Comentario al
Evangelio
XXIV DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
VI DOMINGO
DESPUÉS DE EPIFANÍA TRANFERIDO
Forma
Extraordinaria del Rito Romano
¡Nuestra dicha es demasiado grande!, jamás
comprenderemos su alcance ¡Pueblo feliz, el cristiano, al ver cómo cada día se
renuevan todos los prodigios que la omnipotencia de Dios obró en otro tiempo en
el Calvario para salvar a los hombres.
¿A qué obedece, pues, el que no experimentemos
este mismo amor, no sintamos el mismo agradecimiento, no estemos poseídos del
mismo respeto, con todo y obrarse cada día los mismos milagros ante nuestros
ojos? ¡Ay!, hemos abusado tanto de las gracias recibidas, que merecimos de Dios
el castigo de que no fuese arrebatada, en parte, nuestra fe; apenas nos queda
indicio de ella para hacernos cargo de, que estamos en la presencia de Dios.
¡Dios mío! ¡qué desgracia para un cristiano haber perdido la fe! Desde que la
fe nos falta, no hacemos más que despreciar este augusto Sacramento; ¡y cuántos
hay aún que llegan hasta a caer en la impiedad, haciendo mofa de los que tienen
la dicha de venir a sacar de aquí las gracias y fuerzas necesarias para
salvarse!. Temamos los castigos que Dios puede enviarnos por nuestra falta de
respeto a su adorable presencia.