VÍA CRUCIS
con pensamientos de san Francisco de Sales
Por la señal…
Monición inicial: Meditamos el santo viacrucis con algunos pensamientos de san Francisco de Sales, obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia. Un verdadero pastor de almas, que hizo volver a la comunión católica a muchos hermanos que se habían separado y con sus escritos enseñó a los cristianos la devoción y el amor a Dios. Fundó, junto con santa Juana de Chantal, la Orden de la Visitación, y en Lyon entregó humildemente su alma a Dios el 28 de diciembre de 1622.
Él decía: “La vía de la cruz, del sufrimiento y de la aflicción es una vía que nos conduce a Dios y a la perfección de su amor, si somos fieles a ella.” Con este espíritu demos comienzo a nuestra oración:
Acto de contrición: Señor mío Jesucristo
Al principio de cada estación se puede decir:
V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.
Y al final de cada estación:
V/. Señor, pequé.
R/. Tened piedad y misericordia de mí y de todos los pecadores.
V/. Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo
R/. Y los Dolores de su Santísima Madre al pie de la cruz.
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I. ESTACIÓN: Jesús condenado a muerte
“Pilato, después de haber hecho azotar a Jesús, se lo entregó a los soldados para que lo crucificaran.” (Mt 27, 26)
Pensamiento: La cruz es de Dios, pero es una cruz, porque no nos adherimos a ella. Cuando uno está decidido a aceptar la cruz que Dios nos da, ya no es cruz. Si la Cruz es de Dios, ¿por qué no la queremos?
II. ESTACIÓN: Jesús carga con la Cruz
“Después de haberse burlado de él, le quitaron la capa, le devolvieron sus vestidos y lo sacaron afuera para crucificarlo.” (Mt 27, 31)
Pensamiento: La Cruz es santificada por haber sido el instrumento del que Jesús se sirvió para nuestra redención.
Todos los cristianos que aspiran al cielo deben tomar la Cruz del Señor y deben seguirle. Esto significa caminar sobre sus pasos, imitar sus virtudes, hacer su voluntad y no rebelarse contra él.
III. ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir conmigo, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la entregue por mi causa, la conservará.” (Mt 16, 24-25)
Pensamiento: Fijaos en la infinita bondad del Salvador, que quiso morir de la muerte de los hombres, para hacernos vivir, según la pretensión de Adán, de la vida de Dios. Pero para tener la humildad de nuestro Señor, escuchamos lo que dice San Pablo: «Aun siendo el Hijo de Dios, se anonadó a sí mismo»
¡Oh Dios, qué maravilloso es que el Verbo eterno se anonade a sí mismo y renuncie a su propia gloria por criaturas que corresponden tan poco a su amor!
IV. ESTACIÓN: Jesús se encuentra con su Madre
“Simeón bendijo a María, su madre y le dijo: él está para ruina y para resurrección de muchos en Israel, y será señal de contradicción, a fin de que se manifiesten los secretos de muchos corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma.” (Lc 2, 34-35)
Pensamiento: La Madre de Cristo busca al Hijo, que es la vida de su vida. ¿Y por qué lo busca? Para estar siempre cerca de él, su Hijo y su Dios.
V. ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz
“Cuando salían encontraron a un hombre de Cirene, conocido por Simón, al que obligaron a llevar la cruz.” (Mt 27, 32)
Pensamiento: “El evangelista no nombra a la mayoría de las personas que se encuentran en la pasión: pero recuerda el nombre de Simón, que lleva la Cruz detrás de nuestro Señor.
La Cruz es la puerta real para entrar en el templo de la santidad… Amad esta Cruz: es preciosísima si la miras con ojos de amor.
VI. ESTACIÓN: La Verónica limpia el rostro de Jesús
“Por ti he sufrido insultos y la vergüenza me cubre el rostro; soy un extraño para mis propios hermanos y un forastero hasta para los hijos de mi madre.” (Sal 68, 8-9)
Pensamiento: Considero la manera en que el Señor sufre… En su interior sufre voluntariamente, pacientemente, con amor.
La Cruz es una medicina capaz de curar todos nuestros males.
