III DOMINGO DE PASCUA
Comentarios al Evangelio
de la Catena Aurea de Santo Tomás de Aquino
Juan 16, 16-22.- "Un poco, y ya no me veréis; y otro poco, y
me veréis: porque voy al Padre". Entonces, algunos de sus discípulos se
dijeron unos a otros: "¿Qué es esto que nos dice un poco, y no me veréis,
y otro poco, y me veréis: porque voy al Padre?" Y decían, "¿Qué es
esto que nos dice, un poco? No sabemos lo que dice". Y entendió Jesús que
le querían preguntar, y les dijo: "Disputáis entre vosotros de esto que
dije: un poco, y no me veréis; y otro poco, y me veréis. En verdad, en verdad
os digo: Que vosotros, lloraréis y gemiréis, mas el mundo se gozará; y vosotros
estaréis tristes, mas vuestra tristeza se convertirá en gozo. La mujer cuando
pare está triste, porque viene su hora: mas cuando ha parido un niño, ya no se
acuerda del apuro por el gozo, de que ha nacido un hombre en el mundo. Pues
también vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza, mas otra vez os he de ver,
y se gozará vuestro corazón y ninguno os quitará vuestro gozo". (vv.
16-22)
Crisóstomo, in Ioannem, hom. 79
Después que
el Señor había reanimado a sus discípulos con la promesa del Espíritu Santo,
volvió a angustiar su corage, diciendo: "Un poco, y ya no me veréis".
Hizo esto para acostumbrarles a llevar con resignación su ausencia, hablándoles
de cosas tristes, pues a quien en palabras se ha ejercitado en esto, le
resultarán mas llevaderos los hechos.
Beda, in hom 1, Dom 2, post oct. Paschae
Dice, pues:
"Un poco, y ya no me veréis", porque fue detenido en aquella noche,
crucificado en la mañana, y sepultado en la tarde, desapareciendo de la vista
de todos.
Crisóstomo, ut supra
Pero si se
considera atentamente, no deja de ser de un consuelo la palabra "Porque
voy al Padre", pues esto era la declaración de que no perecería, sino que
su muerte sería un tránsito, y aun acrecentó este consuelo cuando añadió:
"Y otro poco, y me veréis", dando a entender que volvería y que la
separación sería corta, y continua su presencia con ellos.
San Agustín, ut supra
Estas
palabras del Señor eran oscuras para los discípulos, antes de cumplirse, y por
eso los discípulos se preguntaron mutuamente: "¿Qué es esto que nos dice:
Un poco y ya no me veréis; y otro poco, y me veréis porque voy al Padre?"
Crisóstomo, ut supra
Esto no lo
entendían, o bien por la tristeza que producía en sus corazones lo que oían, o
bien por la oscuridad con que se anunciaba y les parecían contradictorias dos
cosas que no lo eran. A saber: Si te veremos ¿cómo te vas? Y si te vas ¿cómo te
veremos? Por eso dicen: "¿Qué es esto que nos dice, un poco? No sabemos lo
que dice".
San Agustín, ut supra
Como
anteriormente no les había dicho: "Un poco" sino "Voy al
Padre", les pareció que hablaba claramente. Pero ahora les parece aquello
confuso, mas al presente ya es para nosotros claro lo que entonces parecía
oscuro y después se descubrió. Porque poco después el Señor fue crucificado, y
ya no le vieron; poco después resucitó, y le vieron. Dijo entonces "Y ya
no me veréis", porque en adelante ya no volvieron a ver a Jesucristo en
carne mortal.
Alcuino
O de otro modo: Poco, es el tiempo que pasará sin verme; esto es, los tres días que descansó en el sepulcro. Y también será poco el que me veréis; esto es, aquellos cuarenta días en que con frecuencia se les apareció después de su pasión, hasta su ascensión. Y por esto me veréis aquel corto tiempo, porque voy al Padre, pues no permaneceré corporalmente en la tierra, sino que subiré al cielo con la humanidad que tomé.
Sigue:
"Conoció el Señor que querían preguntarle, y les dijo: Discutís entre
vosotros porque me habéis oído decir: Un poco y no me veréis. En verdad, en
verdad os digo, que vosotros lloraréis y gemiréis". Conociendo el piadoso
Maestro la duda de sus discípulos, les contestó exponiéndoles lo que había
dicho.
San Agustín, ut supra
Lo cual
puede entenderse de este modo: Como los discípulos se habían entristecido por
la muerte del Señor, y alegrándose en seguida por su resurrección; por el
contrario, el mundo (con cuyo nombre se entienden los enemigos por quienes
Cristo fue muerto), se alegró por la muerte de Cristo, cuando los discípulos se
afligieron. Por esto dice: "Pero el mundo se alegrará".
Alcuino
Esta palabra
se aplica a todos los fieles que en virtud de las tribulaciones y lágrimas de
esta vida caminan a los gozos de la eterna. El mundo se goza con las lágrimas
de los justos, porque goza la presente vida sin esperar nada de la otra.
