domingo, 19 de abril de 2020

LA GRACIA ENTERA DEL SÁBADO HA TROCADO EN EL DOMINGO. San Jerónimo


Comentario al Evangelio
Primer Domingo de Pascua
San Jerónimo
No tendría suficiente con un día si quisiera daros cuenta de todo lo relativo al misterio de este día. Me limitaré a decir que la gracia entera del sábado y aquella antigua festividad del pueblo judío fueron trocados por la solemnidad de esta fecha. Ellos no realizaban durante el sábado tarea servil alguna; para nosotros en cambio, esto sucede el domingo, es decir, el día de la resurrección, pues en ese día no servimos a los vicios ni al pecado. “Pues siervo es quien comete pecado” (Jn 8, 34). Ellos no salen de sus casas; nosotros, por nuestra parte, al estar en la Iglesia, no salimos de la casa de Dios. Ellos durante el sábado no encienden fuego alguno; nosotros, en cambio encendemos el fuego del Espíritu Santo, purificándonos de toda mácula y pecado; acerca de este fuego dice el Señor: “Fuego he venido a traer a la tierra. Y ¿qué quiero, sino que arda?  (Lc 12,49) El Señor desea que este fuego arda en nosotros y que, según, el apóstol Pablo lo avivemos con el Espíritu Santo para que el amor hacia Dios no se enfríe en nuestro corazón. Durante el sábado, ellos no salen a caminar, porque han perdido a Aquel que dijo: Yo soy el camino; nosotros en cambio, decimos: Bienaventurados quienes se mantienen sin tacha en su camino, quienes caminan ajustándose a la ley de Dios. Ellos coronaron de espinas al Señor; nosotros por el contrario como si fuéramos piedras preciosas, servimos de corona a nuestro Señor. Una diadema adorna la cabeza del emperador de este mundo, y precisamente para que adornemos la cabeza de nuestro Rey se nos ha colocado en ella. Ellos no aceptaron a Cristo, pero sí al Anticristo; nosotros, por nuestra parte, recibimos al humilde Hijo de Dios para poseerlo triunfante después.