1 de mayo
SAN JOSÉ ARTESANO
COMENTARIO AL EVANGELIO
DE LA CATENA AUREA DE SAN TOMÁS DE AQUINO
MATEO 13, 53-58
Y cuando Jesús hubo acabado estas parábolas, se fue de
allí. Y vino a su patria, y los instruía en la sinagoga de ellos, de modo que
se maravillaban y decían: "¿De dónde este saber y maravillas? ¿Por ventura
no es Este el Hijo del artesano? ¿No se llama su Madre María, y sus hermanos
Santiago y José, Simón y Judas? ¿Y sus hermanas no están todas entre nosotros?
¿Pues de dónde a Este todas estas cosas?" Y se escandalizaban en El. Mas
les dijo Jesús: "No hay Profeta sin honra sino en su patria y en su
casa". Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de
ellos. (vv. 53-58)
San Jerónimo
El Señor,
después de las parábolas en que habló al pueblo y que sólo comprendieron los
Apóstoles, pasó a su patria a fin de hablar en ella con más claridad, y esto es
lo que quiso dar a entender en las palabras: "Y cuando Jesús hubo acabado
estas parábolas", etc.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,42
El
evangelista pasa de las parábolas a otra cosa, dándonos a entender de esta
manera que no hay necesidad de seguir un orden riguroso en la exposición de los
hechos. San Marcos ( Mc 4), lo que no hace San Mateo, a quien sigue San Lucas (
Lc 8), ha tejido la narración en tal forma que parece más probable que los
acontecimientos se hayan desarrollado en el orden en que los ponen San Marcos y
San Lucas. Tal es el hecho de Jesús durmiendo en la nave y el milagro de la
expulsión de los demonios, cosas que interpone San Mateo y ha dejado en un
orden diferente.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Nazaret es
la población a quien Jesús llama su patria, no porque hiciera en ella muchos
milagros (como diremos más abajo), puesto que en Cafarnaúm es donde los hizo,
sino porque en ella es donde expuso su doctrina, que causó no menos admiración
que los milagros.
Remigio
Y el Señor
enseñaba en las sinagogas, donde se reunía mucha gente, porque El bajó del
cielo a la tierra para salvar a muchos. Sigue: "De modo que se
maravillaban y decían: ¿De dónde a Este este saber y maravillas?". La
sabiduría se refiere a la doctrina y el poder a los milagros.
San Jerónimo
Maravillosa
necedad la de los nazarenos. Se admiran de que la Sabiduría posea la sabiduría,
y el Poder poder. Pero viene en seguida el error, porque miran ellos a Jesús
como al hijo de un carpintero, por eso dicen: "¿Por ventura no es Este
hijo de un artesano?".
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
En todo eran
ellos insensatos, rebajándole por el oficio que tenía el que juzgaban era su
padre, a pesar de que sabían por la historia antigua muchos ejemplos de hombres
nobles cuyos padres eran de baja esfera. David fue hijo de un labrador, de
Jesé; Amós, de un pastor, y él mismo fue también pastor. Precisamente por esto
tenía más mérito, porque a pesar de la humildad de su padre hablaba cosas tan
sublimes; lo cual da a entender con toda claridad que lo que El era, no era
resultado de la educación humana, sino de la gracia de Dios.
San Agustín, en el ser. Dom. Infra oct. Epiph
El Padre de
Cristo es el Artesano Dios, que ha fabricado a todo el mundo, dispuso el arca
de Noé, comunicó a Moisés la orden del tabernáculo e instituyó el Arca de la
Alianza. Artesano he dicho, porque allana las inteligencias robustas y
quebranta los pensamientos orgullosos.
San Hilario, in Matthaeum, 14
Era Hijo de
un Artesano que vence la resistencia del hierro por el fuego, disuelve todo el
poder del siglo con el ardor de su juicio, da forma para utilidad del hombre a
todo lo material, es decir, que hace servir a todas las criaturas en los
distintos deberes a los que están destinadas y las hace concurrir a las obras
de la vida eterna.
