viernes, 14 de abril de 2023

14 de abril. SAN JUSTINO, PRESBÍTERO Y MÁRTIR

14 de abril

San Justino, mártir

Justino, hijo de Prisco, de nacionalidad griega, nacido en Flavia Neópolis de Palestina, pasó su juventud en los estudios literarios. Cuando llegó a la edad varonil, de tal modo se enamoró de la filosofía, que para conocer la verdad se afilió a todas las sectas de los filósofos, y estudió sus doctrinas. Y como en ellas no hallara sino errores y una falsa sabiduría, después de haber sido enseñado con ilustración sobrenatural por medio de un anciano desconocido y de aspecto venerable, abrazó la verdadera filosofía de la fe cristiana. Desde entonces, teniendo de día y de noche en sus manos los libros de la Sagrada Escritura, de tal suerte con su meditación se inflamó su alma en el fuego divino, que se aplicó con todo su poder a adquirir la eminente ciencia de Jesucristo, escribiendo muchos volúmenes para exponer y propagar la fe cristiana.

Entre las más excelentes obras de Justino sobresalen las dos Apologías de la fe cristiana, las cuales como las presentara ante el senado a los emperadores Antonino Pío y sus hijos, y también a Marco Antonino Vero y Lucio Cómodo, que perseguían crudelísimamente a los seguidores de Cristo, obtuvo, después de haber defendido valerosamente la fe, que por público edicto se mitigara la persecución contra los cristianos. Pero Justino no fue perdonado. Acusado por el filósofo cínico Crescente, cuya vida y costumbres había reprendido, fue detenido por los soldados. Conducido a Rústico, prefecto de Rema, habiéndole éste preguntado cuál era la ley cristiana, hizo esta hermosa confesión delante de muchos testigos: “La doctrina verdadera que nosotros los cristianos observamos piadosamente es esta: creemos en un solo Dios que hizo y creó todo lo que vemos y lo que no puede verse con los ojos del cuerpo; también confesamos a nuestro Señor Jesucristo por Hijo de Dios, que había sido ya anunciado en otros tiempos por los profetas, el cual ha de venir como juez del linaje humano”.

Como Justino en su primera Apología había dicho que los cristianos se juntaban para celebrar los sagrados misterios, y cuáles eran los misterios que celebraban, a fin de rechazar las calumnias de los herejes, se le preguntó en qué lugar se juntaban los fieles en aquella ciudad. Mas Justino guardó silencio sobre los lugares de la reunión, para no entregar las cosas santas a los perros y traicionar a sus hermanos, y tan sólo le indicó su domicilio, donde acostumbraba instruir a los discípulos, y que estaba cerca del célebre título del Pastor, en el palacio de Pudente. El prefecto le dio a escoger entre sacrificar a los dioses o ser azotado en todo el cuerpo. El invicto defensor de la fe respondió que él siempre había deseado sufrir tormentos por nuestro Señor Jesucristo, de quien esperaba una gran recompensa en el cielo; y el prefecto le condenó a muerte. Así pues, este admirable filósofo, sin dejar de alabar a Dios, tras ser azotado, derramó su sangre por Jesucristo, y fue coronado con un glorioso martirio. Los fieles se apoderaron de su cuerpo y lo sepultaron. El Papa León XIII mandó celebrar el Oficio y Misa de su Fiesta en toda la Iglesia.

 

Oremos.

Oh Dios, que enseñasteis admirablemente al bienaventurado Mártir Justino la eminente ciencia de Jesucristo por medio de la ignominia de la cruz: concédenos por su intercesión, que libres de todo error, consigamos la firmeza de la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.


MISTERIOS DOLOROSOS DEL ROSARIO DE HOY CON SAN JUSTINO, MARTIR

MISTERIOS LUMINOSOS DEL ROSARIO DE HOY CON SAN JUSTINO

 

Conmemoración de los santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, Mártires

Valeriano, romano de noble linaje, a instancia de Cecilia, de similar linaje, con la cual estaba desposado, fue bautizado junto con su hermano Tiburcio por el papa San Urbano, en tiempo de Alejandro Severo. Luego que Almaquio, prefecto de Roma, supo que eran cristianos, que habían dado su patrimonio a los pobres, y que sepultaban los cuerpos de los cristianos, les llamó y reprendió ásperamente. Pero viendo que confesaban la divinidad de Cristo, y que en alta voz decían que los dioses eran unos simulacros del demonio, mandó que fueren azotados. Mas como ni con este tormento pudiese persuadirles a adorar la estatua de Júpiter, sino que permanecían firmes en la fe, mandó decapitarlos a cuatro millas de la ciudad. Admirado Máximo, camarero del prefecto, que los había conducido al suplicio, se declaró cristiano y con él otros servidores del prefecto; y al ser azotados poco después con varas revestidas de plomo, de servidores del diablo pasaron todos a ser Mártires de Cristo.

 

Oremos.

Te pedimos, Dios todopoderoso que, al celebrar la fiesta de tus mártires Tiburcio, Valeriano y Máximo, imitemos su valor y sus virtudes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.