lunes, 1 de mayo de 2023

OH GLORIOSO PATRIARCA, MODELO DE TRABAJARORES. Oración de Dom Gueranger

 


OH GLORIOSO PATRIARCA, MODELO DE TRABAJADORES

Oración de Dom Gueranger

 1 de mayo, Fiesta de san José artesano

 

¡Oh glorioso Patriarca, escogido por el Padre Eterno para Esposo de la Virgen, Madre de su divino Hijo humanado, a fin de que, puesto al lado de ambos, los custodiaras y les procuraras el necesario sustento, teniéndoles todo el afecto de esposo y de padre, y ejerciendo con ellos la autoridad de cabeza de la Sagrada Familia! Si admirables son por esta parte tus prerrogativas y privilegios, no son menos dignos de consideración y alabanza los méritos y los títulos que alcanzaste al cumplir fiel y prudentemente tu cometido; y, aunque por tus venas corriese la sangre real de la estirpe de David, no te desdeñaste de vivir entre los sencillos paisanos de la despreciada población de Nazaret, ejerciendo los oficios de un humilde artesano y demostrando así a los hombres lo honrosos que son la pobreza y el trabajo corporal dignificados por la virtud. Por esto la Iglesia, la infalible mandataria de Dios en este mundo, justamente te proclama “Lumbrera de los Patriarcas, Espejo de la paciencia, Amante de la pobreza, Modelo de los obreros, Honra de la vida doméstica, Sostén de las familias, Solaz de los desgraciados”. A ti nos dirigimos hoy suplicantes y confiados, para que nos mires a todos con ojos de protección, pues todos somos obreros de la viña del Señor y trabajadores en este valle de lágrimas, en el que, unos de un modo, otros de otro, todos debemos procurarnos el alimento y demás cosas necesarias o útiles para vivir esta vida terrena y conseguir la celestial, con el sudor de nuestros miembros o con el esfuerzo de nuestras facultades intelectuales. Pero mira con predilección, especialmente en este día, a todos los artesanos y obreros, y aliéntalos siempre y mantenlos fieles al cumplimiento de sus deberes religiosos, domésticos y sociales, preservándolos en todo instante de cualquier contagio del socialismo y del comunismo, falaces enemigos de la doctrina cristiana y aun de la felicidad terrena que es dado alcanzar a los hombres de buena voluntad. Ellos te han escogido y te miran como a singular Patrono y guía y como a su más propio modelo, ya que tu vida mortal transcurrió en situación semejante. Como tú, aun cuando moren en grandes ciudades, viven también ellos en un hogar; como tú, deben ganar su sustento y el de su familia con el trabajo de su cuerpo; como tú, muchos de ellos han de velar por el bienestar de su esposa y de sus hijos; como tú, habrán de hacer frente, a veces, a las necesidades de la vida y arrostrar acaso la repulsa dolorosa que sienten los pobres cuando se les cierran sin piedad las puertas de la posada, o gustar las amarguras de alejarse de la patria, o sobrellevar las pruebas con que Dios, en su amorosa providencia, quiere que sean purificados en la tierra a fin de que consigan mayor recompensa en el cielo. Debajo de tu protección esperan y confían poder sobreponerse a todas las dificultades y saber cumplir con sus obligaciones, ya como particulares, ya como padres o hijos de una familia, ya como miembros de la sociedad y de la Iglesia. Te encomendamos, ¡oh glorioso Patriarca!, a todos y cada uno de los trabajadores, y te rogamos y suplicamos los apartes y alejes de toda compañía y compromiso con asociaciones irreligiosas e impías, inspiradoras de envidias, sembradoras de discordias, atizadoras de odios, y perpetradoras taimadas de violencias. Haz, en fin, poderosísimo protector de la Iglesia, que ésta tu nueva fiesta sea tal cual, al instituirla, ha querido el Padre Santo que sea: una fiesta cristiana, un día de júbilo por el triunfo progresivo de las ideas cristianas de la gran familia del trabajo, una invitación constante a completar lo que aún falta a la paz social; de modo que, trabajando gustosos en la tierra por el Dios que quiso aquí pasar por tu Hijo y experimentar contigo las fatigas del trabajo, logremos la recompensa de gozar contigo de su visión beatífica en el cielo.