San Jerónimo
No es de
extrañar que errando ellos con respecto al Padre, se equivoquen también con
respecto a los hermanos. Por eso añade: "¿Por ventura no se llama su Madre
María y sus hermanos Santiago y Joseph?", etc.
San Jerónimo, contra Helvidium, 14
Se llaman
aquí hermanos del Señor a los hijos de su tía materna, María Cleofé, mujer de
Alfeo y madre de Santiago y de Joseph. Esta María es también la madre de
Santiago el Menor.
San Agustín, de consensu evangelistarum, 1,17
Nada tiene
de extraño que los que tenían a José por padre del Señor llamaran hermanos de
éste a todos los de la parentela de José y de María.
San Hilario, in Matthaeum, 14
Se empeñan
en rebajar al Señor a causa de sus parientes, y aunque el brillo de su doctrina
y de sus milagros los llenaba de admiración no podían persuadirse de que era
Dios el que hacía todo esto en el hombre, y acuden al oficio del padre para
ultrajarle. Entre tantas cosas magníficas como hacía, sólo se dejan arrebatar
contemplando su humanidad y por eso dicen: "¿De dónde a este hombre todas
estas cosas?".
Sigue:
"Y se escandalizaban en El".
San Jerónimo
Este error
de los judíos es la causa de nuestra salvación, y la condenación de los
herejes. Consideraban como hombre a Jesucristo, en cuanto lo juzgaban
únicamente como hijo de un artesano.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Pero mirad
la mansedumbre de Cristo: no los ultraja, sino que les responde con mucha
dulzura; y por eso sigue: "No hay profeta sin honra, sino en su patria y
en su casa".
Remigio
Se llama a
sí mismo profeta, nombre que había ya anunciado Moisés en estos términos:
"Dios os levantará a un profeta de en medio de vuestros hermanos" ( Dt
18,15.18). Y es necesario tener presente, que no sólo Cristo, cabeza de todos
los profetas, sino también Jeremías y Daniel y los demás profetas menores
fueron más honrados y respetados entre los extraños que entre sus
conciudadanos.
San Jerónimo
Porque es casi natural el que los ciudadanos tengan envidia a sus conciudadanos, ya que generalmente no miran lo que hacen en la actualidad y se fijan sólo en las fragilidades de su infancia, como si ellos para llegar a la edad madura no hubieran pasado por los mismos grados.
San Hilario, in Matthaeum, 14
Declara el
Señor que el profeta está sin honra en su patria, porque El había de ser condenado
en Judea a la sentencia de cruz y porque la fuerza de Dios está sólo en poder
de los fieles. A causa de la incredulidad de los judíos se abstiene de hacer
milagros entre ellos. Por eso sigue: "Y no hizo allí muchos milagros a
causa de la incredulidad de ellos".
San Jerónimo
No porque no
pudiera hacer muchos milagros entre aquellos incrédulos, sino para no condenar
con sus muchos milagros la incredulidad de sus conciudadanos.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 48,1
Y si le
convenía que lo admiraran por sus milagros, ¿por qué no los hizo? Porque El no
hacía milagros por pura ostentación, sino para utilidad de otros. Mas no
resultando ninguna utilidad, despreció lo que le era personal, a fin de no
aumentar la culpabilidad de ellos. ¿Y por qué hizo algunos? Para que no
dijeran: indudablemente hubiéramos creído si hubiera hecho milagros.
San Jerónimo
También puede entenderse de otro modo, diciendo que despreciado Jesús en su casa y en su patria, esto es, en el pueblo judío, no quiso hacer más que unos cuantos milagros, a fin de que no fuesen completamente irresponsables. Todos los días está haciendo el Señor milagros asombrosos en las naciones mediante los apóstoles, no tanto para dar la salud a los cuerpos, cuanto a las almas.
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