sábado, 27 de enero de 2024

DÍA 28 DE ENERO. LA MADRE AL HIJO, EL HIJO SE OFRECE A SÍ AL PADRE

DÍA 28 DE ENERO

LA MADRE AL HIJO, EL HIJO SE OFRECE A AL PADRE

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

DÍA 28 DE ENERO

LA MADRE AL HIJO, EL HIJO SE OFRECE A AL PADRE

 

1. Considera cuales hayan sido los afectos de la Virgen para con Dios (a quien ofrecía esta hostia) de fe, de adoración, de acción de gracias por todos los dones que la había dado, de caridad, de resignación de sí misma. Y después de esto, qué amor para con nosotros, ofreciendo a su Hijo por nuestra salud a la divina justicia. Da gracias a la Virgen. Aprende tú también, a ofrecer con los mismos afectos esta hostia por tus pecados. Ofrécete con esta a ti mismo: todo cuanto eres, todo cuanto puedes; de otra suerte no serás acepto ni agradable; porque nada es grato a Dios, sino lo que con Cristo o sus méritos se le ofrece.

 

2. Considera cómo se ofreció Jesucristo al Padre, para promover su gloria y la salud del género humano. Esto, ¡con cuánto y cuan puro afecto sin comodidad alguna suya! Enciende en ti el celo de la gloria de Dios y de la salud de los prójimos. Ofrécete a ti a Dios y a sus vicarios, los superiores, para cualesquiera cosas, por difíciles que sean. Aborrece la tibieza pasada. Pide gracia, etc. Conoce y cree, que entonces Jesucristo puso también en ti los ojos. ¿Cuánto le debes? Puedes retornarle la imitación, otra cosa no.

 

3. Considera cuan agradable fue a Dios esta ofrenda; pues la ofrecía la Madre; el Hijo se ofrecía a sí mismo, y se ofrecía siendo amadísimo del Padre: ofrecíase para el fin de la gloria de Dios y precio de nuestra redención. Da parabienes al Padre, a la Madre, al mundo por haberse hallado una ofrenda que del todo sea a Dios agradable. Pondera en cuánto te apreció Dios, cuánto te amó. ¿Y qué le puedes retornar sin amor? Éste, aun un bruto, le corresponde al que se le muestra.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

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Ave María Purísima, sin pecado concebida.