lunes, 23 de enero de 2023

23 de enero. SAN RAIMUNDO DE PEÑAFORT, CONFESOR

23 de enero

El bienaventurado Raimundo, barcelonés, de la noble familia de Peñafort, fue instruido desde su niñez en la religión cristiana y mostró ya desde entonces una excelente disposición, por lo cual hizo concebir grandes esperanzas. Tras haber aprendido las humanidades en su juventud, se fue a Bolonia, donde se dedicó a la práctica de la piedad y estudió con fruto el derecho canónico y civil; conseguido el título de doctor, explicó allí los sagrados cánones con admiración. Habiendo crecido la fama de sus virtudes, Berenguer, obispo de Barcelona, al volver de Roma a su iglesia, se dirigió a Bolonia para verle, y después de muchos ruegos, consiguió traerle consigo. Fue distinguido en la misma iglesia con una canonjía y con la dignidad de arcediano, resplandeciendo por su integridad, modestia, doctrina y suavidad de costumbres. Trabajó para el aumento del culto y honor debidos a la Virgen Madre de Dios, a la cual veneraba con singular afecto de piedad.

Tras su solemne profesión religiosa en la Orden de Predicadores a los 45 años, como novel, se ejercitó en todo género de virtudes, principalmente en la caridad para con los pobres, especialmente en favor de los cautivos esclavos de los infieles. Por su consejo, San Pedro Nolasco, de quien era confesor, consagró sus bienes a esta empresa caritativa; y la bienaventurada Virgen María, apareciéndose a Pedro, así como a San Ramón y a Jaime I, rey de Aragón, les dijo que sería muy agradable a Ella y a su Hijo que instituyeran en honor suyo una Orden religiosa que procurara librar a los cautivos de la tiranía de los infieles. Después de haberlo tratado entre sí, fundaron la Orden de Nuestra Señora de la Merced de la redención de cautivos. El bienaventurado Raimundo le dio ciertas reglas de vida, muy acomodadas al modo de ser de la Orden, cuya aprobación consiguió algunos años después del papa Gregorio IX. Este Sumo Pontífice creó general de la Orden al mencionado San Pedro, a quien impuso el hábito con sus propias manos.

Llamado a Roma por el papa Gregorio, le honrró con el cargo de capellán penitenciario y confesor suyo; reunió, por orden del Papa, en un volumen, con el título de Decretales, los decretos de los romanos Pontífices esparcidos en las Actas de los concilios y en diversas epístolas. Rehusó el arzobispado de Tarragona que Gregorio IX le había ofrecido, y renunció al cargo de general de la Orden Predicadores, que había ejercido durante dos años santamente. Por su instigación el rey de Aragón Jaime instittyó en sus reinos el tribunal de la Inquisición. Obró muchos milagros, brillando el que hizo cuando, habiendo de regresar de las islas Baleares a Barcelona, extendió sobre las aguas su manto, recorriendo 160 millas en seis horas, y entró en su convento con las puertas cerradas. Finalmente, teniendo ya cerca de cien años, lleno de virtudes y méritos, descansó en el Señor, en el año de gracia 1265. Clemente VIII le incluyó en el número de los santos.

Oremos.

¡Oh Dios, que elegiste a San Raimundo de Peñafort para el ministerio del sacramento de la penitencia, y milagrosamente lo llevaste a través del mar!; concédenos, por su intercesión, dar frutos buenos de penitencia y llegar al puerto de la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.

Conmemoración de Sta. Emerenciana
Emerenciana, virgen romana, hermana de leche de Santa Inés; aún catecúmena, animaba un espíritu de ardiente fe y caridad. Mientras acusaba a los adoradores de los ídolos por perseguir a los cristianos, fue apedreada por una multitud. Orando en medio de sus tormentos, recibió el bautismo de su propia sangre, que derramó por Cristo con ánimo, entregando su alma a Dios, junto al sepulcro de Santa Inés.

Oremos.

Te suplicamos, Señor, que Santa Emerenciana, virgen y mártir, nos alcance tu perdón: pues siempre te agradó por su castidad y dio testimonio de tu poder. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.