lunes, 23 de enero de 2023

GLORIA A TI, OH SANTO PONTÍFICE ILDEFONSO. Dom Gueranguer

23 de enero

San Ildefonso de Toledo, obispo y confesor

Dom Gueranguer

Gloria a ti, oh santo Pontífice, que te elevas con tanto honor en esta tierra de España tan fecunda en valientes caballeros de María: Véte a ocupar un puesto junto a la cuna, donde esa Madre incomparable vela amorosamente al lado de su Hijo, el cual, siendo al mismo tiempo su Dios y su Hijo, consagró su virginidad en vez de lastimarla. Encomiéndanos a su ternura; recuérdala que es también Madre nuestra. Ruégala que atienda los himnos que entonamos en su honor, y que haga aceptar al Emmanuel el homenaje de nuestros corazones. Con el fin de ser bien acogidos por ella, nos atrevemos, oh Doctor, de la Virginidad de María, a tomar tus palabras y decirlas contigo:

“A ti acudo ahora, Virgen única, Madre de Dios; a tus pies me prosterno, cooperadora única de la Encarnación de mi Dios; ante ti me humillo, Madre única de mi Señor. Suplicóte, sierva sin par de tu Hijo, que obtengas el perdón de mis pecados y ordenes que sea puriflcado de la maldad de mis obras. Haz que ame la gloria de tu virginidad; revélame la dulzura de tu Hijo; dame la gracia de hablar con toda sinceridad de la fe de tu Hijo, y de saber defenderla. Concédeme la gracia de unirme a Dios y a ti, de serviros a ambos: a El como a mi Creador; a ti, como a la Madre de mi Creador; a El como al Señor de los ejércitos; a ti como a la sierva del Señor de todo lo creado; a El como a Dios, a ti, como a la Madre de Dios; a El como a mi Redentor, a ti, como al instrumento de mi redención.

Si El fué precio de mi rescate, su carne fué formada de tu carne; de tu sustancia tomó el cuerpo mortal con el cual borró mis pecados; de ti se dignó tomar mi naturaleza, a la que elevó por encima de los Angeles hasta la gloria del trono de su Padre.

Debo ser por tanto tu esclavo, pues tu Hijo es mi Señor. Tú eres mi Señora porque eres la sierva de mi Señor. Soy el esclavo de la esclava de mi Señor, porque tú, que eres mi Señora, eres Madre de mi Señor. Te suplico, oh Virgen santa, hagas que posea a Jesús, por la virtud de Aquel mismo Espíritu, por medio del cual concebiste tú a Jesús; que conozca a Jesús, por el mismo Espíritu que a ti te hizo conocer y concebir a Jesús; que hable yo de Jesús, por el mismo Espíritu por el cual tú te declaraste sierva del Señor; que ame a Jesús, por el mismo Espíritu por medio del cual tú le adoras como a tu Señor y le amas como a Hijo tuyo; que obedezca finalmente a Jesús con la misma sinceridad con que El, siendo Dios, te obedeció a ti y a José.”