viernes, 10 de noviembre de 2017

EL ROSARIO DE HOY CON SAN ANDRÉS AVELINO



Santo Rosario.
Por la señal... 
Monición inicial: Se hace hoy memoria de san Andrés Avelino, presbítero de la Congregación de Clérigos Regulares, que brilló por su santidad y celo en procurar la salvación del prójimo, hizo el arduo voto de avanzar cada día en las virtudes y, cargado de méritos, con muerte santa descansó al pie del altar (1608). Fue Devotísimo de la Virgen. Con sus consejos meditamos el rosario de hoy.
Señor mío Jesucristo…
MISTERIOS DOLOROSOS
1. La Oración de Jesús en el Huerto
“Entre Dios y el humilde existe un incesante desafío: el humilde, reconociéndose necesitado de la gracia divina, busca en Dios siempre una nueva ayuda; Dios, encontrando al humilde vacío de sí, derrama sobre él gracia sobre gracia. Como podemos admirar en la gloriosa Virgen Madre y en todos los santos, los cuales no serían santos sino fueran gratos a Dios. El humilde, fidelísimo a Dios, no busca honor y gloria para sus acciones, porque sabe que, sin Dios, no puede hacer nada bueno… Donde hay humildad, allí florece la sabiduría. La verdadera humildad vacía al hombre de sí mismo, dejando todo su propio corazón a la gracia divina…”.
2. La flagelación de Jesús atado a la columna.
“No podemos separar la Sagrada Eucaristía de la Pasión de Jesús.”
3. La coronación de espinas
“Haced caso de las pequeñas faltas; empañan la limpieza del alma”
4. Nuestro Señor con la cruz a cuestas camino del Calvario
“En el hombre la Caridad, según san Agustín, es una virtud que  nos mueve a amar lo que se debe amar, y más todavía: yo llamo Caridad  a aquel sentimiento que induce al hombre a amar a Dios por ser quién es, y a sí mismo y al prójimo por amor de Dios.”
5. La crucifixión y muerte del Señor
“En Dios, bien y bondad infinita, la Caridad del hombre alcanza su  perfección; en consecuencia, ninguna virtud humana es meritoria si no  está vivificarla por la Caridad.”
"¡Oh cruz admirable, oh cruz. ardientemente deseada y al fin tan dichosamente hallada! ¡Oh cruz, que serviste de lecho a mi Señor y Maestro!, recíbeme en tus brazos y llévame de en medio de los hombres para que por fin me reciba quien me redimió por ti y su amor me posea eternamente."