VII. ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga ligera.” (Mt 11, 28-30)
Pensamiento: Él sufre para testimoniar su amor hacia nosotros. ¡Oh, qué grande es!
Señor, no sé si siento amor por ti, pero si lo siento, es muy poco: porque se contenta con una lágrima, y cree que es suficiente cuando ha dado un suspiro.
Dios mío, quiero y confieso querer amarte y darte todo mi corazón.
VIII. ESTACIÓN: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
“Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.” (Lc 23, 27)
Pensamiento: Cristo a veces ha demostrado que ama nuestras lágrimas cuando se derraman por amor… Si tenemos lágrimas, lloremos entonces, simplemente, porque no podríamos verterlas para un fin más digno.
IX. ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez
“Yo soy el buen pastor... y doy la vida por mis ovejas...Nadie me quita la vida: la ofrezco yo por mi propia iniciativa, pues tengo poder de entregarla e igualmente poder de recuperarla.” (Jn 10, 14-18)
Pensamiento: Mi iniquidad es tan grande…: Señor, ¿quién me liberará de este laberinto si no tú?
Podríamos estar realmente desanimados si nos apoyáramos en nuestra fuerza, pero es necesario confiar en la fuerza de Dios.
X. ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestidos
“Los soldados se repartieron los vestidos de Jesús a suerte.” (Mt 27, 35)
Pensamiento: El Cristo despojado nos enseña a complacerlo: despojar nuestro corazón de toda clase de afectos y pretensiones de amor o desear a alguien más que a él.
XI. ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz
“Llegados al lugar llamado del Calvario, le dieron a beber vino con vinagre; él lo probó, pero no quiso beberlo. Lo crucificaron, y junto con él a dos ladrones, uno a la derecha u otro a la izquierda.” (Mt 27, 33-38)
Pensamiento: El Hijo de Dios está clavado en la cruz: ¿quién lo puso allí? Ciertamente el amor. Ahora bien, dado que murió de amor por nosotros, lo menos que podemos hacer por él es vivir con amor.
Quien quiera besar a Cristo debe subirse a la cruz y pincharse con las espinas de su corona.
XII. ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz
“Desde el mediodía hasta las tres de la tarde sobrevinieron tinieblas sobre toda la tierra. Hacia las tres, Jesús exclamó con voz potente: “Elí, Elí, lamá sabactaní”, que significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y, dando un fuerte grito, expiró. (Mt 27, 45-50)
Pensamiento: Nuestro Señor escogió la muerte de la cruz para testimoniar su amor hacia nosotros…
Era el sacrificio que, ofrecido a sí mismo al Padre, se inmoló en el amor, por causa del amor y para el amor.
XIII. ESTACIÓN: El cuerpo de Jesús es bajado de la cruz
“José de Arimatea tomo el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana blanca y lo depositó en una tumba nueva, que se había hecho excavar para sí en una roca; corrió la rueda que cerraba el sepulcro y marchó. (Mt 27, 67-60)
Pensamiento: El amor atrae todos los dolores, tormentos, sufrimientos, males, heridas, pasión, y la cruz de nuestro Señor en el corazón de su santa Madre.
La espada de la muerte que atravesó el cuerpo del Hijo amado también atravesó el corazón de esta adorable Madre.
XIV. ESTACIÓN: Jesús es sepultado
“Al día siguiente de la Parasceve (preparación para la Pascua) se reunieron los sumos sacerdotes y los fariseos con Pilato, y le dijeron: Señor, nos hemos acordado que ese impostor cuando estaba en vida dijo: “Resucitaré al tercer día”. Manda, pues, que el sepulcro esté vigilado hasta el tercer día...Pilato les dijo: Vosotros disponéis de guardia propia; id y vigilad como lo creáis mejor. Y ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellaron la piedra y pusieron vigilancia.” (Mt 27, 62-66)
Pensamiento: El amor y la muerte en la pasión del Salvador se entrelazan.
Debemos morir, a todos los demás amores para vivir en el amor de Jesús, y no morir en la eternidad.
Para ganar la indulgencia concedida al rezo del Viacrucis, por las intenciones del Papa.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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