viernes, 21 de abril de 2023

21 de abril. SAN ANSELMO, OBISPO, CONFESOR Y DOCTOR DE LA IGLESIA

 

21 de abril

San Anselmo, Obispo, confesor y doctor de la Iglesia

Anselmo, nacido en Aosta, en los confines de Italia, tuvo por padres a los nobles y católicos Gundulfo y Ermemberga. Desde pequeño, con su constante aplicación al estudio y con el deseo de una vida más perfecta, dio claros indicios de su futura santidad y de su admirable ciencia. Y aunque se dejó arrastrar durante algún tiempo por el ardor de la juventud hacia las vanidades del siglo, no obstante, en breve volvió al buen camino, y dejando a su patria y cuanto poseía, se dirigió al monasterio de Bec, Orden de San Benito. Allí, tras haber profesado, adelantó mucho con su gran fervor, sus virtudes y su constante estudio, bajo la dirección de Herluino, abad observantísimo, y del docto Lanfraneo, quien era considerado como un modelo de santidad y de doctrina.

Fueron grandes su abstinencia y sobriedad; por sus continuos ayunos parecía casi no necesitar alimento. Tras emplear el día en los ejercicios de la vida monástica, enseñar y responder a las cuestiones que le proponían sobre la religión, por la noche sustraía horas al sueño, para recrear su alma con las divinas meditaciones, en las que vertía abundantes lágrimas. Elegido prior del monasterio, con su caridad, humildad y prudencia supo ablandar a los que le contrariaban; a cuantos le envidiaron les hizo amigos de Dios y suyos con gran provecho de la observancia regular. Muerto el abad, y elegido contra su voluntad para sucederle, alcanzó tal reputación de sabiduría y santidad por todas partes, que era venerado por los reyes y obispos, siendo distinguido con la amistad de San Gregorio VII, el cual, sufriendo grandes persecuciones, envió a San Anselmo cartas llenas de afecto, en que recomendaba su persona y la Iglesia católica a sus oraciones.

Muerto Lanfranco, arzobispo de Cantorbery, su antiguo preceptor, se vio obligado por las solicitaciones de Guillermo, rey de Inglaterra, y del clero y del pueblo, a su pesar, a aceptar el gobierno de aquella Iglesia. Se dedicó, desde el principio, a reformar las corrompidas costumbres del pueblo con sus palabras y ejemplos, y también con sus escritos; hizo celebrar varios concilios, y restableció en su diócesis la antigua piedad y la disciplina eclesiástica. Mas, como el rey Guillermo intentó usurpar los derechos de la Iglesia por la fuerza y con amenazas, Anselmo se opuso a ello con constancia sacerdotal. Por este motivo, después de sufrir la pérdida de sus bienes y el destierro, se dirigió a Roma para visitar a Urbano II. Este Papa le recibió y le alabó en gran manera cuando en el concilio celebrado en Barí defendió con innumerables testimonios de las Sagradas Escrituras y de los santos Padres que el Espíritu Santo procede del Hijo, contra el error de los griegos. Muerto Guillermo, y llamado a Inglaterra por el rey Enrique, su hermano, murió allí en la paz del Señor. No sólo consiguió fama por sus milagros y la santidad de su vida (principalmente por su insigne devoción a la pasión del Señor y la bienaventurada Virgen María), sino también por su doctrina, a la cual infundió un espíritu inspirado por el cielo, para defender la religión cristiana, provecho de las almas y utilidad de teólogos que han expuesto la sagrada doctrina según el método escolástico.

Oremos.

¡Oh Dios, que pusiste a San Anselmo al servicio de tu pueblo, para que lo guiase a la salvación eterna!; concédenos que este maestro de vida en la tierra sea nuestro intercesor en el cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.

 

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MISTERIOS LUMINOSOS DEL ROSARIO DE HOY CON SAN ANSELMO DE CANTERBURY