lunes, 1 de diciembre de 2014

NOVENA A LA INMACULADA (segundo día)


ORACIÓN PARA COMENZAR TODOS LOS DÍAS
Virgen María, te saludamos y acudimos a ti
que permaneciste siempre Virgen siendo la Madre del Verbo encarnado,
Dios y Salvador nuestro, Jesucristo
y que, por su singular elección,  en atención a los méritos de tu Hijo
fuiste redimida de modo más sublime, 
preservada inmune de toda mancha de culpa original
y que superas ampliamente en don de gracia eximia a todas las demás criaturas.
V/. Oh María, sin pecado concebida
R/. Rogad por nosotros que recurrimos a Vos.
Unidos a ti y proclamando las maravillas que Dios obró en su humilde esclava; decimos:
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

DÍA 2º MARÍA, LA MUJER LLENA DE GRACIA
MEDITACIÓN. De la Catequesis de Juan Pablo II  (8-V-96)
Llena de gracia es el nombre que María tiene a los ojos de Dios.
En el caso de la Virgen, la acción de Dios resulta ciertamente sorprendente. María no posee ningún título humano para recibir el anuncio de la venida del Mesías.  Cuanto le ha sido concedido no proviene de ningún título de mérito, sino únicamente de la libre y gratuita predilección divina.
María es puro fruto de la benevolencia de Dios, quien tomó de tal manera posesión de ella, que la hizo, como dice el ángel, llena de gracia.
La Iglesia, alimentada por la palabra del Señor y por la experiencia de los santos, exhorta a los creyentes a dirigir su mirada hacia la Madre del Redentor y a sentirse como ella amados por Dios. Los invita a imitar su humildad y su pobreza, para que, siguiendo su ejemplo y gracias a su intercesión, puedan perseverar en la gracia divina que santifica y transforma los corazones.

ORACIÓN CONCLUSIVA  (Juan Pablo II, 2001)
Tú eres la Toda Hermosa,
a la que el Altísimo revistió con su poder.
Tú eres la Toda Santa, a la que Dios preparó
como su intacta morada de gloria.
Salve, Templo arcano de Dios,
salve, llena de gracia,
intercede por nosotros.
Muestra que eres Madre.
Te pedimos que presentes nuestra oración
a Aquel que te revistió de gracia,
sustrayéndote a toda sombra de pecado.
Venimos a ti, Virgen Inmaculada, para pedirte que obtengas,
como Madre comprensiva y fuerte,
que los hombres, renunciando al odio,
se abran al perdón recíproco,
a la solidaridad constructiva y a la paz.

(pida cada uno la gracia que desea alcanzar en esta novena)


Tras un breve silencio, se puede concluir con el rezo de tres avemarías, con alguna oración popular a la Inmaculada como Bendita sea tu pureza o el canto de la Salve.