domingo, 28 de enero de 2024

29 DE ENERO. DEL ENCUENTRO DEL VIEJO SIMEÓN, Y SU ELOGIO

29 DE ENERO

DEL ENCUENTRO DEL VIEJO SIMEÓN, Y SU ELOGIO

 

MEDITACIONES PARA LA NAVIDAD Y EL TIEMPO DE EPIFANÍA

del P. Nicolás Avancini

 

ORACIONES PARA COMENZAR

TODOS LOS DÍAS:

+Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Dispongámonos a hacer este momento de oración, elevando a Dios nuestro pensamiento y nuestro corazón; y digamos: 

 

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén. 

Pater noster, Ave María y Gloria.

 

29 DE ENERO

DEL ENCUENTRO DEL VIEJO SIMEÓN, Y SU ELOGIO

 

1. Y este hombre era justo y timorato[1]. Hermoso elogio del santo viejo. La mejor disposición para recibir en los brazos, y más en el alma a Jesucristo, es la justicia o la santidad de la vida, y el temor. La justicia es la que nos une a Cristo; unido, le conserva el temor, cuando no sólo echa fuera el pecado, pero desvía también los mínimos lugares de culpas; porque el que teme al Señor en riada es descuidado. Aprende a tener cuidado con los más menudos defectos, si quieres conservar la pureza de tu alma, no sea que por ellos abras camino a los mayores y caigas poco a poco. La perfección de la virtud resplandece en las cosas mínimas. ¿Se ve por ventura en ti esto?

 

2. Que esperaba la consolación de Israel[2]. Sabía que estaba prometido el Salvador; pero veía que eran pasados tantos siglos, y muertos en ellos tantos patriarcas y profetas que le esperaban. Con todo eso el esperaba constantemente. ¡Cuán gran confianza en Dios era esta! ¡Qué expectación tan constante! ¿Qué consuelo esperas tú? No sea, no, el caduco y vano que se halla en las criaturas. Luego ha de ser el verdadero y santo en Dios sólo. Pero no lo experimentas aún. Aún no parece que lo has alcanzado. Espera al Señor muy confiada y constantemente. Vendrá en la realidad ciertamente, si le esperas con firmeza.

 

3. Y había recibido respuesta del Espíritu Santo que no vería la muerte sin que viese primero el Cristo del Señor[3]. Mira lo que mereció en su justicia, con su temor y esperanza: esto es, la certeza de ver a Cristo. Acaso no se atrevió a preguntar esto, o por humildad, o por una confianza cierta: y con todo recibió respuesta. Algo tienes tú de tal felicidad. Cuántos mandamientos tienes, cuántas reglas, tantas respuestas tienes tú del Espíritu Santo; de que no verás la muerte, si los observas con justicia, temor y confianza; porque así está dicho: Haz esto, y vivirás. En tu mano está hacerte segura esta promesa.

 

ORACIONES PARA FINALIZAR

TODOS LOS DÍAS

 

Concluyamos nuestra oración implorando la intercesión de la santísima Virgen María y del Glorioso Patriarca san José:

 

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo se preparan para celebrar el nacimiento de tu adorable Hijo.

¡Oh dulcísima Madre!, concédenos tu profundo recogimiento y divina ternura para que seamos un día dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

 

Oración a San José

Oh Santísimo San José, esposo de María y padre putativo de Jesús, infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Por el amor que le tuviste al Divino Niño, te ruego la gracia de abrasarme en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente hasta que lo vea y goce en el cielo. Amén. 

 

***

Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.

Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.

Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.

Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.

Santos Patriarcas, Profetas y justos que aguardasteis la llegada del Mesías, rogad por nosotros.

Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.

***

¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!

***

Ave María Purísima, sin pecado concebida.



[1] Luc., 2.

[2] Luc., 2

[3] Ibid.