COMENTARIO AL EVANGELIO
SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO
Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen
Id a José si quieres hallar consuelo. Por la
misericordia del Señor, no hay en la tierra cristiano alguno que no sea
devoto de San José; más entre sus devotos, ninguno recibe más caudal de
gracias que aquél que al Santo acude con mayor frecuencia y confianza.
No dejemos pasar día sin ofrecerle alguna oración especial; y
señaladamente en la época de su novenario, acrecentemos nuestra
súplicas, ayunemos la vigilia de su festividad, y pidámosle gracias, y
él nos las obtendrá en cuanto redunden en provecho de nuestra alma. Y
muy especialmente os exhorto a que le pidáis tres gracias particulares,
conviene a saber; el perdón de los pecados, el amor a Jesucristo, y una
buena muerte. En cuanto al perdón de los pecados, raciocinio de esta
suerte: si cuando Jesucristo vivía acá en la tierra en casa de José, un
pecador hubiese deseado alcanzar el perdón de sus culpas, ¿que remedio
pudiera hallar más eficaz que el de José para obtener el anhelado
consuelo? Si deseáramos, pues, ser de Dios perdonados, acudamos a José,
que más amado es ahora de Dios en el Cielo, que no lo fué en la tierra.
Pidamos igualmente a San José, que nos alcance amor a Jesucristo, que, a
mi entender, es la gracia más singular que el Santo impetra para sus
devotos; un tierno amor hacia el Verbo encarnado, por los méritos del
que tan acendradamente le profesó San José en este mundo; supliquémosle,
por fin, nos alcance una buena muerte, pues a todos consta, que José es
abogado para conseguir una muerte dichosa, puesto que él obtuvo la
dicha de morir entre Jesús y María; por lo cual deben esperar sus
devotos, que en la hora de la muerte merecerán ver a San José, que,
junto con Jesús y con María, les asistirán en aquel trance.