miércoles, 13 de diciembre de 2017

APARICIONES FINALES DE TUY (ESPAÑA) 13 de junio de 1929



APARICIÓN EN TUY  (ESPAÑA)
13 DE JUNIO DE 1929
“Yo había pedido y obtenido permiso de mis superiores y de mi confesor para hacer la hora santa de 11 a 12 de la noche, de jueves a viernes. Estando  sola me arrodillé en la balaustrada, en medio de la capilla, para rezar postrada las oraciones del ángel. Sintiéndome cansada me enderecé y continué rezándolas con los brazos en cruz. La única luz era la de una lámpara. De repente se iluminó toda la capilla como con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una Cruz de luz que llegaba hasta el techo.
En otra luz más clara se veía sobre la parte superior de esta misma cruz el busto de un hombre. Sobre el pecho una paloma de luz y clavado en la cruz el cuerpo de otro hombre.
Un poco más debajo de la cintura, suspendido en el aire, se veía un cáliz y una hostia grande sobre la cual caían gotas de sangre. Esta sangre venía de las mejillas del Crucificado y de una herida que tenía en el pecho. Resbalando estas gotas por la hostia caían dentro del cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba nuestra Señora con su Inmaculado Corazón en la mano… (Era nuestra Señora de Fátima con su Inma-culado Corazón…, en la mano izquierda…no tenía espada ni rosas, sino una corona de espinas y llamas…).
Debajo del brazo izquierdo unas letras grandes como si fueran de agua cristalina que corriese por encima del altar, formando estas palabras: “Gracia y Misericordia”.
Comprendí que me era demostrado el misterio de la Santísima Trinidad y recibí sobre él luces que no me es permitido revelar. Después me dijo nuestra Señora:
-“Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón; promete salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por los pecados cometidos contra mí que vengo a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y ora”.
Di cuenta de esto al confesor, que me mandó escribir lo que nuestro Señor quería que se hiciese.
Más tarde, por medio de una comunicación interior, nuestro Señor quejándose, me dijo:
-“No quisieron atender a mi súplica…Como el rey de Francia se arrepentirán y lo harán después. Pero será tarde. Rusia habrá extendido ya sus errores por el mundo provocando guerras y persecuciones a la Iglesia, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir”.