lunes, 15 de abril de 2019

SOBRE LA DECISIÓN DE LOS JUDIOS DE DAR MUERTE A JESUCRISTO. San Juan Bautista de la Salle

 
MEDITACIÓN PARA EL LUNES SANTO
San Juan Bautista de la Salle 
Sobre la decisión que tomaron los judíos de dar muerte a Jesucristo.
Indignados los judíos porque obraba Jesucristo muchos milagros y porque, a causa de ellos, todos corrían en pos de Él y le miraban como profeta; concibieron el designio de darle muerte, para lo cual celebraron consejo entre si (1). En él determinaron los medios de que podrían servirse para prenderle.
Mas, como temían al pueblo (2), que le profesaba singularísimo aprecio, era forzoso proceder con cautela. Por lo cual, convinieron en que el medio para perder a Jesús, y para desahogar el odio que le profesaban era hacerle pasar ante las turbas por novador.
Asombraos del aborrecimiento que los judíos abrigaban contra Jesucristo, y de la oposición de Jesucristo a los judíos, particularmente a los fariseos, que le ocasionaron la muerte. Y ponderad a qué excesos conducen la envidia y la rabia de los perversos, que los arrastran hasta el punto de dar muerte a un inocente, santo, profeta; al hombre que llevaba en sí todos los indicios exteriores de la divinidad.
No obstante la aversión que los judíos sentían contra Jesús, y los perversos designios que habían fraguado para perderle; nunca dejó Él de hablarles, en cuanto le concernía, con la mayor mansedumbre que pueda imaginarse.
Una vez les dijo que había hecho muchas buenas obras entre ellos, y les rogaba le dijesen por cuál de esas buenas obras querían matarle (3). Ellos mismos declararon la causa en su asamblea, diciendo: Si le dejamos con vida, todos creerán en El (4).
¿Qué mal ha hecho?, les dijo Pilatos por su cuenta; yo no hallo en Él crimen alguno que merezca la muerte (5). Pero bastaba el aborrecimiento que los judíos profesaban a Jesucristo, y que Él les hubiera echado en cara sus vicios, para declararle culpable ante su tribunal, y para que fuese en él juzgado reo de muerte: Condenémosle a muerte infame, dijeron, tomando del Sabio (6) estas palabras.
Adorad la disposición interna de Jesucristo, respecto a todos esos planes de la cábala farisaica, cuya ejecución acepta Él animosamente, por ver que estaban de acuerdo con los designios de su Eterno Padre: No tendrías poder alguno sobre Mí, dijo a Pilatos, si no se te hubiera dado de Arriba (7).
Otra de las razones alegadas por los judíos en su asamblea para decidirse a dar muerte a Jesucristo, fue el temor de que, si muchos llegaban a creer en El, a seguirle y honrarle como rey, vendrían los romanos para destruir su ciudad y nación (8).
En lo cual, muy ciegos se mostraron, dice san Agustín; pues, si su ciudad fue sitiada, conquistada y de tal modo destruida por los romanos que no quedó en ella piedra sobre piedra, según Jesucristo había predicho (9); fue exactamente como consecuencia de las crueldades que ellos habían cometido contra el Ungido del Señor. Así lo atestigua Josefo, escritor de aquella época y perteneciente a la secta de los fariseos, al decir que la destrucción de Jerusalén no tuvo otra causa que el haber ellos dado muerte a Jesucristo.
Tal suele ser el modo ordinario con que Dios procede: trastorna los proyectos de los hombres, y ordena que suceda al revés de lo que ellos fraguaron, para que aprendan a fiarse de Él, y a descansar confiada y totalmente en su providencia; sin emprender cosa alguna por sí mismos, ya que no han de querer sino lo que Dios quiere.