martes, 23 de enero de 2024

24 DE ENERO. DE LAS CAUSAS DE LA PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

24 DE ENERO

DE LAS CAUSAS DE LA PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

24 DE ENERO

DE LAS CAUSAS DE LA PURIFICACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

 

1. Después que se cumplieron los días de su purificación según la ley de Moisés[1]. Siendo cierto que por muchos títulos estaba la santísima Virgen exenta de la ley de la purificación, examina las causas por qué con todo esto quiso ser purificada. La primera causa es, según Dionisio Cartusiano: Por obedecer a la ley, en que reverenciaba al Legislador. La perfecta obediencia hace más de aquello a que está obligada. ¿Qué importa que no te obligue a pecado, si la regla, si el consejo o la ley es de cosa lícita? No quieras llegar a tanto, que no quieras, sino aquello que no puedas dejar de querer sin pecado. Este es el principio de los que van a caer. Guárdate de esto. Añade que en esto está el ejemplo de la humildad verdadera.

 

2. Considera que la segunda causa que el mismo autor señala es: La imitación de su Hijo de quien vio sujetarse a la ley de la circuncisión a que no estaba obligado. Mira el motivo porque debes, oh religioso, la regular observancia: y tú, cristiano, cualquiera que seas, la práctica de algunos consejos y de todas las virtudes, aunque no te obliguen a pecado; porque así imitas mejor a Cristo y a la santísima Virgen. No puedes errar andando por el camino en que va delante el Hijo de Dios. Duélete de no haber andado por él. Teme si por él no caminas. Ama y por él irás.

 

3. Considera que la tercera causa fue para que la Madre purísima se purificase más, no dejando, por cierto, impureza alguna, sino subiendo y llegando a una pureza suma. Asemejóse así más a la primera regla de la pureza JESÚS. Por lo que creen los Padres, que su pureza se aumentó en este misterio, como su virginidad en el parto. Si no te mueve, oh religioso, a la observancia de tus reglas, y a ti, cristiano, al ejercicio de las virtudes y actos de piedad, el llegar por este medio a lo sumamente puro, muévate siquiera el apartarte de lo impuro. Repara en ti, y mira cuan enfermo estás. Procura llegar así a lo sumamente puro por un deseo ardiente de aprovechar en el camino de la virtud.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Luc., 2.