Crisóstomo, ut supra
Manifestando
después cómo la tristeza, aunque breve, engendra el gozo, y éste es eterno,
trae un ejemplo mundano, diciendo: "La mujer cuando ha de dar a luz se
entristece, porque ha llegado la hora; pero cuando le nace un niño ya no se
acuerda de su apuro por la alegría de que ha dado un hombre al mundo".
San Agustín, ut supra
Este símil
no es difícil de entender, porque la comparación es manifiesta. Pues sigue:
"Vosotros en verdad padecéis ahora tristeza, pero os volveré a ver y se
alegrará vuestro corazón". El acto de dar a luz se compara a la tristeza,
y el nacimiento al gozo, el cual suele ser mayor cuando nace niño y no niña.
Pero continúa: "Y vuestro gozo nadie os lo quitará", porque el gozo
de los mismos es Jesús y significa lo que dijo el Apóstol: "Cristo resucitando
de los muertos, ya no muere" ( Rom 6,9).
Crisóstomo, ut supra
También
significa el ejemplo mencionado anteriormente, que Jesucristo quitó las
angustias de la muerte y regeneró al hombre nuevo: y no dijo que ya no
sentirían tribulación, sino que ni aun se acordarían de ella: ¡tanto es el
gozo, que la sobrepasa! y así será en los santos. Y no dijo: Porque ha nacido
un niño, sino hombre, aludiendo disimuladamente a su resurrección.
San Agustín, ut supra
Acerca de la
futura visión y gozo del que arriba se ha hablado, creo que debe entenderse
mejor: "Un poco, y ya no me veréis": un poco es todo el tiempo de
este mundo que pasa volando. Por esto añadió "porque voy al Padre",
lo que debe referirse a las anteriores palabras que dijo: "Un poco, y ya
no me veréis", no refiriéndose a las siguientes que dijo: "Un poco, y
me veréis"; porque yendo al Padre había de suceder que no le vieran.
Díjoles, pues: Un poco, y ya no me veréis", a los que entonces le veían
corporalmente, porque yéndose al Padre, no le habían de ver en lo sucesivo en
cuerpo mortal, como le veían cuando esto les decía. Pero lo que añadió: "Y
otro poco, y me veréis", fue promesa hecha a la Iglesia. Este poco nos
parece a nosotros muy largo, porque aun dura; pero cuando se concluya entonces
comprenderemos que fue corto.
Alcuino
La mujer es
la Santa Iglesia, por la fecundidad de sus buenas obras y porque engendra para
Dios hijos espirituales. Esta mujer, mientras da a luz, esto es, mientras se
afana en hacer progresar al mundo en la virtud y mientras es tentada y afligida
por todas partes, se entristece porque llegó la hora de sus sufrimientos y
porque nadie ha aborrecido su propia carne.
San Agustín, in Ioannem, tract., 101
Y sin
embargo, en este gozo del parto no estamos tristes sino, según el Apóstol ( Rom
12,12), con frecuencia alegres, porque esa misma mujer con quien somos
comparados, se alegra más por la futura prole que lo que se entristece por el
presente dolor.
Alcuino
Cuando
hubiere dado a luz, esto es, cuando victoriosa de los trabajos de la pelea
alcanzare la palma del triunfo, ya no se acuerda de los apuros pasados por el
gozo de la recompensa recibida; "Porque ha nacido un hombre al
mundo". Y así como la mujer se alegra de haber dado un hombre al mundo,
así la Iglesia se llena de gozo cuando nace para el cielo el pueblo fiel.
Beda, ut supra
No debe
parecer nuevo el que se dé el nombre de nacido al que deja el peregrinar
terreno, porque así como se acostumbra a llamar nacido al que saliendo del seno
materno entra en la luz de este mundo, así también puede llamarse nacido al que
libre de los lazos de la carne se eleva a la luz eterna; por esta razón las
solemnidades de los santos no se llaman muerte, sino nacimiento. da a luz
Alcuino
Aquello que
dice: "Os veré otra vez", quiere decir, os uniré a mí mismo, u otra
vez apareceré visible y se alegrará vuestro corazón.
San Agustín, ut supra
En este tiempo la Iglesia está con las labores, con anhelo al fruto de todas sus trabajos, pero en aquel momento dará a luz contemplandolo. Será también entonces, un Niño, porque a tal fruto de su contemplación están referidas todas las obras de su actividad. Sólo El en verdad es libre, porque es deseado por sí mismo y no está referido a otra cosa. Para ésto sirve la actividad, que es realizada al servicio de El. En consecuencia, encontramos así el único fin que puede satisfacernos, porque será eterno, ya que ningún fin puede llenarnos plenamente sino el que se refiere a Aquel que no tiene fin. Por esta razón lo único que nos satisface es lo que oportunísimamente oímos: "Nadie os quitará vuestro gozo".