domingo, 5 de mayo de 2019

SOBRE EL MODO DE PROCEDER LOS MAESTROS CON SUS ESCOLARES

 

Sobre el modo de proceder los maestros con sus escolares.
MEDITACIÓN PARA EL DOMINGO SEGUNDO DE PASCUA
San Juan Bautista de la Salle
En el evangelio de hoy compara Jesucristo a los que tienen cargo de almas con el buen pastor (1), que cuida sus ovejas con singular esmero, y una de cuyas cualidades ha de ser conocerlas distintamente a todas, según añade el Salvador.
Esta ha de ser también una de las preocupaciones principales de quienes se dedican a instruir a los demás: acertar a conocerlos, y discernir la manera de proceder con cada uno.
Porque hay quienes exigen más bondad, y otros, mayor firmeza; no faltan algunos que requieren mucha paciencia, y otros, en cambio, que se los estimule y aliente; es necesaria la reprensión y el castigo para que unos se corrijan de sus faltas, mientras hay otros sobre los cuales es preciso velar de continuo para impedir que se perviertan o extravíen.
Este distinto modo de proceder supone el conocimiento y discernimiento de los espíritus, que vosotros debéis pedir a Dios frecuente e instantemente, como una de las cualidades más necesarias para guiar a quienes tenéis a vuestro cargo.
Dice también Jesucristo que las " ovejas deben conocer a su pastor " para poderle seguir. Dos cosas son necesarias y aun tienen que descollar en los conductores de almas.
Primeramente, virtud no común que sirva de ejemplo a los demás; pues si ellos perdieren el recto camino, no podrían menos de extraviarse quienes siguieran sus pasos.
En segundo lugar, debe ser patente en ellos su especial ternura con las almas que les están confiadas; de modo, que cuanto pueda interesar o perjudicar a las ovejas sea vivamente sentido por ellos. Esto es cabalmente lo que despierta en las ovejas el amor a su pastor y las mueve a complacerse en su compañía, porque en ella encuentran su descanso y su alivio.
¿Queréis que se aficionen al bien vuestros discípulos? Practicadlo vosotros. Mucho mejor los convenceréis con el ejemplo de un proceder reservado y modesto, que con todas las palabras que pudierais decirles. ¿Queréis que guarden el silencio? Guardadlo vosotros. Sólo en la medida en que seáis vosotros comedidos y circunspectos, conseguiréis que lo sean ellos a su vez.
Es también obligación de las ovejas de Jesucristo escuchar la voz de su pastor. Por tanto, deber vuestro es, y deber de todos los días, adoctrinar a los niños que os están encomendados; de modo que escuchen vuestra voz y la comprendan, porque les dais instrucciones acomodadas a su capacidad, sin lo cual resultarían poco útiles para ellos.
De ahí que os debéis esmerar e iros capacitando en el arte de daros perfectamente a entender cuando preguntáis o respondéis durante el Catecismo, y de explicaros con nitidez, utilizando palabras de fácil comprensión.
En las exhortaciones, descubridles ingenuamente sus faltas, proponedles los medios de corregirlas, indicadles las virtudes en que pueden ejercitarse y ponderadles su facilidad; infundidles sumo horror al pecado y el alejamiento de las malas compañías. En una palabra, habladles de todo cuanto puede moverlos a la piedad.
Así es como deben escuchar los discípulos la voz de su maestro.