sábado, 22 de enero de 2022

LOS PECADOS NO LOS QUITA SINO LA GRACIA DE LA FE, LA CUAL OBRA POR LA CARIDAD. San Agustín


 

III DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

Lecciones del II Nocturno de Maitines

De la exposición de San Agustín, Obispo, sobre la Epístola a los Gálatas.

Prefacio, tomo 4.

El Apóstol escribe a los Gálatas para demostrarles que la gracia de Dios les ha librado de la sujeción a la ley. Pues cuando se les hubo predicado la gracia del Evangelio, no faltaron algunos de los circuncisos, cristianos tan sólo de nombre que, por no apreciar aún plenamente el beneficio de la gracia, querían permanecer bajo el yugo de la ley, la cual había sido impuesta por Dios, no a los servidores de la justicia sino a los esclavos del pecado. Les había dado el Señor una ley justa, no para purificarles de sus crímenes sino para que los conocieran. Los pecados no los quita sino la gracia de la fe, la cual obra por la caridad.

Aquellos pretendían obligar a los Gálatas, constituidos en la gracia, a la servidumbre de la ley, afirmando que de nada les aprovecharía el Evangelio, a no ser que se circuncidasen y se sujetasen a las demás observancias carnales del rito judío. Sospechaban del Apóstol San Pablo, de quien habían recibido el Evangelio, como si él no observara la disciplina de los demás Apóstoles que obligaban a los Gentiles a la observancia de los ritos judíos.

En la Epístola a los Romanos pone fin a la lucha entre los cristianos salidos del judaismo y los de la gentilidad. Los primeros creían que como premio de los méritos contraídos por las obras de la ley, se les anunciaba el Evangelio, y no querían que este premio fuese para los incircuncisos, por considerarlos indignos del mismo. En cambio, los Gentiles creíán deber ser preferidos a los Judíos ya que éstos habían dado muerte al Señor. Pero en la Epístola a los Gálatas, San Pablo se dirige a hombres ya influenciados por la autoridad de los judaizantes que les obligaban a las observancias legales.