domingo, 22 de enero de 2023

22 de enero. SAN VICENTE, DIÁCONO, Y SAN ANASTASIO, MONJE, MÁRTIRES

 

 



Vicente, natural de Huesca, España citerior, se dedicó desde niño a los estudios, instruido en las sagradas letras por Valerio, obispo de Zaragoza. Este prelado le confió el cargo de predicar el Evangelio, ya que él mismo, por un defecto de pronunciación, no podía hacerlo; esto fue delatado a Daciano, nombrado prefecto por los emperadores Diocleciano y Maximiano. Vicente fue hecho prisionero en Zaragoza, y conducido a Daciano, residente en Valencia, quien lo hizo azotar y atormentar en el potro, siendo presenciado por muchos testimonios; mas ni los tormentos ni las palabras amables pudieron apartarle de su propósito. Entonces le extendieron en unas parrillas sobre brasas ardientes, le despedazaron con uñas de hierro y le quemaron con planchas candentes. Luego fue conducido a la cárcel sembrada de fragmentos de tiestos, para que su cuerpo, desnudo y fatigado de sueño, fuese atormentado por los agudos tiestos sobre los cuales yacería.

Hallándose encerrado, despidió un resplandor que iluminó toda la prisión. La luz causó admiración a los presentes; el suceso fue referido por el guardián a Daciano. Este mandó que sacaran a Vicente y que le colocaran sobre un colchón; no pudiendo reducirlo con tormentos, intentó rendirle con halagos. Mas, el invencible Vicente, fortificado con la fe y la esperanza en Jesucristo, todo lo venció, y triunfador del fuego, del hierro y de la crueldad de los verdugos, voló al cielo a recibir la corona del martirio el día 22 de enero. Su cuerpo fue arrojado sin darle sepultura, pero un cuervo le defendió con el pico, con las uñas y con las alas, contra un lobo y las aves de rapiña. Al saberlo Daciano, mandó que el cuerpo fuese echado en alta mar; pero de aquel lugar fue llevado milagrosamente a la orilla y los cristianos cuidaron de darle sepultura.


Anastasio, monje persa, habiendo visitado los santos lugares de Jerusalén en el reinado del emperador Heraclio, sufrió con constancia en Cesarea de Palestina las cadenas y los azotes por la religión de Jesucristo. Después fue atormentado por el mismo motivo por los Persas, y por último, fue decapitado por orden del rey Cosroas, juntamente con otros setenta cristianos. Sus reliquias, guardadas primero en Jerusalén, en el monasterio en que había profesado la vida monástica, fueron trasladadas después a Roma, y colocadas en el monasterio de Aquas Salvias.
 
 Oremos.
Atiende, Señor, nuestras súplicas, para que, al reconocernos culpables por nuestras faltas, por intercesión de los santos mártires San Vicente, y San Anastasio, nos veamos libres. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.