miércoles, 13 de diciembre de 2017

EL ROSARIO DE HOY CON EL MENSAJE DE NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA



Santo Rosario
Por la señal…
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS GLORIOSOS
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Cuenta sor Lucía: “Fuimos bañados por una luz celestial que parecía venir directamente de sus manos. La realidad de esta luz penetró nuestros corazones y nuestras almas, y sabíamos que de alguna forma esta luz era Dios, y podíamos vernos abrazada por ella."
Cristo con su resurrección ilumina la vida de los hombres, dándonos la esperanza de nuestra propia resurrección.
Renovemos nuestra fe y pidamos perdón por aquellos que no creen.
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
Lucía preguntó a la Virgen: "¿Nos llevarás al cielo?" Si, me llevaré a Jacinta y a Francisco muy pronto, pero tú te quedarás un poco más, ya que Jesús desea que tú me hagas conocer y amar en la tierra. Él también desea que establezcas la devoción en el mundo entero a mi Inmaculado Corazón.
Con la mirada puesta en cielo, hemos de vivir en medio del mundo como testigos de Jesucristo. “Seréis mis testigos hasta los confines del mundo”. La esperanza de ir al cielo, ha de motivarnos a obrar el bien para nuestros prójimos practicando las obras de misericordia.
Renovemos nuestra esperanza y pidamos perdón por aquellos que viven en la desesperanza.
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO SOBRE LOS APÓSTOLES REUNIDOS EN TORNO A LA VIRGEN MARÍA
La Virgen dice a Lucía: “Hagan sacrificios por los pecadores, y digan seguido, especialmente cuando hagan un sacrificio: Oh Jesús, esto es por amor a Ti, por la conversión de los pecadores, y en reparación por las ofensas cometidas contra el Inmaculado Corazón de María.”
El Espíritu Santo es el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Por medio de él es como podemos amar a Dios mismo y al prójimo. Hemos de multiplicar actos de amor a Nuestro Señor y a la Virgen María cada vez más despreciados y olvidados por los hombres.
Renovemos nuestro amor a Dios y pidamos perdón por los que no aman.
LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS  EN CUERPO Y ALMA
Cuenta Lucía: Los niños permanecían de rodillas en el torrente de esta luz maravillosa, hasta que la Señora habló de nuevo, mencionando la guerra en Europa, de la que tenían poca ninguna noción. Digan el Rosario todos los días, para traer la paz al mundo y el final de la guerra. Después de esto ella se comenzó a elevar lentamente hacia el este, hasta que desapareció en la inmensa distancia.
La adoración es la prosternación del hombre, que se reconoce criatura ante su Creador tres veces santo. Solo las almas humildes son capaces de abajarse, de postrarse, de adorar. El cielo es para las almas humildes, para las almas que quieren ser como María: esclava del Señor. Renovemos nuestra adoración a Dios y pidamos perdón por los que no adoran.
LA CORANACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y SEÑORA DE TODO LO CREADO
En sus Memorias, Lucía nos dice: La Señora vestía con un manto puramente blanco, con un borde de oro que caía hasta sus pies. En sus manos llevaba las cuentas del rosario que parecían estrellas, con un crucifijo que era la gema más radiante de todas. Quieta, Lucía no tenía miedo. La presencia de la Señora le producía solo felicidad y un gozo confiado
Al subir al cielo, la Virgen Santísima no se aleja de la humanidad. Constituida como Mediadora entre su Hijo y los hombres,  la Virgen atiende a todos con el amor propio de una Madre.  El Rosario es el lazo que ella nos tiende: quién lo reza puede estar convencido de que Ella escuchará su oración.