DE LA EXPECTACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.
VIERNES DE LA VI SEMANA DE PASCUA
MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL
DE LA OBRA “VIDA Y DOCTRINA DE JESUCRISTO” DEL P. NICOLÁS AVANCINI
ORACIÓN PARA COMENZAR
TODOS LOS DÍAS:
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Poniéndonos en la presencia de Dios, adoremos su majestad infinita, y digamos con humildad:
“Omnipotente Dios y Señor y Padre mío amorosísimo, yo creo que por razón de tu inmensidad estás aquí presente en todo lugar, que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón, viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma, sin poder esconderme de tus divinos ojos.
Te adoro con la más profunda humildad y reverencia, desde el abismo de mi miseria y de mi nada, y os pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y os pido gracias para hacer con provecho esta meditación que ofrezco a vuestra mayor gloria… ¡Oh Padre eterno! Por Jesús, por María, por José y todos los santos enseñadme a orar para conocerme y conoceros, para amaros siempre y haceros siempre amar. Amén.”
Se meditan los tres puntos dispuestos para cada día.
VIERNES DE LA VI SEMANA DE PASCUA
DE LA EXPECTACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO.
1.- Estaos quietos en la ciudad (1); Para cumplir este mandato de Cristo, se apartan los Apóstoles de la conversación y de todo trato y negocio con la gente, por esperar el Espíritu Santo que Dios les había prometido. Así estaban aquellos días abstraídos de las cosas del siglo, y de todo comercio con los hombres. El Espíritu Santo es lengua de Dios, pero: No se oye en los encuentros de las calles ni se percibe en las plazas. Se ha de recoger uno de las cosas exteriores a las interiores, si quiere percibirla. Deja, pues, distracciones, y entra dentro de tí. El alma distraída no está con Dios. Si esto hicieran aquellos a quienes reveló Cristo la venida del Espíritu Santo, ¿cuánto más te toca a tí el hacerlo?
2.- Hasta que seáis vestidos de la virtud (2). En aquel Espiritual recogimiento aguardaban aquel, hasta que. Porque creyendo con certeza que había de venir el Espíritu Santo, ignoraban el tiempo, la hora de su venida; y le esperaban de modo que siempre los hallase prevenidos. En la dilación estaba la longanimidad y la paciencia, la igualdad del ánimo e indiferencia, con un ardiente deseo de que viniese entonces cuando fuese el gusto de Dios. Debes estar tu también indiferente, para tener o no tener consuelos espirituales; y poner sólo la mira en que se haga la voluntad de Dios, sin atención a tu deseo y gusto.
3.- Estaban perseverantes en oración (3). No ignoraban aquello: Dará el Espíritu bueno a los que se lo piden (4). Por eso en aquel retraimiento vacaban a la oración. Persuádete que le pidieron por varios títulos como lumbre de corazón, ya para alumbrar sus corazones, ya los ajenos; como llama, para encender sus corazones y los de los prójimos en el amor de Dios; y también para todo lo que pertenece a la vocación apostólica. Con la oración traes a ti el Espíritu Santo. Esta cierto, que si le pides como debes, le recibirás.
(1) Luc., 24. (2) Ibid. (3) Act., 1. (4) Luc., 11.
ORACIÓN PARA FINALIZAR
TODOS LOS DÍAS:
Imploremos la asistencia del Espíritu Santo recitando la secuencia de Pentecostés:
Ven Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido.
Luz que penetras las almas,
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo.
Tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego.
Gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del alma
si tú le faltas por dentro.
Mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo.
Lava las manchas.
Infunde calor de vida en el hielo.
Doma el espíritu indómito.
Guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito.
Salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén. Aleluya.
Y en este tiempo pascual, concluyamos nuestra oración saludando a la Virgen María:
V/. Regina cæli, lætare; alleluia.
R/. Quia quem meruisti portare; alleluia.
V/. Resurrexit sicut dixit; alleluia.
R/. Ora pro nobis Deum; alleluia.
V/. Gaude et lætare, Virgo Maria; alleluia.
R/. Quia surrexit Dominus vere; alleluia.
Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui Domini nostri Iesu Christi mundum lætificare dignatus es, præsta, quæsumus, ut per eius Genetricem Virginem Mariam perpetuæ capiamus gaudia vitæ. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.
Fidélium ánimae per misericordiam Dei requiéscant in pace. R.Amen.
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Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío.
Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía.
Glorioso Patriarca san José, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rogad por nosotros.
Todos los santos y santas de Dios, rogad por nosotros.
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¡Querido hermano, si te ha gustado esta meditación, compártela con tus familiares y amigos!
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Ave María Purísima, sin pecado concebida.