Santos Mario, Marto, Audifaz y Abaco, mártires. 19 de enero
Mario y su esposa Marta, persas de noble linaje, se trasladaron a Roma con sus dos hijos Audifaz y Abaco, en tiempo del emperador Claudio, para venerar los sepulcros de los mártires. En Roma ayudaban a los cristianos encarcelados, sustentándolos con sus bienes, y sepultaban los cuerpos de los santos. Por esto todos fueron detenidos; mas, como ni las amenazas de los impíos ni el temor consiguieran que sacrificaran a los ídolos, les atormentaron con varas, después fueron arrastrados con cuerdas, quemados con planchas candentes y destrozados con uñas de hierro. Por último, con las manos cortadas y atadas al cuello, fueron conducidos por las calles de la ciudad y martirizados a trece millas de Roma, en la vía Cornelia, en un lugar llamado Ninfa. Primero fue martirizada Marta, la cual había exhortado con gran vehemencia a su esposo e hijos en sufrir el martirio por la fe de Jesucristo. Luego fueron decapitados los demás en el mismo lugar; sus cuerpos fueron arrojados al fuego. Felicidad, noble matrona romana, recogió sus cuerpos medio quemados y los sepultó en su propiedad.
Oremos.
Atiende, Señor, a tu pueblo que te suplica por la intercesión de tus santos, que nos regocijemos con tu paz en esta vida, y alcanzar los medios de conseguir la eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. R. Amén.