalos, honras y riquezas, por conseguir el premio que tiene Dios prometido a los que pelean legítimamente, sin bastardear ni descaecer en esta lid.
PUNTO II. Considera a San Esteban en medio del senado de los sacerdotes y doctores de la ley, defendiendo la de Cristo Redentor nuestro, y resplandeciendo su rostro como el de un ángel, porque ha de resplandecer en la vida del predicador que hubiere de resplandecer en la doctrina : atiende y mira a la de este glorioso santo, que era de tan subidos quilates, que ninguno podía responder a sus razones, ni resistir al espíritu con que las decía: atiende a su constancia y a la gracia que Dios le comunicaba para defender su santa ley y glorificar su santo nombre; y saca de aquí afectos de grande confianza en Dios, que te dará su santo espíritu para servirle y dar la vida por su amor y salir con victoria en las ocasiones que te pusiere, y ciencia y sabiduría para todo lo que te ordenare, si tú fueres fiel y constante en su servicio.
PUNTO III. Considera cómo estando disputando en la sinagoga, levantó los ojos al cielo y vio sus puertas abiertas, y a Jesús que estaba en pie, соmo dice San Bernardo, asistiéndole y ayudándole, y a su lado para defenderle. Pondera cómo se abren los cielos a los que defienden la causa de Jesucristo y a los que padecen por su amor, y cómo él los está ayudando y esforzando en la pelea, para que no descaezcan y alcancen consumada victoria, y con esta la corona prometida. Considera la que Dios te tiene preparada, si peleas varonilmente, y cómo sin que tú le veas está a tu lado, y te asiste y defiende, y pelea contigo y por ti contra los enemigos que pretenden impedirte el paso para el cielo: dale muchas gracias por ello, y esfuérzate a pelear con valor hasta el fin. Los cielos miras abiertos, no esperes a que se cierren, sino éntrate por ellos en compañía de San Esteban: sigue sus pasos, y alcanzarás su corona.
PUNTO IV. Considera cómo le sacaron al campo con ímpetu y furor del pueblo, y cómo le apedrearon como a blasfemo, porque los malos tienen por blasfemias las verdades católicas y las alabanzas de Cristo: no hagas caso de sus juicios, si te vieres condenar injustamente. Contempla el tránsito de este esclarecido protomártir, y cómo fue de fiel discípulo de Cristo se hincó de rodillas, y oró por sus enemigos antes que por sí, porque le dolían mas sus pecados que sus propias heridas, y aprende a tener paciencia, y a perdonar injurias, y a rogar a Dios por los que te ofenden, tan de corazón como San Esteban oró por sus enemigos. Contempla otrosí, cómo aquella bendita alma se desató de su cuerpo y entró en manos de los ángeles triunfando en el cielo: mira la gloria con que fue recibido, y los festejos que le hizo Cristo, y cómo de su mano le puso la corona en la cabeza y la palma en la mano, y le asentó en el trono de su gloria para reinar eternamente: dale mil parabienes de su dicha, y pídele con entrañable afecto de tu alma que te dé la mano para seguirle, y que te ayude, y alcance del Señor gracia y esfuerzo para servirle en esta vida, y merecer ser coronado en la otra.
(1) S. Fulg. Serm. de San Esteban.
ORACIÓN PARA TERMINAR TODOS LOS DÍAS
Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía Inmaculada, San José, mi padre y señor, Ángel de mi guarda: interceded por mí.
Ofrecimiento diario de obras
Ven Espíritu Santo
inflama nuestros corazones
en las ansias redentoras del Corazón de Cristo
para que ofrezcamos de veras
nuestras personas y obras
en unión con Él
por la redención del mundo
Señor mío y Dios mío Jesucristo
Por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón
y me ofrezco contigo al Padre
en tu Santo Sacrificio del altar
con mi oración y mi trabajo
sufrimientos y alegrías de hoy
en reparación de nuestros pecados
y para que venga a nosotros tu Reino.
Te pido en especial
Por el Papa y sus intenciones,
Por nuestro Obispo y sus intenciones,
Por nuestro Párroco y sus intenciones.